El gas se mezcló con el dólar y las tasas - Por Rodolfo Cavagnaro

En el medio de las tensiones monetarias y cambiarias, el problema tarifario agregó elementos de tensión.

El gas se mezcló con el dólar y las tasas - Por Rodolfo Cavagnaro
El gas se mezcló con el dólar y las tasas - Por Rodolfo Cavagnaro

Una semana lamentable vivió el país por la sucesión de hechos y actitudes de la clase política que no dan muchas esperanzas de que se pueda recorrer un camino serio. Este escenario es el que causa reacción en la población, que no quiere más ajustes si no se le dice con claridad cuál es el destino buscado.

La política de tasas del Banco Central, tomada como tasa de política monetaria, se expresa a través de la suscripción de Letras de Liquidez (Leliq), y si bien se mantiene excesivamente alta, cercana al 74% anual a siete días, tuvo sobre el fin de semana algunas bajas simbólicas que algunos operadores interpretaron como una señal de la liquidez se está agotando, dada la decisión de no expandir la base monetaria hasta junio de 2019.

Pero, en simultáneo, el Ministerio de Hacienda hizo una nueva ronda de suscripción de Letras de Capitalización (Lecap) que se cerraron con tasas de 59,5% a 132 días promedio, mientras una nueva licitación de letras en dólares (Letes) convalidó una tasa del 6% anual en un plazo de 224 días.

Este escenario de tasas se convierte en el centro de atención toda vez que el dólar se mantuvo con cierta estabilidad dentro de las bandas de intervención, que el BCRA fijó entre $ 34 y $ 44, y ha oscilado entre los $ 38 y $ 39 sin intervención del Banco Central pero muy encorsetado por el nivel de las tasas.

Este escenario de la divisa norteamericana toma relevancia porque, en forma simultánea, se estuvo produciendo una suba de las tasas en EE.UU., que adquirió signos de preocupación cuando la tasa de los bonos superó el 3%, para rondar en la semana en 3,20% a 10 años y en 3,75 a 30 años. Esto provocó una suba del dólar y la devaluación de las monedas de países emergentes, entre ellas la de Brasil. Sin embargo, hubo algunos movimientos que nuestras tasas neutralizaron sin problemas.

El panorama, desde el punto de vista financiero, se muestra medianamente controlado salvo que por el actual nivel de tasas la economía está retrocediendo, y esto se comienza a sentir en el nivel de empleo,  no aparecen, por ahora, señales que permitan avizorar una pronta recuperación.

El gas se metió en el medio

La decisión del gobierno de reajustar las tarifas de gas, aplicando un retroactivo de los facturado en el segundo semestre, para ser pagado por los usuarios en 24 cuotas desde enero, con un costo financiero del 42% anual despertó las más feroces críticas por parte de los usuarios, fue aprovechado por la oposición y le sirvió al radicalismo para imponer las políticas que más le gustan: que pague el Estado, lo que no lo diferencia mucho del kirchnerismo.

Siempre, cuando se hacen los cálculos tarifarios del siguiente trimestre, se corrigen posibles desfasajes anteriores y se trasladan a las tarifas nuevas. Cuando una tarifa está vigente no se puede modificar. Esto está así expresado en el marco regulatorio que aprobó el peronismo en 1992 y el ajuste es obligatorio y, por lo tanto, legal.

Lo que no era legal era la pretensión de cobrar en forma retroactiva sobre facturas ya canceladas porque se violan los derechos de los consumidores, y eso era ilegal. Frente a las quejas, el radicalismo propuso que lo absorbieran las empresas, en un 50% y el Estado, en la otra proporción. El gobierno decidió que lo pagará todo el estado en 30 cuotas desde el 30 de octubre de 2019.

Esta marcha atrás trajo todo tipo de coletazos. Desde la cínica indignación de Cristina Kirchner, diciendo que no se debía pagar subsidios a las empresas (algo que ella hizo en mucha mayor proporción durante 8 años) hasta el oportunismo de los gobernadores que amenazaron no aprobar el Presupuesto y consiguieran que el gobierno eliminara la propuesta de cara las exenciones al impuesto a las ganancias.

Todos se preguntan por qué el secretario Iguacel dictó esta resolución, arriesgando su cabeza, cuando era una decisión que debía tomar el Energas, que es el organismo de aplicación. Al parecer fue una jugada política en la que el Secretario entró como un caballo, porque el Enargas, en lugar de hacer lo que debía, se lo pasó y este firmó la resolución, incluso sin informarle a su ministro, Dujovne, que estaba de viaje.

El temas del gas y las formas van a marcar los próximo ajustes tarifarios en el humor social y será muy importante que los funcionarios implicados se manejen con suma cautela porque las quejas no son ideológicas sin que manifiestan el mal humor que la inflación y la recesión están causando en la población.

El mundo nos vuelve a pegar duro

La semana pasada comenzó un movimiento peligroso cuando se produjo una escalada en la tasa de los bonos de EE.UU. que superó el 3%. Pero esta semana el problema recrudeció por datos de la economía estadounidense, ya que la inflación marcó 2,5% y generó tenor en los inversores, que llevaron la tasa a 3,20 y generó un  alza del dólar contra el resto de las monedas del mundo.

No obstante, el jueves hubo un descanso, el panorama se complicó por el duro ataque que el presidente Trump lanzó contra la Reserva Federal por el manejo de las tasas, pero el organismo regulador ve con preocupación un cierto recalentamiento de la economía, dada no solo por la tasa de inflación, sino también por la baja tasa de desempleo, que augura una demanda sostenida.

Por otra parte, la suba del dólar generó bajas en los precios de los granos, aunque sigue subiendo el precio del petróleo porque el cartel de la Opep se niega a aumentar sus cuotas de producción. El mundo económico, además, está preocupado por las imprevisibles consecuencias de la guerra comercial desatada entre EE.UU. y China. Todo contribuye a un panorama de incertidumbre que llevó al FMI a pronosticar un menor nivel de actividad a nivel global producto de estas tensiones.

El panorama completo es complejo a nivel global y toma a la Argentina en una extrema debilidad, que se mantiene en un equilibrio inestable solo contenido por elevadas tasas de interés, que no deberían durar durante mucho tiempo porque se producirían problemas muy graves en el sistema productivo.

Por hora todo se mantiene tenso esperando que alguna buena noticia compense un año para el olvido donde se juntaron demasiadas cosas para un país que arrastra debilidades estructurales. Hoy, depender de hechos externos o de alguna noticia de la naturaleza es una muestra cabal de dichas debilidades.

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