4 de febrero de 2025 - 14:46

El fin del cepo se estira y la competitividad tambalea

El presidente Javier Milei confirmó que el cepo cambiario no existirá en 2026 y el sector exportador manifiesta dudas y desafíos. El dilema entre la devaluación y la inflación.

El Gobierno nacional se atribuye una gran cantidad de logros económicos y aunque algunos no son tan tangibles o fáciles de ver para la mayoría como el superávit financiero, otros sí lo son. El primero es la relativa calma de los precios y una inflación que si bien no ha disminuido, ha frenado su ritmo de crecimiento. Así, aunque enero vino con algunos aumentos, ya nadie sale corriendo a sacarse de encima los pesos por temor a que en unos días esté más caro. En este contexto, la eliminación del cepo cambiario incide en la vida cotidiana de todos, pero no se percibe de manera tan tangible como lo que pasa en el supermercado.

Así, el valor del dólar es clave para la evolución de la inflación y chances de que los productos argentinos compitan en el mundo. La confirmación del presidente Javier Milei de que el 1 de enero de 2026 no habrá más cepo posee implicancias diversas en los ámbitos productivos y exportadores. La primera es la pérdida de competitividad de un dólar que hasta ahora sube un punto menos (1,5% mensual) que la inflación (2,7% en diciembre). Así, los industriales celebran que el valor de sus insumos se haya aplacado ya que, entre otras cosas, no hay excusas por la brecha o las perspectivas de inflación. Sin embargo, en el último año el peso se ha apreciado mientras el resto de las monedas de la región y el mundo se devalúan frente al dólar; lo que deja a la Argentina cada vez más cara, con el claro ejemplo de los precios imbatibles en Chile.

El economista de International Valeu Group, Daniel Garro, expresó que a partir de los dichos de Milei el cepo puede eliminarse en cualquier momento de este año o bien el 31 de diciembre. Y contextualizó la decisión del mandatario más allá de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) todavía no aprueba el desembolso de dólares para sostener la liberación del cepo. Por otra parte, si bien la economía tiene buenas expectativas, las inversiones esperadas no se terminan de materializar. “El gran miedo que tiene el presidente es que todavía hay un problema de stock muy grande”, precisó Garro.

Es porque desde 2011 las compañías no pueden sacar dividendos del país y los han tenido que reinvertir, pero apenas se abra la posibilidad podrían irse millones de dólares por esta vía. Por otra parte, el economista explicó que hay ganancias retenidas que no pueden transferir y pagos de deudas por parte del propio Gobierno. “Cuando el cepo se libere, las empresas podrían demandar una importante cantidad de dólares y hacer subir el tipo de cambio y, por tanto, complicar al Gobierno”, sintetizó Garro. Agregó que la idea es que eso se vaya desregulando de a poco con el fin de que no se recienta el mercado cambiario.

Más allá de la cantidad de dólares que Argentina necesita para liberar el cepo, esta decisión tiene una consecuencia positiva y una negativa. La primera es que la inflación continúa relativamente controlada, lo que es clave para los ciudadanos y para el mismo Milei de cara a las elecciones de octubre. La segunda es que Argentina queda más cara en dólares con respecto al mundo. En este sentido, Garro explicó que el país es caro debido al alto costo de producir en el país debido al alto costo impositivo y al Estado todavía grande que hay que mantener. Por este motivo, uno de los principales reclamos del sector privado tiene que ver con incentivos a la producción y alivio impositivo.

El economista del Centro de Economía y Finanzas, Nicolás Aroma, observó que si el desfasaje se amplía con relación a las monedas de los países vecinos (devaluadas) no habrá baja impositiva que alcance para mejorar la competitividad. Aunque todavía son incipientes, las últimas políticas implementadas han ido a la baja de los impuestos para importar, lo que podría perjudicar la producción nacional. Es decir, si comienzan a ingresar productos de Chile, Brasil o China con valores tan competitivos que desalienten la industria nacional. “El precio del dólar es el principal ancla de la inflación y hay diversas muestras de que no está cómodo en ese lugar”, observó Aroma.

La mirada de los empresarios

La “postergación” de la salida del cepo cambiario no preocupa sobre manera y por el momento al sector vitivinícola exportador. Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BA), observó que las empresas deben adaptarse al tipo de cambio. En este sentido, sumó que las bodegas deben bajar sus costos internos sin esperar un determinado precio del dólar. “No se puede pretender que se devalúe siempre para mejorar la competitividad”, opinó Bressia y agregó que las reglas de juego están claras y que no se pretende una devaluación. Sobre este punto, el referente vitivinícola expresó que la mínima brecha del dólar y la estabilidad de su valor, ha favorecido al sector que ya no percibe aumentos intempestivos por parte de sus proveedores. “Para nosotros eso es bueno y nos da previsibilidad”, comentó Bressia.

Con una suerte de lema que dice “no es posible exportar con impuestos y burocracia”, desde la Asociación de Productores y Empacadores de Ajo de Mendoza (Asocamen) esperan la liberación del cepo lo antes posible. En contra de la intervención, admiten que no se trata de un paso sencillo para el Gobierno que no da fechas concretas para que sea el mercado el que marque el ritmo. El gerente de esta Asociación, Maximiliano Di Césare, expresó que además del tipo de cambio, hay factores gravitantes en la industria que suman a la hora de sumar competitividad: “Se trata de labaja de las inútiles burocracias municipales, provinciales y nacionales, así como con la carga impositiva”, subrayó Di Césare.

El dirigente empresarial también mencionó que compiten con países que tienen una carga impositiva del 25% y sin burocracias que introduzcan ineficiencias y sobrecostos en el sistema. El 80% del ajo que se produce en Mendoza se exporta a Brasil en donde se ha devaluado su moneda por lo que deben llegar con precios todavía más competitivos al país vecino. Eso por no mencionar al ajo chino que está subsidiado y que, por ahora, tiene un medida antidumping en aquel país. Otro tema que afecta la competitividad del sector del ajo es, según el gerente de Asocamen, los costos en electricidad, “también sobrecargados de impuestos”.

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