El FIT quedó cerca de lo que logró en otras PASO, pero lejos de lo que necesitan para mantener las bancas que pondrán en juego en octubre. Los criterios para medir una buena elección eran dos: consolidar lo que lograron hasta acá, en cuatro años, y crecer. Uno está todavía en juego y el otro no se cumplió.
Al cierre de esta edición, el frente que reúne al Partido Obrero (PO) y al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) reunía el 8,50% de los votos, con casi el 75% de las mesas escrutadas. Un poco menos juntó el renacido Partido Intransigente, que contuvo a la gente de la ONG Protectora, liderados por José Luis Ramón y Mario Vadillo.
Podría interpretarse que ese rival puede explicar la posible fuga de votos que necesitaba el FIT para lograr una buena elección, aunque no lo reconocieron así. "Es una expresión de la disgregación de los votos tradicionales", minimizó Lautaro Jiménez la posibilidad de que sus votos se hayan escapado por aquel lugar.
Anoche, Noelia Barbeito (PTS) y Soledad Sosa (PO), candidatas a diputadas nacionales, calificaban que en su elección habían logrado "la reafirmación del FIT". En este sentido, los objetivos son renovar las bancas en juego y continuar como la tercera fuerza política en la provincia. Esta es la etapa de consolidación, que por ahora está en duda.
Una mirada optimista, que difundieron ayer en el búnker, da cuenta de que en las PASO del 2013, cuando Nicolás del Caño sorprendió a todos, y en las del 2015, sacaron un porcentaje parecido al de ahora. Incluso un poco menos. "No hay un retroceso del fenómeno de izquierda", defendió con estos números Jiménez.
En las generales de 2013, duplicaron la cantidad de votos con respecto a las PASO y lograron alcanzar la quinta banca en el Congreso nacional, mandato que se vence ahora y que tienen la obligación de renovar. También tienen en juego 1 senador y 3 diputados provinciales, y 6 concejales.
En 2015, el resultado final no fue tan contundente como el anterior y no alcanzó para conquistar la segunda banca en el Congreso. En aquel momento, Noelia Barbeito era también la principal candidata, luego de haber competido en el mismo año por la gobernación.
En el FIT hacen cuentas y dicen que ahora, en las generales, mantendrán en el “fenómeno de crecimiento después de las PASO”, aunque hay cierta intranquilidad.
Es que esta vez, además de no contar con la figura de Del Caño, aparecieron otros jugadores que no estaban en las elecciones anteriores, como los candidatos del Partido Intransigente, que cuentan con el “factor sorpresa” a su favor.
Abajo, siguen otros partidos chicos en competencia con votos propios: Encuentro por Mendoza y el Partido Verde.
Es decir, el FIT no será en la general el único partido alternativo a los tradicionales (UCR y PJ) como pasó en las votaciones mencionadas. A su vez, está obligado a crecer al menos 5 puntos para llegar al 13% y así mantener la banca en el Congreso.
En las anteriores elecciones, llegaron a los 140 mil votos, mientras que ayer reunían 68 mil (sin el recuento definitivo), de un padrón que, a su vez, creció con respecto al 2015. Es decir, debería más que duplicar, según marca la vara de las elecciones pasadas.
De allí que el objetivo de consolidar no es fácil, mientras que para crecer necesitaría de un milagro parecido al de 2013.
Frente a esto, en el FIT miran a los electorados que deberán redefinirse. Una de las alternativas era que los partidos de izquierda que quedaron en el camino se volcaran al FIT. Pero son muy pocos los votos que fueron a Podemos con la Izquierda y en el Partido de los Trabajadores y del Pueblo. Sumados llegaban a 20.000 votos.
El otro electorado atractivo es el del PJ, que no se alineará detrás del ganador.
“La perspectiva es que haya un crecimiento hacia octubre, considerando que hay sectores que en esta oportunidad jugaron para una parte del peronismo y que no creemos que se consoliden detrás de (Omar) Félix, que ha sido la expresión del colaboracionismo con el plan de ajuste de Cornejo y plan de endeudamiento de la provincia”, interpretó Héctor Fresina, diputado provincial, apuntando a captar los votos del derrotado kirchnerismo.
Ni festejo ni derrota: intranquilos
Desde el cierre de la votación y hasta que se conocen los datos oficiales, los resultados se arman con los reportes de los fiscales, que le dan color al búnker en el que esperan los candidatos.
Ayer, en el FIT, la sensación era de intranquilidad. No podía considerarse que el clima era el del que pierde por lejos, pero tampoco era el festejo que se vio otros años.
Hasta que se conoció el resultado, los dirigentes del FIT cruzaban los dedos para superar el dígito y pararse, al menos, en el 10%. De allí, la intranquilidad que se evidenció en los partidarios que no llegaron temprano como otros años.
Los bombos comenzaron a sonar recién a las 22, cuando llegaron los fiscales y agitaron las banderas rojas en la calle.