Aquella afirmación de Macri, en su reciente visita a San Rafael, reiterando su anhelo por la concreción del proyecto Portezuelo del Viento hacía suponer un rápido desenlace en el conflicto, teniendo en cuenta que todo dependía del punto de vista del propio Presidente. De su decisión dependía el futuro del emprendimiento. Había dicho el titular del Ejecutivo en su rápido paso por el sur provincial que su gobierno no dejaría de insistir “hasta poner en marcha” la anhelada presa.
Y esa resolución llegó en la semana al conocerse el laudo presidencial que viabiliza la obra y le da el sí a nuestra provincia, principal promotora del ambicioso proyecto ante la vehemente negativa de La Pampa.
Precisamente, el gobernador pampeano, Carlos Verna, expresó el mismo día de la resolución presidencial que se estaba ante “una grave violación de los más elementales principios republicanos, ya que (el arbitraje) se convierte en una acción del Poder Ejecutivo nacional que compromete la imparcialidad e independencia del Presidente”. Es decir, el gobernador Verna acusó a Macri de haber obrado con favoritismo hacia Mendoza y su gobernador, cuando en la práctica lo que hizo fue arbitrar en un conflicto de difícil resolución entre las partes pero pensando ante todo en los beneficios que para todo el país significa la obra.
En declaraciones efectuadas luego de conocerse el laudo, el ministro de Gobierno, Dalmiro Garay, dio definiciones muy acertadas sobre los alcances de la decisión presidencial. “Es un laudo que favorece a los argentinos porque agrega una presa..”, central que aportará energía al sistema integrado nacional.
Obviamente, el beneficio será para Mendoza como promotora en cuestión, como también la generación de mano de obra y el posterior movimiento turístico que se generará en la zona. Pero no deja de ser un logro para muchos años de esperanza mendocina, muchas veces mal manejada políticamente por los propios mendocinos, es cierto.
Julio Cobos, por ejemplo, destaca (ver página 4A) que los dos gobiernos que lo sucedieron en la provincia, el de Jaque y el de Pérez, no priorizaron Portezuelo del Viento, luego de que durante su gobierno, en 2004, influyera para que el entonces presidente Kirchner se interesara por la realización del emprendimiento. No tuvo éxito en aquella oportunidad.
Era de esperar esta postura de Macri, puesto que cuatro de las cinco provincias que forman el Consejo de gobierno del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado habían aprobado hace poco más de un año el inicio de los trabajos. Sólo se opuso La Pampa, pero el estatuto de dicho comité establece que para que este tipo de emprendimientos se lleve a cabo se requiere el acuerdo unánime de los miembros.
Macri, en sintonía con la postura de Mendoza, Neuquén, la provincia de Buenos Aires y Río Negro, dio el sí que nuestra provincia estaba esperando. Se decidió.
Nada frena algunas versiones. Un aspecto a destacar es el momento en que sucede este pronunciamiento presidencial para destrabar Portezuelo del Viento. Más allá de la cordialidad expresada por las partes con motivo de la visita presidencial a San Rafael, se mantienen las versiones sobre algunas tensiones entre el cornejismo y el macrismo por el armado de listas con vista a las elecciones del año próximo.
En el Pro siguen asegurando que en el breve encuentro en el sur provincial, el Presidente y el Gobernador no hablaron sobre candidaturas. Y es probable. Cuesta creer que una visita fugaz sirva para poner en marcha ese tipo de negociaciones, que generalmente son delegadas en figuras que representan a uno y otro referente.
En todo caso no habría que descartar que detrás de toda esta ola de rumores se siga moviendo una suerte de interna en el frente gobernante en la provincia, por la simple razón de que muy probablemente la coalición no llegue a las PASO 2019 sólo con precandidatos promovidos por el socio mayor de la misma, el radicalismo.
Hay quienes aseguran que si Cornejo en algún momento del trayecto hacia las primarias tuviese que influir partidariamente sobre el elegido para pelear por su sucesión, sólo optaría entre representantes del radicalismo. Es sabido que el Pro mendocino tiene ya anotado al intendente de Luján, Omar de Marchi, en esa carrera hacia la Gobernación.
Si bien es probable que ese juego de intereses alimente tantas versiones e interrogantes que circulan sobre la relación actual entre Cornejo y el Presidente, no pocos cercanos al jefe del Ejecutivo provincial se encargan de aclarar insistentemente que no hay ninguna posibilidad de un deterioro de la relación hasta ahora mantenida.
Es que la noticia sobre Portezuelo del Viento fue, como ya se ha señalado, una satisfacción muy especial para Cornejo y su gobierno, que tal vez hasta le permita dejar de lado por ahora el enojo con Aranguren por la venta de acciones del Estado nacional en Transener.
Y si generó mucho ruido político aquella carta firmada por Cornejo pidiéndole explicaciones al funcionario nacional, con más razón hay que pensar en algún sobresalto mayúsculo en la conducción del radicalismo luego de que el ministro de Energía desestimara sin ningún tipo de contemplación el planteo hecho desde el centenario partido con Cornejo a la cabeza.
Es la “energética” una crisis política que probablemente tenga un intervalo, pero que en algún momento el Gobernador reflotará para no perder esa doble función que le compete a un socio partidario de una coalición gobernante: compartir pero sin aplaudir por el solo hecho de aplaudir.
Pero Portezuelo llega en un momento muy importante de la actual gestión provincial. A mitad de mandato, Cornejo necesita mostrar iniciativas que se proyecten en el tiempo y que le permitan demostrar que lo suyo no es sólo una buena administración y eficientización del gasto. Aunque hay que reconocer que el descalabro que heredó su gobierno lo transforma automáticamente en un notable gobernante por el simple hecho de administrar bien.
Coinciden varios analistas políticos nacionales que el gobierno del presidente Macri atraviesa un tiempo de turbulencias generadas por sus recientes medidas y proyectos, al punto de haber perdido su imagen varios puntos porcentuales luego del resonante triunfo electoral de octubre. Nada que no pueda ser subsanado si la política tiene el protagonismo que debe tener en toda estructura de gobierno.
En ese contexto el vínculo con Mendoza a través de la relación con el Gobernador es algo indudablemente de menor prioridad para el jefe del Ejecutivo nacional. Pero como una personalidad política tan respetada en el país, como la de Cornejo, merece siempre una atención preferencial, este gesto de laudar sobre Portezuelo en los hechos muestra el interés de la Nación por reparar los cortocircuitos que generaron decisiones inconsultas.
Después de todo, Cornejo es duro, pero un mimo siempre viene bien.