En medio del estado de confusión postelectoral producto de la reciente victoria por más de 9 puntos de Mauricio Macri sobre Daniel Scioli en tierras mendocinas, el Frente para la Victoria de Mendoza -más por reflejos individuales aislados que por una acción organizada- comenzó a barajar ideas sueltas para contribuir -hasta donde le sea posible- a una victoria nacional en el próximo balotaje del 22 de noviembre.
Y aunque -hasta anoche- no se habían producido contactos entre integrantes de una conducción del PJ con crecientes diferencias, ayer se barajaba convocar a un encuentro en las próximas horas.
En principio tendría la doble intención de prorrogar hasta el balotaje nacional la discusión por la reestructuración interna del PJ mendocino -tras 7 derrotas electorales en un año- de cara a su próximo rol de opositor al gobierno del radical Alfredo Cornejo. Y la de avanzar en la definición de acciones concretas para apuntalar a Scioli en la segunda vuelta.
Desde el Congreso de San Rafael del 23 de agosto de 2014 -en el que el voto de los congresales sustituyó al de los afiliados- la presidencia del PJ local es ejercida por el gobernador Francisco Pérez acompañado por su vice, Carlos Ciurca. Y se sentaron las bases de un acuerdo de unidad interna que contempló tres secretarías de Coordinación a cargo de los intendentes Alejandro Bermejo y Emir Félix y de la diputada nacional (y senadora electa), Anabel Fernández Sagasti.
También se dispuso que todos los intendentes justicialistas ocuparan las distintas secretarías, a lo que se sumaron la directora del Banco Nación, Patricia Fadel y el diputado nacional, Alejandro Abraham.
Desde un primer momento el peso de los jefes comunales en la conducción del PJ superó al de la presidencia, lo que derivó en la polémica decisión del desdoblamiento electoral en la provincia y los municipios. Pero -tras la seguidilla de derrotas electorales- también muchos de esos intendentes perdieron influencia en las decisiones. De hecho, el domingo pasado Macri venció en cinco departamentos del PJ, incluidos “los bastiones” de Maipú y San Martín.
Todo sucede en una conducción en la que -entre otras cosas- se cuestionan (Sagasti, Fadel, Giménez, Bermejo) las ausencias de Pérez y Ciurca tras la derrota del domingo y en la que el propio Gobernador admitió la posibilidad de renunciar “si alguien lo pide”.
Las primeras reacciones en el FpV apuntan a captar el voto “panperonista” del massismo de UNA (14%, con 155 mil votos) y del rodríguezsaadismo de Compromiso Federal (4%, con 47 mil votos) a los que consideran asimilables con los 31 puntos del FpV (339 mil sufragios), para enfrentar los 40 puntos que el domingo alcanzó Cambiemos (441 mil votos) a presidente. Una acción de este tipo supone una disputa por el sufragio massista con el propio Cambiemos, desde donde el senador electo Julio Cobos ya propone acuerdos con vistas al balotaje.
Y también supone una negociación directa nacional entre Scioli y Rodríguez Saa, ya que este último siempre se mostró dispuesto a negociar su caudal electoral con los participantes de la segunda vuelta, con el compromiso de apoyar a aquél con el que alcance “un acuerdo programático”. Otra de las ideas sueltas que dan vueltas por el FpV mendocino es la de concretar la postergada visita de Scioli a Mendoza, que consideran de una importancia proporcional a la que -descuentan- hará a Córdoba, donde el voto independiente y de un sector del delasotismo se volcó por Macri.
“Se puede llegar a un voto compartido y como hay una base peronista en Massa, parte de esos votos irán a Scioli”, afirmó el senador Adolfo Bermejo. “Tenemos que reunirnos para ver cómo vamos reconstruyendo para volver a avanzar”, dijo el intendente de Lavalle, Roberto Righi. “Creo que en el FpV hay que hacer una convocatoria nacional, no sólo provincial”, manifestó Rubén Miranda.