Los fines de semana se consume 7 veces más alcohol que el resto de la semana. Se trata de un cambio de la conducta frente a las bebidas por parte los argentinos que con los años pasó del tradicional modelo de ingestión regular de vino vinculado a la alimentación (característico de los inmigrantes italianos y españoles) al consumo episódico excesivo o intermitente.
“Dicha situación se da siete veces más los fines de semana que entre semana (especialmente con cerveza, destilados o jarra loca), por fuera del marco de la alimentación y de la situación familiar, prevalentemente en espacios relacionados con la nocturnidad”, señala un informe sobre “Efectos de las bebidas alcohólicas en la salud”. Fue elaborado por el doctor Manuel Ruiz, especialista en Clínica Médica y Salud Pública fundamentado en datos del Plan Provincial de Adicciones.
El abuso del consumo de alcohol es un tema de salud pública preocupante, en particular por las consecuencias que éste tiene en cuanto a accidentes de tránsito entre otras situaciones como conflictos que pueden terminar con heridos.
Un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) mencionado en el trabajo indica que 12,4% de la mortalidad total del mundo se atribuye al uso de drogas psicoactivas, de lo cual 3,2% corresponde al alcohol.
En tanto, una de cada 20 personas fallecidas en el mundo muere por alguna de las más de 200 enfermedades vinculadas al alcohol, mientras que 4% de la morbilidad mundial (discapacidades o problemas de salud) se vincula a esta práctica abusiva.
Se agrega también que “5,9% de los fallecimientos en el mundo (7,6% hombres y 4% mujeres) a causa de enfermedades infecciosas, accidentes de tránsito, heridas, homicidios, enfermedades cardiovasculares o diabetes, entre otros, tiene alguna relación con el consumo de alcohol”.
Vasos que suman
Uno de los aspectos más preocupantes de esta nueva forma de beber es que de noche, en el marco de una salida o reunión -como generalmente hacen los jóvenes- no se toma sólo un vaso. Este hecho hace que se supere fácilmente la dosis aceptada por día.
“Quisimos saber cuánto toman”, dijo la licenciada en nutrición Gladys Dip quien junto a un equipo de la Licenciatura en Bromatología de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo encararon una encuesta y posterior análisis.
“Los jóvenes aducen que es solo un fin de semana (...), pero desde el Plan de Adicciones lo manejan como una enfermedad social”, señaló.
Los resultados sorprenden. Aunque hay diferentes medidas de vasos y concentraciones, se hizo un cálculo estimativo. Se tomaron en cuenta las recomendaciones de la Organizaciones Mundial de la Salud que establece una dosis máxima de 20 g de alcohol para la mujer y 30 g para el hombre. Se consultó a más de 100 jóvenes universitarios para saber cuál era la bebida o trago de preferencia y seleccionaron los más elegidos.
Así pudo saberse que si se toma como medida un vaso trago largo de 300 cc, uno de los más elegidos como el fernetcola aportará 28 g, el daiquiri 25 g y el Gancia batido, 28,8 g.
El “Campari” con jugo de naranja tiene 18 g, un vino espumante, 19,4 g y champán con bebida energizante 7,7 en 220 cc. Entre los que más aporte tienen se cuentan el Tía María que tiene 54,6 en 220 cc, Fuego Sagrado (vodka con bebida energizante) que tiene 43 g en 300 cc y el destornillador (vodka con jugo de naranja) que aporta 32 g en la misma medida.
Por eso, la licenciada aclara que en muchos casos un solo vaso supera el aporte aceptable.
Efectos
“El alcohol es una droga psicoactiva legal ampliamente consumida por las/los adolescentes y adultos en nuestro país. Se entiende por droga psicoactiva cualquier sustancia con efectos sobre el sistema nervioso central, con la capacidad de cambiar la percepción, el estado de ánimo y/o el comportamiento”, detalla el trabajo de Ruiz.
Es un potente depresor del sistema nervioso central. El alcohol se absorbe rápidamente por el intestino delgado que lo lleva al torrente sanguíneo, pero este proceso se enlentece si hay ingesta de comida. El asunto es que entre los más jóvenes no siempre hay una comida previa lo cual potencia los resultados negativos de la bebida.
Pero además el etanol -el alcohol presente en las bebidas- produce un efecto de tolerancia y dependencia física por lo que se requieren cada vez más dosis para obtener el mismo resultado.
Cuatro fases
El doctor Manuel Ruiz, especialista en Clínica Médica y Salud Pública y responsable del estudio “Efectos de las bebidas alcohólicas en la salud”, detalla que la intoxicación aguda por alcohol se divide en cuatro fases características, dependiendo de la cantidad de alcohol consumida.
1. Fase prodrómica: se produce una disminución de los reflejos y facultades acompañada de sensación de bienestar. Cuando se requiere realizar tareas finas en las que haya que procesar información de forma rápida es cuando se ve el efecto del alcohol, ya que aumenta el tiempo que se tarda en reaccionar.
2. Fase de excitación: pérdida de la inhibición y pérdida del autocontrol con parálisis progresiva de los procesos mentales más complejos. Éste es el primer estado en el que se pueden observar cambios de personalidad.
3. Fase incoordinación: temblor, confusión mental, incoordinación motriz, pérdida de memoria; generalmente, la persona acaba durmiéndose.
4. Fase coma y muerte: por parálisis de los centros respiratorios y vasomotores.
Recomendaciones
El estudio agrega sugerencias para tener en cuenta antes de beber alcohol:
-Comé siempre algo antes de empezar.
-Tomá agua. El alcohol te deshidrata, por eso es importante tomar agua al mismo tiempo. Si la última vuelta es de agua o jugo, mejor; ayuda a tener menos resaca.
-No mezcles alcohol con éxtasis. Esto aumenta el riesgo cardíaco y la deshidratación.
-No mezcles alcohol con viagra.
-Tené en cuenta que el alcohol reduce tu potencia sexual.
-No tomés alcohol si tenés problemas de salud (diabetes, hepatitis, asma, estás medicado o sufrís del corazón) o si estás embarazada o cuidando niños.