Fue una semana distinta. Agradablemente diferente para quienes intentan cambiar una sociedad que está viciada con situaciones poco felices. Fue una semana futbolística, pero dominada por las mujeres y eso, que no debería ser una curiosidad, lo es porque el fútbol es un ambiente todavía marcado por el machismo y entonces es una rareza ver que las noticias llegan del lado de las féminas. Fue una semana en la que en las canchas hubo muchas más protagonistas que las madres de los árbitros, quienes hasta ahora eran las únicas a las que se las recordaba en cada cancha.
Pero “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, dice Joan Manuel Serrat y eso es lo que ha pasado. Como si fuera un guiño del destino, las selecciones femeninas y masculinas de fútbol tuvieron competencia en la misma época y mientras las chicas llenaron la cancha de Arsenal y consiguieron un triunfo que las metió en el Mundial de la especialidad, lo que hizo que el país estuviera pendiente de ellas; los muchachos apenas pudieron convocar a un número importante de gente en Córdoba. Una clara muestra de que no enamoran.
Estamos, aunque muchos no lo entiendan, frente a un gran cambio cultural y la sociedad lo demuestra de a poquito. La falta de indumentaria femenina, la negativa de los clubes a brindar espacios para los entrenamientos y canchas para los partidos, la existencia de plateas exclusivas para damas, la ausencia de una retribución económica y las situaciones de machismo y xenofobia dentro de las instituciones son algunas de las trabas que alejaban a las mujeres de la práctica del fútbol, de la asistencia a los estadios como espectadoras y de la asunción de roles como dirigentes. Y esto no era hace décadas. Pasaba hasta hace muy poco.
Esta semana también se dio la noticia de que la Liga Inglesa de Fútbol será dirigida por una mujer. Siendo la primer gran liga deportiva en dar un paso enorme. La noticia tiene más eco porque se da justo en Inglaterra, una sociedad muy conservadora y en el país en el que el fútbol dio sus primeros pasos. En Argentina vamos lento con ello.
En el año 2015 se sancionó la Ley 27.202, más conocida como Ley del Deporte, que en uno de sus artículos establece "la igualdad de oportunidades en términos de género de participar e intervenir en todos los niveles de adopción de decisiones en el deporte y la actividad física". A las claras, esta normativa hoy no se cumple en el fútbol argentino. Son pocos los casos de mujeres que integran comisiones directivas en clubes o que tienen perspectivas de llegar a la AFA.
“Las mujeres son más ordenadas que nosotros y empujan mucho más en las Comisiones Directivas”, me contaba un dirigente del rugby los otros días, justo horas antes de que CUBA (Club Universitario Buenos Aires) decidiera dar un lógico paso y abrir el club a las damas, algo que tenía vedado mostrando una postura retrógrada que saludablemente se ha cambiado.
Lo mismo que pasó en Irán, dónde el fin de semana pasado se levantó la prohibición de que las mujeres pudieran ir a los campos de juego. Una locura que se extendió por más de 40 años. Así hubo mil mujeres disfrutando en la tribuna algo que siempre debieron poder hacer.
La decisión del gobierno de Irán está motivada por la intensa campaña de lobby efectuada por Open Stadiums, responsable última de que el acceso a los partidos de fútbol se haya convertido en el gran campo de batalla por el empoderamiento femenino en el país.
El mes pasado Racing presentó una camiseta especial, de edición limitada, en homenaje a todas las mujeres. La casaca azul, alternativa, tiene en la parte delantera la figura de una mujer con un gorro de graduación y un diploma en forma de cuerpo con las iniciales del club de Avellaneda. "Ella le hace honor a su nombre; ella es la Academia", es el slogan de la campaña.
Para el final, es bueno recurrir a las palabras de Mónica Santino, fundadora y directora de la escuela de fútbol femenino "La Nuestra Fútbol Femenino”: “El fútbol siempre fue feminista. Reparte poder entre un equipo, nadie gana un partido en soledad. Demuestra que cada singularidad es importante. Construir colectivamente para transformar es lo que enseña permanentemente. El que sobra al rival, teje artimañas tarde o temprano se queda afuera. Con todo eso no tenemos nada que ver. Salimos del vestuario para cambiarlo todo. De las canchas no nos sacan nunca más. No estamos de moda. Donde existe una necesidad hay un derecho dijo una de las mujeres más importantes de la historia argentina. Y de ese material estamos hechas. No nos frenan sacándonos los pañuelos verdes porque habrá otra compañera para reponerlo. No nos frenan quitándonos la pelota. Habrá otra compañera para recuperarla. Sin nosotras nunca más”.