“Es muy bajo para el contexto actual. El Fondo supo financiar proyectos de hasta cinco millones de pesos, en su momento”, analizó un productor vitivinícola con experiencia en financiar la estructura de su finca con el Fondo para la Transformación y el Crecimiento (FTyC).
Es que en un año con las complicaciones financieras del 2015, durante el cual no recibió aportes de capital, el ente financiero provincial redujo de $ 2 millones a $ 1 millón promedio el monto máximo a otorgar.
Para el director del FTyC, Pablo Olaiz, es algo así como barajar y dar de nuevo. “Responde a una política redistributiva de los fondos disponibles, para llegar a la mayor cantidad posible de beneficiarios aunque con montos de menor envergadura”, justificó el funcionario.
Así las cosas, la capacidad de financiamiento depende casi exclusivamente del recupero de la cartera que, según Olaiz, ronda el 96% pero no alcanza frente a la lógica descapitalización en términos reales del Fondo, que acredita una colocación del 30% en el último año del patrimonio compuesto por su cartera crediticia, entre otros activos, y complica la sustentabilidad de tasas de interés inhallables en el mercado.
“Durante 2015 tuvimos cero capitalización. Trabajamos con el recupero. Al subsidiar es necesario contar con transferencias”, reconoció Olaiz.
Del otro lado del mostrador, productores e industriales hacen una observación lógica: en un mercado inflacionario donde es cada vez más difícil tomar crédito barato, el cambio resta sentido al financiamiento.
Según Raúl Giordano, dirigente de Cafim, la Cámara que agrupa a la industria de la fruta, “lo que se ha intentado es dispersar el crédito en líneas más chicas, cuyos montos son bastante exiguos. Pero con el aumento de costos, si antes era difícil encarar una inversión con dos millones ahora con un millón es más complicado todavía”.
A la hora de ponderar la inflación, el Fondo eliminó la exigencia de presentar el flujo proyectado de fondos para carpetas inferiores a los $ 350.000, por considerar que la variación de costos le resta validez. No obstante, para el sector exportador la reducción de los topes máximos a otorgar van a contramano de la realidad.
“Es a la inversa. Hay que acompañar la depreciación del peso porque el poder adquisitivo se pierde año a año. Si no, llueve sobre mojado. El financiamiento es dinero que va directamente a la producción”, consideró Mariano Ruggeri, presidente de Asocam, la cámara que agrupa a productores y exportadores de ajo y cebolla.
La variación de costos completó el cóctel e hizo lo suyo. Mientras crecieron los créditos de cosecha y acarreo de uva y la bonificación de tasas, caen los destinados a empresas nuevas, riego y capital de trabajo.
Por su parte, Gabriela Lizana, referente de Aproem (Asociación de Productores del Este mendocino), destacó que “quizá no es un problema del ente en sí, que ha sido útil. El tema es la exigencia de las garantías hipotecarias que, aunque el interés sea bajo, sin rentabilidad encarece el crédito”.
Entre propuestas y cifras
Como toda regla, hay excepciones para acceder a un monto mayor. Obtener $ 2 millones o más en cualquiera de las líneas del FTyC queda supeditado al cumplimiento de ciertos requisitos, como garantizar una importante toma de mano de obra local, ser empresa de perfil tecnológico (por integrar el Polo TIC se puede tomar hasta $ 2,5 millones) y asegurar un uso eficiente del agua.
Sea cual fuere el rubro y tipo de proyecto, las distintas líneas solventan un 75%. Las condiciones que se mantienen constantes son los plazos (4 de devolución más 1 de gracia), que suelen estirarse cuando involucra el “compre mendocino” (7 más 2, respectivamente) y la bonificación de tasa (hasta 3 puntos) por convenio con los bancos Nación, Bice y Credicoop.
Elecciones mediante, al mismo tiempo que se aprestan al nuevo ciclo agrícola, los actores económicos de Mendoza empiezan a cerrar 2015. Y quienes no pueden prescindir de tomar capital proponen sondear alternativas.
“Sin banco estatal, hay que buscar otras fuentes de financiamiento desde el sector público. Los especialistas en financiamiento deberán reverlo. Es algo vital para Mendoza”, redondeó Ruggeri.
Sin embargo, el director del Fondo defiende los cambios con un número: cuando 2015 ingresó en su último trimestre, ya se aprobaron casi 2 mil carpetas, récord histórico al menos desde 2004.
A criterio de Olaiz, “históricamente, los años electorales como éste siempre registran una caída, salvo 2015”. En pesos prestados, 2015 terminará con un nivel bastante similar al del año pasado, que redondeó algo más de $ 345 millones liquidados.
Cosecha y acarreo: piden diferir pagos a 2016
Par la entidad, se abre otro frente derivado del otorgamiento de créditos y de su nivel de recupero en un ciclo comercial con rentabilidad casi nula para el productor vitivinícola pyme. Es que este mes empiezan a operar los primeros vencimientos de la operatoria de cosecha y acarreo de la vendimia y muchos solicitantes plantearon su incapacidad para pagar sus deudas.
Al respecto, Aproem tomó la posta. A través de una nota dirigida al gobernador Francisco Pérez, solicitó un diferimiento de los pagos a 2016 o que se permita pagar con el vino en garantía.
“Como se habla de sobrestocks, esto sería una solución doble: significa demostrar voluntad de pago de créditos con vino y ayudar a recortar excedentes. De esta manera, si se recibiera ese vino inmovilizado estamos seguros de que se cobrarían el 100% de los préstamos”, sintetizó Lizana.
La propuesta fue formalizada en los últimos días. Desde el Poder Ejecutivo prometieron estudiarla.