Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
Un pulmotor por acá, o quizá habría que pedir un resucitador. El fútbol argentino está recibiendo mandobles con una asiduidad poco saludable y -hoy por hoy- se encuentra en terapia intensiva y con pronóstico reservado.
Las constantes luchas intestinas de los dirigentes lo han llevado a ese estado crítico que día a día padecemos quienes amamos al deporte.
Desde la muerte de Julio Grondona los problemas fueron golpeando como si del otro lado estuviera el boxeador Mike Tyson tirando sin contemplación.
“Cuando entré en la AFA, después de la muerte de Julio (Grondona), se transformó en una anarquía, donde es difícil ponerse de acuerdo y hay un desgaste grande. Lo viví con el tema de la Liga. Pensé que iba direccionado a un lugar y me di cuenta que hoy el sillón es más importante que la gestión y la transformación”, decía hace un tiempo Juan Sebastián Verón.
La “Brujita” ayer figura de la Selección argentina y hoy presidente de Estudiantes de La Plata, pasó por varias ligas de Europa, donde la organización y la seriedad que se les imprimen a los certámenes distan mucho de lo que se vive en nuestro país.
Y como para muestra basta un botón, como decían los abuelos, la situación se puede graficar con lo que pasó esta semana en Inglaterra, donde una cámara oculta que se les hizo a varios protagonistas de la Premier League, la más lucrativa del mundo según las últimas estadísticas, derivó en un escándalo con renuncias incluidas.
Una investigación del Daily Telegraph mostró a un agente de jugadores acusando a 10 técnicos de aceptar sobornos relacionados con transferencias de futbolistas.
Entre ellos se encontraba Sam Allardyce, el técnico de la selección nacional, quien había asumido hacía sólo 67 días y fue rápidamente despedido.
“Si vamos a ser firmes sobre el comportamiento de la gente en el fútbol en Inglaterra e internacionalmente, entonces tenemos que cumplir con esos mismos valores”, dijo el director de la FA, Greg Clarke.
Pero no sólo los dirigentes actuaron con celeridad, también lo hizo el gobierno británico, que salió a pedir explicaciones.
Para aplaudir de pie.
Cintura sobre todo
La celeridad en la toma de decisiones es siempre un plus para la resolución efectiva de los problemas, pero eso en la Argentina es una práctica olvidada.
Por eso, más allá de que uno esté o no de acuerdo, no se puede ignorar que no habrá ninguno como Julio Grondona, a quien estos paros indeterminados o el papelón de la votación para elegir presidente no le hubiera pasado.
Recuerdo que cuando Maradona dio positivo en el Mundial del ‘94 en Estados Unidos, Grondona lo primero que hizo fue desafectar a Diego del plantel. Con eso cerró todos las caminos para que Argentina tuviera una sanción más importante.
Y eso lo reconoció alguna vez Joao Havelange, presidente de la FIFA en aquel momento. “Yo estaba preocupado porque podían tomar la decisión de que toda la delegación argentina se fuera. Entonces Grondona desligó a Maradona. Y así fue que la delegación se quedó”.
Grondona supo ser un gran piloto de tormentas y por eso se mantuvo tanto tiempo en el cargo, más allá de que es el “padre” de esta dirigencia que se acostumbró a vivir de las dádivas y malgastar los fondos que no tenían.
Es que una AFA protectora, con el objetivo de tener votos cautivos, siempre salía a apagar los incendios de las instituciones. Esa actitud, que se enquistó en la dirigencia, hoy es la que ha hecho que no haya fútbol el fin de semana en el ascenso nacional.
Desde la llegada del “Fútbol para Todos”, que no es otra cosa que un subsidio dado por el Estado Nacional a cambio de los derechos de televisión, los clubes se han dormido en los laureles. Ya no salen a conseguir sponsors, ya no les importa hacer campañas de socios, ahora sólo exigen cada día más dinero y hacen con ese monto lo que quieren.
Es que ni siquiera tienen un estricto control al respecto. En Italia, la Juventus tuvo que descender por la mala administración de sus autoridades, como para sumar otro ejemplo. Esta semana, desde la AFA se advirtió que ello pasara desde el 2017. Habrá que esperar que así sea.
Armando Pérez, presidente de la Comisión Normalizadora, recordó que el presidente de la Nación, Mauricio Macri, le dijo lo siguiente previo a estar al frente de AFA: “Que los políticos son difíciles, pero la verdad Armando que son mucho más difíciles los dirigentes de fútbol, así que pienso que tenés un lugar demasiado problemático”.
Y vaya si lo es. El paro impulsado por la B Nacional, más allá de que la plata que le habían prometido fue depositada aunque con un retraso de casi un mes, es un fiel reflejo de la dificultad que conlleva tratar de manejar el fútbol.
La decisión no tuvo unanimidad y por lo bajo o en off the record, hay dirigentes que apoyan la medida del gobierno de no dar más millones a las instituciones y obligar a que los dirigentes gestionen.
“Es inviable nuestra categoría. No tenemos posibilidades de seguir jugando porque no tenemos recursos, no sabemos cuándo cobramos y no nos cumple la Junta Normalizadora. Nuestros clubes son pobres y si no nos pagan no tenemos”, fueron más o menos las frases recurrentes que se escucharon de la gente del ascenso.
Yo pregunto...
¿Si no tenés recursos, para qué decidís participar de una categoría profesional? Es más lógico dar un paso al costado y darle el lugar a otro. Porque los clubes de la B Nacional ya no piden sólo dinero, sino también descuentos en los pasajes, algo así como que afirman que la actividad debe ser subvencionada.
Algo similar pasa con la Liga Mendocina, en donde los clubes pelean, cada tanto, con el gobernador de turno sobre quién debe pagar los operativos policiales.
En el caso local, si Godoy Cruz puede tener superávit desde hace varias temporadas y construyó el hermoso predio de Coquimbito. Si Gimnasia puede crecer a pasos agigantados en lo institucional y en lo deportivo (en este caso sin ayuda del Estado, algo de lo que se quejó su vicepresidente hace poco), ¿por qué Independiente tiene una deuda de más de diez millones de pesos y necesita recurrir a los subsidios?
Habrá que poner un coto a la intervención gubernamental y hacer ver que es hora de ponerse los pantalones largos y darle transparencia a las instituciones.
Basta de un Estado paternalista. De vivir siendo parásito de la sociedad, a la que le piden el aporte por la televisación y también le cobran una entrada nada económica para el evento.
Bienvenida sea la transparencia inglesa entonces, y ojalá la situación comience, de una vez por todas, a encarrilarse. De mover el cuerpo de los clubes y no acostumbrarse a vivir en terapia intensiva.
Y tengamos siempre en cuenta que el que sueña que se muere se terminará muriendo.