El feriado y el valor del hogar

El feriado y el valor del hogar
El feriado y el valor del hogar

Los mendocinos, o por lo menos la mayoría de los residentes en esta tierra, estamos haciendo bastante bien las cosas en la actual emergencia sanitaria causada por el contagioso y peligro virus mundial.

Nos encontramos transitando estos días con menos casos de coronavirus que otros estados provinciales, pero de ninguna manera esa situación nos permite cantar victoria ni mucho menos. Es probable que con el correr de las jornadas, el estado sanitario tenga variaciones y se produzcan nuevos casos de enfermos de coronavirus.

No pretendemos analizar la atención médico-científica de la enfermedad ni poner en tela de juicio las acciones gubernamentales ni la actitud y disposición de hospitales y centros de salud y su equipamiento. Es más, valoramos fuertemente a todos los hombres y mujeres que trabajan en el sistema de salud, público y privado, por su abnegación y entrega al servicio.

Preferimos en esta oportunidad apuntalar el convencimiento que debemos tener todos los que habitamos este suelo de permanecer aislados socialmente tal como lo han indicado las autoridades nacionales y provinciales en sus últimas disposiciones de cuarentena obligatoria, y limitar las salidas a lo estrictamente imprescindible, algo que en general se tiene plenamente asumido, y por supuesto con la excepción de quienes tiene que trabajar en actividades indispensables.

La prueba que vivenciará la sociedad, en definitiva que nos tomaremos los mendocinos, transcurre ahora, hoy con el feriado puente por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, especialmente el lunes 23 y el martes 24. Después, el próximo feriado extendido será en abril, con las Pascuas.

Para lo que se viene proponemos, no sólo por la obligación exigida sino por la convicción responsable, el máximo cumplimiento de las recomendaciones que están indicando los especialistas. Nadie debe desplazarse por la geografía provincial para pasear en los días próximos, como si hubiera sido posible y gratificante hacer de no haber mediado esta circunstancia de pandemia. Ni siquiera pasear a lugares abiertos. Apreciamos mucho los mendocinos los parques, las plazas, la ribera de los ríos o las escapadas a la montaña. Esa hermosa rutina debemos dejarla para un poco más adelante, que esperamos volverá a ser pronto, cuando se repliegue la enfermedad. Por ahora, debemos hacer el esfuerzo de clausurar los desplazamientos por el bien de nuestras familias y de la comunidad en general. Inclusive, aunque han disminuido bastante los siniestros viales en nuestras rutas, al no haber casi circulación de vehículos particulares se desalienta la posibilidad de algún incidente de tránsito y sus posibles consecuencias para los ocupantes de los rodados. Y de paso se contribuye con el sistema de salud, que permanece en alerta para recibir posibles casos del mal en curso.

Aquí una palabra para rendir homenaje a los esforzados y solidarios hombres y mujeres de los servicios públicos y privados de salud, apostados en la primera línea de este combate.

Cuando por las necesidades inevitables hay que salir de la casa, tratar de no sociabilizar, evitar nuestras tradicionales formas de saludar con abrazos y besos, mantener un metro y medio como mínimo de distancia de seguridad...Son sencillas medidas que, según los médicos, hay que adoptar con “serenidad y respeto”.

Afortunadamente el Gobierno adoptó medidas severas, atinadas, y prácticamente ‘blindó’ el territorio, cerrando las fronteras. A partir de esa mancomunión entre lo público y privado, la conducta responsable de los ciudadanos adquiere una dimensión trascendente, que será recordada como una de los protagonistas del momento que vivimos.

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