El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó ayer una inflación anual de hasta 1.000.000% en Venezuela y señaló que la magnitud de la crisis puede aumentar las consecuencias migratorias para los países vecinos.
"Proyectamos un estallido de la inflación hasta 1.000.000% para el fin de 2018, para indicar que la situación en Venezuela es similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabue a fines de la década de 2000", señaló el economista jefe del FMI para América Latina, Alejandro Werner.
"El colapso en la actividad económica, la hiperinflación y el creciente deterioro en el suministro de servicios públicos (...) así como la falta de alimentos y precios subsidiados generaron grandes flujos migratorios cuyos efectos tenderán a intensificarse en los países vecinos", advierte el informe.
La violencia y falta de trabajo, alimentos y medicinas, ha generado la salida del país de 1,6 millones de venezolanos en los últimos dos años, según algunas estimaciones.
Más de un millón, ingresaron a Colombia en los últimos 16 meses, según cifras oficiales colombianas. Entre 2017 y 2018 unos 128.000 entraron a Brasil y unos 68.000 de ellos se dirigieron luego a otros países. Perú acogió a más de 353.000 en los últimos dos años, según las autoridades
Las crisis económica no da señales de mitigarse, según el FMI.
Venezuela continuará "con elevado déficit fiscal financiado enteramente mediante expansión de la base monetaria", es decir, mediante la emisión de nueva moneda, dice el informe.
Este escenario “continuará alimentando una aceleración de la inflación al tiempo que continúa el colapso de la demanda de moneda”, se añade en el informe.
El FMI advirtió para 2018 espera una contracción del PBI de 18%, en gran medida por la "significativa reducción en la producción de petróleo".
Así, señaló el Fondo, se trata del tercer año consecutivo de un retroceso real del PBI venezolano en niveles de dos dígitos.
Según el FMI, en 2016 la economía del gigante petrolero sudamericano se contrajo 16,5%, y el año pasado lo hizo con un 14%. De confirmarse la proyección de -18% este año, el país acumularía una recesión superior a 45% en tres años.
Recorte para Argentina
El FMI también revisó a la baja su previsión del crecimiento para América Latina, de 2% a 1,6% respecto a abril.
El Fondo recortó su expectativa para Argentina, país donde una fuerte crisis obligó a pedir ayuda financiera.
Según el FMI, Argentina crecerá este año 0,4%, siendo que en abril tenía una expectativa de un avance de 2%. Se trata, entonces, de un fuerte recorte de 1,6 punto porcentual en la expectativa.
Para 2019, el FMI rebajó su expectativa para Argentina de 3,2% a 1,5%.
No obstante, el Fondo mencionó una "recuperación gradual" en 2019 y 2020 "que se apoyará en una recomposición de la confianza bajo un programa de estabilización que tiene el soporte del FMI".
Con relación a Brasil, el FMI señaló que la recuperación de su economía avanza “a paso moderado”.
Así, el FMI rebajó su expectativa de crecimiento de 2,8% expresada en abril a 1,8%, pero mantuvo sin cambios la proyección de un aumento de 2,5% en el próximo año.
Sobre México, el FMI mantuvo por ahora su previsión de una expansión de 2,3% este año pero señaló que el panorama continúa "empañado" por las "incertidumbres sobre las relaciones comerciales con Estados Unidos" caso las negociaciones para renovar el TLCAN no tengan un fin exitoso.
Para el Fondo, a pesar de ese escenario sin definiciones la economía mexicana deberá avanzar en 2018 apoyada en un fuerte crecimiento en Estados Unidos, pero en cambio recortó 0,3pp su previsión para 2019, de 3% a 2,7%.
De los siete países analizados por el FMI este lunes, las proyecciones se mantuvieron sin cambios este año para Colombia (2,7%) y Perú (3,7%).
En la visión de Werner, a nivel regional se observa un impulso "diferenciado", ya que algunos países son 'empujados' por el crecimiento estadounidense mientras que en otros se registra una "recuperación más difícil".
Huelga indefinida en el sector eléctrico
“Ya no puedo ni comprar pan”, se quejó Giovanni al justificar el inicio de una huelga de los trabajadores venezolanos del sector eléctrico en reclamo de mejoras salariales e inversiones para revitalizar el servicio, afectado por continuos apagones.
"Estamos en paro indefinido (...). Queremos una reivindicación salarial", dijo Giovanni González, técnico de la estatal Corpoelec, frente a las puertas de una planta paralizada de la empresa en La Yaguara, oeste de Caracas. Señalando una vieja maquinaria en el lugar, González se queja por el deterioro de equipos e instalaciones, que -dice- están "por el piso".
Los salarios en Venezuela han sido destruidos por la hiperinflación. Y empleados como González, con 26 años en la compañía, ganan el sueldo mínimo (3 millones de bolívares al mes, más un bono de alimentación de 2,1 millones), que equivale a 1,5 dólares a la tasa del mercado negro, de facto el marcador para muchos productos de la canasta básica.
Su ingreso mensual no da para comprar ni siquiera un kilo de carne.