El francés que venció Los Andes

Invierno de 1930. Un piloto perdido en la nieve y un puestero sancarlino son los protagonistas de este milagro cordillerano que trascendió en los diarios del mundo.

El francés que venció Los Andes

Durante el invierno de 1930,  todo el mundo puso sus ojos en Mendoza. Un piloto francés llamado Henri Guillaumet desapareció con su avión en la cordillera de los Andes y por más de siete días estuvo perdido en Laguna del Diamante.

Por suerte, el joven sancarlino Juan García y su madre lo encontraron exhausto. Se había producido el primer milagro en la cordillera.

Nacido para volar

Henri Guillaumet, nació el  29 de mayo 1902 en Bouy, cerca de Chalons-en-Champagne, Francia. A los 14 años realizó su primer vuelo y tres años después recibió su licencia de piloto civil.

Se convirtió en uno de los pioneros de la aviación francesa en América del Sur. 
Murió el 27 de noviembre de 1940, cuando un avión de combate italiano interceptó y derribó su máquina de Air France sobre las costas de Cerdeña.

Años antes, en 1927, la aerolínea francesa Latécoère , creó una línea de correo aéreo entre Europa y América del Sur. Esta compañía tenía entre sus pilotos a Jean Mermoz, Antoine Saint-Exupèry y Henri Guillaumet.

Un vuelo de rutina

El viernes 13 de junio de 1930, en el aeropuerto de Santiago de Chile, el piloto Henri Guillaumet se preparaba para  despegar con su avión Potez 25 hacia nuestra provincia.

El servicio meteorológico pronosticaba un fuerte temporal en plena cordillera, pero el piloto francés despegó y enfiló hacia el Este. 
La tormenta embistió sobre el avión y tuvo que desviar su curso hacia el sur.  Aún así,  buscó cruzar,  pero le fue imposible y decidió un aterrizaje de emergencia sobre la Laguna del Diamante.

Desaparecido en los Andes

Al no tener noticias desde Mendoza de la llegada de Guillaumet, el jefe de la compañía francesa en Chile  envió varios aviones para buscar la nave desaparecida. Mientras tanto, en la base de los Tamarindos, se corrió el rumor de que la máquina del francés se había extraviado y se montó un operativo  en la zona.

Los diarios de todo el mundo anunciaron la desaparición.  Por varios días, su amigo Antoine Saint Exupèry  realizó varios vuelos de reconocimiento, pero sin resultados positivos.

Ya había pasado una semana y  la esperanza de encontrarlo con vida se desvanecía. Sin embargo, sucedería algo inesperado.

"Je pars vers l'est"

Luego de impactar su avión, el que quedó invertido, Guillaumet se refugió en la carlinga para soportar toda la noche del 13 de junio en medio del gran temporal de nieve y viento que se desató.  Por suerte, entre sus provisiones tenía algo de licor que ingirió para soportar las bajas temperaturas.

A la mañana siguiente, advirtió el sonido de un avión que estaba buscándolo. Desesperado corrió y puso varias bengalas, pero no tuvo efecto.

El aviador pensó que, si se quedaba allí, moriría congelado en poco tiempo. Entonces decidió caminar dejando un mensaje sobre una de las alas del avión, que decía: "Je pars vers l'Est" y partió con una bolsa de provisiones hacia el Este.

Marchó más de veinticuatro horas sin parar. En pleno camino, tuvo un accidente que casi le costó la vida. Al desbarrancarse desde un cerro, perdiendo sus provisiones y el botiquín de primeros auxilios.

Sin alimentos, el francés continuó su marcha por más de 48 horas hasta que por la mañana del día 19 de junio, un jovencito puestero de nombre Juan Gualberto García, lo encontró por el arroyo de Yaucha, muy agotado. El chico y su madre, María Romero de García, auxiliaron al francés y lo llevaron a su hogar en el puesto llamado Cerro Negro de San Carlos.

Abrazo con el principito

Al día siguiente, las autoridades policiales fueron avisadas.  El superviviente  fue conducido a la ciudad donde se encontró con su gran amigo y compatriota, el legendario escritor de “El Principito”, Saint-Exupèry.

El piloto quien fue trasladado al Plaza Hotel para ser atendido por el doctor Pedro Eloy Funes, quien lo encontró en perfecto estado de salud. Todos lloraron de alegría: se ha producido el milagro.

Cuarenta y dos años después, muy cerca de allí, ocurriría otro accidente aéreo y se produciría otro milagro... pero esa es otra historia.

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