Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
Mendoza ha vuelto a respirar fútbol como no pasaba desde hace décadas, cuando la llegada de la televisación del fútbol de primera fue mermando las ganas de la gente de asistir a las canchas de nuestros equipos.
La llegada de Gimnasia a la Primera B Nacional y de Gutiérrez al Argentino A, con lo cual se recuperan dos clásicos de los más importantes, han contribuido a esta futbolización de nuestras calles. Y hasta, en menor medida, la vuelta de Rodeo del Medio a los torneos de la Liga que hará que haya clásico con Fray Luis Beltrán y se movilice una zona importante de Maipú.
No es casualidad que veinte días antes de la disputa de esos dos choques ya se hable, y mucho, de ello. Si hasta, como suele pasar con River y Boca, los dirigentes, los jugadores y los hinchas ya piensan más en el 24 de marzo que en los partidos que quedan en el medio hasta llegar a la séptima fecha.
Incluso en plena Vendimia, que suele eclipsar a cualquier otra noticia provincial, las autoridades de seguridad tuvieron que tomarse un tiempo para definir cómo y dónde se jugaría cada uno de estos “súper” encuentros.
La decisión no fue la misma para cada caso. Gimnasia e Independiente decidieron jugar de local y está bien que así sea.
El hincha debe tener sentido de pertenencia y en Mendoza hace rato que se había perdido. La campaña que hicieron los gimnasistas en las redes sociales defendiendo su localía es una muestra más de que algo está cambiando en esta provincia. Además, después de ver la cancha sintética de Juan Aurich en la que River tuvo que jugar por la Copa Libertadores, es una locura que un club que tiene su estadio hecho una pinturita (así pasa con blanquinegros y azules), tengan que renunciar a recibir a los “primos” en su casa.
Otro dato que debe hacer inflar el pecho a los hinchas de ambos clubes es el que se conoció el viernes, que asegura que la AFA ha elegido a este clásico como el más importante de la Primera B Nacional en la actualidad.
Gimnasia e Independiente han escrito páginas gloriosas del fútbol mendocino, por sus planteles han pasado figuras que han quedado en la historia no sólo de Mendoza, sino también del fútbol argentino, y eso se reconoce desde Buenos Aires.
Fue por eso que la Televisión Pública vino especialmente a filmar un documental y destacó la figura de un “personaje” querido por todos, Víctor Antonio Legrotaglie, el mejor jugador que pisó las canchas mendocinas, algo que nadie discute.
Sólo faltará la hinchada visitante en cada uno de los choques, pero esto tiene más que ver con una decisión de la AFA, la que rige para todo el país, que con la determinación de los dirigentes.
En el caso de Gutiérrez y Maipú, los “vecinos” aprovecharon que el Consejo Federal da la posibilidad de que se juegue con público visitante y se enfrentarán en el Estadio Malvinas Argentinas, en lo que debería ser una fiesta. Esta será una oportunidad para que mostremos que en nuestra provincia hay una conciencia distinta a lo que ocurre -hoy por hoy- en el ámbito nacional.
Los dirigentes de ambas instituciones deberán trabajar incansablemente para que no haya ningún inconveniente. El último antecedente no es muy alentador, ya que en los festejos de los Celestes por el ascenso barrabravas cruzados mataron a un hincha gutierrino.
El fútbol ha vuelto a ser tema de discusión en los cafés, ahí donde cada disertante es un técnico en potencia. Pero también en las mesas familiares, donde se recuperaron las charlas y los almuerzos a horas poco acostumbradas porque hay que ir a la cancha. Los chicos vuelven a sentir el orgullo de ponerse la camiseta del club local y van archivando las de Boca, River y hasta las internacionales.
Incluso en los propios clubes se ha "legislado" al respecto y se prohíbe ingresar a las instalaciones con una remera que no sea la del club.
Todas situaciones que nunca deberíamos haber perdido y por las que hay que bregar para que se mantengan.
El fútbol es una fiesta cuando se vive como lo que es, un deporte multitudinario, y no como un escaparate para descargar las frustraciones personales.