Un combo de malas noticias complicaron a los mercados internacionales y la presión externa no tardó en sacudir al dólar en la plaza local, que puso fin a dos jornadas de caídas y terminó saltando hacia los $37,58 para la venta.
La fragilidad de las monedas de países emergentes, entre ellas el peso argentino, volvió a quedar en evidencia ayer, cuando los inversores buscaron refugio seguro para esquivar las eventuales consecuencias de los malos resultados de empresas de Wall Street, del aislamiento diplomático de Arabia Saudita y de las dificultades de Italia para que la Unión Europea apruebe su presupuesto.
Por la reaparición de la incertidumbre, la demanda del dólar se recalentó en el mercado local desde temprano y la moneda llegó a registrar saltos de hasta 50 centavos. Sin embargo, luego recortó parte del terreno y terminó a $35,68 para la compra y a $37,58 para la venta (16 centavos arriba del lunes) en las pantallas minoristas.
En el sector mayorista, donde operan bancos y grandes empresas, la moneda afrontó la misma presión también desde el arranque y llegó a pisar los $37.
Sin embargo, el clima se apaciguó cuando el Banco Central concretó la licitación diaria de Leliq (Letras de Liquidez) a siete días, con la que absorbió $ 110.929 millones mediante una tasa anual que en promedio se ubicó en 71,392%, pero que tocó máximos de 72,996%.
El billete verde terminó con una ganancia de 13 centavos en las pantallas mayorista y cerró a $36,59 para la venta.
Según los operadores, fue una sesión en la que se priorizó la búsqueda de coberturas frente a la acotada oferta genuina de divisas.
Las Reservas Internacionales del BCRA finalizaron en U$S 48.549 millones, aumentando U$S 52 millones respecto al día hábil anterior.