El futbolista juvenil mendocino Joel Garbuio es una de las grandes promesas de Lanús

La historia del delantero que nació en Las Heras y jugó en Fiorentina (Italia) y Gimnasia LP. Hoy es una de las esperanzas del "granate".

El futbolista juvenil mendocino Joel Garbuio es una de las grandes promesas de Lanús

Joel Andrés Garbuio nació en Las Heras, el 24 de febrero de 1996 y toda su vida ha estado ligada al fútbol. Sobre sus comienzos recordó: "empecé a jugar desde chico porque a mi papá le encanta el fútbol y él me entrenaba en el patio de mi casa, me hacía patear contra las paredes y ahí empezó mi gusto por probarme en algún club".

“Comencé en una escuelita de fútbol que se llamaba ‘Darío Felman’. El entrenador era Jorge Toledo, quien es y será como un padre para mí; él me llevó a Gimnasia de La Plata en 2010” rememoró.

“Después de estar en Gimnasia, donde no pude firmar para jugar en AFA, me fui a Italia, a la Fiorentina, y estuve seis meses y me fue muy bien, pero no pude quedarme por problemas de representantes. Además era chico y no tenía familiares cerca que me acompañen”.

Todos los países y todos los clubes son dueños de diversas formas de entrenar a sus deportistas. Acerca de esa diferencia en cuanto al entrenamiento, señaló: “en ambos países se entrena diferente, aunque no deja de ser fútbol y se juega con una pelota y once jugadores de cada lado. La diferencia es que se entrena de otra manera: en Argentina nos preparan como si fuéramos caballos, nos entrenan para volar. Allá la calidad de los jugadores es totalmente diferente, comparándolo con Sudamérica. En Europa te dan mucha más técnica y temperamento para tener más noción del juego dentro de la cancha”.

Su padre (Marcelo, vive en España) al igual que su madre (Silvana Páez) son dos pilares inamovibles en su desarrollo como futbolista y como ser humano, por eso el delantero de 19 años les hace un lugar en sus declaraciones: “con mi papá la relación siempre fue buena. Más allá de lo lejos que estamos, siempre nos mantenemos comunicados. Juego para darles una alegría inmensa a ellos. Me pone muy contento ver a mi mamá feliz”.

Sobre su adaptación a una vida lejos de su familia, explicó: “me pude adaptar por el amor incondicional hacia el fútbol, no existe otra explicación: si no amas esto no podrás hacerlo. El apoyo incondicional de mi familia, que están en los momentos malos y en los buenos, es fundamental.  La adaptación es complicada para el que no le gusta”.

El club Lanús ha sido una de las instituciones que mayor crecimiento ha desarrollado en los últimos años. Sobre el modo de trabajo del “Granate” dijo: “Guillermo (Barros Schelotto, director técnico del primer equipo) y Ramón (Cabrero, Manager del club) son la elite del club por los logros que han obtenido este gran club como es Lanús hoy en día. Ellos están constantemente observando todo en inferiores y charlando con el cuerpo técnico de cada categoría”.

“Debuté en Reserva contra Gimnasia de La Plata y tuve el placer de jugar en el estadio donde juega la Primera (estadio Ciudad de Lanús – Néstor Díaz Pérez) porque ese día hacíamos preliminar. Fue todo un sueño. Apenas podía pensar de los nervios que tenía (risas). Son los primeros pasos que tenés que cumplir para llegar” esbozó.

Esperando el momento en que llegue el día del debut en Primera división, Joel contó cómo se relaciona con los futbolistas mendocinos con los que compartió (y comparte) plantel: “con Andrada (ex Lanús y actual arquero de Arsenal) tenemos el mismo representante y fuimos a comer juntos varias veces. Es una gran persona. Con Pipi (Carlos Araujo) no he tenido la posibilidad de hablar mucho, pero no niego que es un grande, sin dudas”.

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