Monoambiente en la Paternal, sexto piso. "¿Me preguntabas por la música negra?". Santiago Moraes se asoma por el balcón. Argentina acaba de ganarle a Nigeria. "Nos encanta el blues, el reggae. Bueno, el rock viene de ahí también, no? Del rhythm and blues. La música que primero hicieron los negros".
Si bien su apellido es portugués y su padre nació en un pueblito cercano a Brasil, Santiago siente, reflexiona, pausa y habla en uruguayo. La madre, cuenta, viene del mar, de la zona de Canelones. El padre, de Bella Unión, en el mismísimo trifinio, la triple frontera.
También Los Espírutus proviene de un trifinio, pensamos: la confluencia entre blues, percusión y psicodelia.
“Desde el principio, incluso cuando no había canciones, la premisa, la intención, fue tocar psicodelia, blues y percusión. Desde ahí lo armamos. Y los seis aportamos igualmente al sonido del grupo, cada cual con lo que tiene”, recuerda el que insufla la guitarra y la voz.
En el origen, fue el fango. Ese jugo rioplatense que enchastra los purismos, resbala los géneros, derrite las caretas. Ellos lo cuentan así:
“El fuego los unió una noche, la tormenta se hizo barro con la tierra, los chanchos aullaron, la sangre mojaba sus pies. La danza de los muertos es un rito casi en extinción, los espíritus aún conservan esta antigua y desagradable tradición. Fue Frank Prajkna quien los encontró luego de 28 largos años, dos en la cárcel, uno en el desierto, otro atendiendo un bar... pero ahora han vuelto”.
Pero Santi no se enrosca en iluminar creencias telúricas, ni místicas urbanas premoldeadas por viejos ritos rockeros.
“Trabajamos desde el juego y la improvisación. Juntos, se va armando algo que excede las individualidades”. Y en ese trance entramos todos. Ellos y nosotros. “Sí, está bueno escuchar con los ojos cerrados y dejarse llevar, incluso más allá de las palabras. El ritmo tiene que ver mucho con eso, las percusiones sostenidas inducen a una suerte de trance”.
La psicodelia es un género de los 60 que se asocia con el auge del LSD en la búsqueda por “abrir la percepción” a experiencias extraordinarias.
A partir de eso, hubo un montón de grupos que exploraron sonidos que marcaron una época y luego se atravesó con otros géneros, soul, funk, electrónica.
A Maxi Prietto, por ejemplo, le gusta mucho Silver Apples, de California. En “Contact”, un disco del 69, combinaron batería y sintetizadores, voces espaciales y percusión tribal.
Esa alquimia rítmica lo cautivó. Y esa savia penetró en Los Espíritus: el mantra y los efectos de las mezclas, la unión estimulante.
Prender el camino
Después de grabar “Agua ardiente”, el tercer disco y el que afianzó al grupo y lo derramó por redes y escenarios a velocidad iflamable, a Los espírutus les quedó un bonustrack.
Por eso, a fines del año pasado lanzaron "Guayabo de Agua Ardiente", un Ep que bautizaron con la palabra colombiana para resaca.
La dijo Pipe Correa, el espíritu antioqueño que insufla la batería, el ex Nadie, el músico que llegó desde Medellín 8 años atrás para alinearse con el arrabal blusero y la poesía argentina.
“Los tres temas de ‘Guayabo’ fueron originalmente grabados para el disco ‘Agua ardiente’, pero quedaron afuera. No entraron en la lógica, en la coherencia de ese álbum que, además, estuvo pensado como un vinili, con lado a y b. De modo que decidimos hacer este Ep. Sí, guayabo es resaca en colombiano, lo que pasa después de tomar mucha agua ardiente, por ahí viene la mano”.
Grabar en vivo
Ahora, la estrategia es el camino, grabar sobre la marcha. “Vamos a seguir viajando y tocando en distintos lugares.El próximo disco lo haremos en el camino. Ya grabamos dos canciones en Madrid, después alquilamos un estudio en Berlín y grabamos otros dos temas. Y en Buenos Aires uno con Bombino”, cuenta Santi.
Omara "Bombino" Moctar, el cantante, compositor y guitarrista nigeriano, el violero rebelde del Sahara. Y así vienen ya con cinco temas, en movimiento, al paso. “Es un sueño y queremos cumplirlo. Viene saliendo bien”, asiente Moraes.
Vivo para arder
“Somos un grupo del ‘vivo’. Tocar es lo que más nos gusta hacer y la intención es poder comunicarnos y generar emociones en la persona que está escuchando. Trasportarla a otro lado, poder llegar al otro y hacerle bien, básicamente”, explica Moraes.
No, él no creció con la psicodelia electrizante. En su casa se esuchaba a Silvio Rodriguez, a Zitarrosa, a Mercedes Sosa. “No viene por ahí”, aclara cuando hablamos de su viaje iniciático musical. En la secundaria fue cuando empezó a abrazar la música, a aprenderse canciones, a llenar cuadernos con letras.
“Como a mis 17, mi vieja accedió a comprarme una guitarra. La convenció Maxi Prietto a mi mamá”. Su compañero de colegio Maxi lo interceptó un día: “si te gusta tanto la música, cómo puede ser que no tengás un instrumento”. Él empujó para que la madre aceptara la incorporación familiar de las cuerdas.
“Aprendí solo en casa, nunca fui a profesor ni nada. y bueno así estamos, no?”, ríe.
La Ficha: Los Espíritus
Día y hora: hoy, a las 21
Lugar: N8 (Mitre y Godoy Cruz, Ciudad)
Entradas: Agotadas.