En trío o cuarteto de poder, las band girls surgidas en Mendoza en el último año han sonado con personalidad propia y creado un circuito más que estimulante. Y, ligadas a la expansión de las redes y las plataformas digitales, han logrado derribar fronteras y sonar afuera: Las Ex, por ejemplo, fueron incluidas en la programación de la prestigiosa radio KEXP, de Los Ángeles y ahora andan por México, en su primera gira por tierra azteca. Té con King Kong, por su parte, ya prepara su incursión en Buenos Aires junto al impulso de Mi Amigo Invencible. Y el disco de Mariana Päraway, que si bien es solista ha integrado un colectivo de artistas para La flecha, navega por el horizonte virtual del indie latinoamericano sin dejar de sumar escuchas.
Claro que hay una historia. En el terreno de las mujeres al frente de bandas, tenemos el antecedente de Glamour e Indira (hacia fines de los 90), el empuje de Altertango y la alineación de Las Hijas de Janis.
Y a las cantautoras que iluminaron la escena indie -la misma Päraway, Paula Neder, MF Alemán, Lucía Miremont, Agustina Bécares- se suma una nueva generación de músicas que está escribiendo su propia historia.
Seguro, habrá más. Pero vamos haciendo postas para entregar un primer panorama de cómo, en pleno paradigma de lucha contra siglos de patriarcado, las artistas suben la voz, avanzan con sólidos proyectos independientes y crean vínculos para hacer ruta o participar en festivales, con la colectiva conciencia de saberse, todas, trabajadoras de la música.
La bestial delicadeza: Té con King Kong
A principios de 2017, Eve Calletti (voz y guitarra), Paula Sánchez (teclas) y Silvina Ormeño (batería), buscaban un nombre para la banda con la que pensaban salir a tocar. “No queríamos llamarnos ‘Las... algo’, tampoco ser el ‘Trío... no sé qué’. No queríamos ser redundantes. Ya se iban a dar cuenta de entrada de que éramos tres mujeres. Entonces a la batera se le ocurrió el nombre, más por el lado de la búsqueda estética, eso de juntar lo muy fuerte con lo delicado, de unir los contrastes”, cuenta Eve.
Té con King Kong, pues, nació en marzo de este año. Y desde entonces la banda no para de tocar en fiestas, ferias, casas, patios.
Eve y Silvina (que además de baterista es actriz) ya se habían conocido en una banda previa de cumbia colombiana que, como guiño a Totó la Momposina, se llamó Chochó la Maipucina. Paula, compañera de Eve en la Licenciatura en Música Popular de la UNCuyo, aportó una sutil lectura de las composiciones de la cantante con sus nuevas teclas.
Juntas, plantean una propuesta alternativa, ambiente experimental, jugando con diferentes texturas y colores musicales. Con sus canciones de autoría propia transitan lugares desde la psicodelia, lo mántrico, lo indie pop y lo naïf. Así lo explica la tecladista: “Cada canción es como un pequeño mundo distinto”.
Las 12 canciones de Té con King Kong forman, así, un caleidoscopio musical. “Se trata de espejear esa canción y jugársela toda a esa diferencia.
Entender el mundito que hay en cada uno de los temas”. En la mayoría de las líricas hay infusión de amor y viaje sensorial, salvo en Cámara lenta, donde hay “palo al gobierno”.
Ellas participaron de uno de los recitales más mágicos de este año: el de Mi Amigo Invencible en el Origen de I. Con la montaña en panorámica, se les fue armando la ruta. Abrieron el Festival de cine Bafici, sonaron en San Juan y tienen, ahora, varias invitaciones para tocar en Buenos Aires, con MAI.
Pero también proyectan irse a Santiago de Chile con Las Ex, cuando regresen de conquistar México.
¿Algo grabado? Pronto saldrá el primer EP, porque la idea de Té con King Kong es dividir las 12 canciones en tres EP de estudio con cuatro temas cada uno. Y sumar a cada lanzamiento dos videoclips.
La construcción de todo lo vivido: Las Ex
Después de bandas previas, se juntaron hace un año para hacer canciones bajo un concepto: “Nos llamamos Las Ex porque creemos que somos una construcción de todo lo que hemos vivido y escuchado”. Así, estas mujeres de 25 a 29 años con química bailable y potencia sonora, vienen revolucionando el rock montañés con ideas claras. “Cada vez que hablás así, / cada vez que pensás así, / cada vez que te movés así, / me hacés acordar a tu mamá / y me dan ganas de vomitar”, lanzan en segundo track.
La baterista de Las Ex creció escuchando Tool. Las otras tres, Pixies, Joy Division y pop. Juntas, las cuatro mendocinas activan un rock con ascendencia punk, pasando por el rockabilly y el surf.
Son, cada una, usinas de canales expresivos. Lina Elías, la bajista, se está por recibir de guitarrista clásica en la UNCuyo. Laura Velázquez, la cantante, es docente de plástica y artista visual independiente. Silvina Fresina, la batera, es música y da clases de percusión. Y Camila Guevara, la guitarrista, se dedica al cine.
Ahora, las cuatro Ex están de alegrones. Por empezar, lanzaron Primera temporada, el disco debut que se puede encontrar en la plataforma Bandcamp.
Expandido por las redes, atrajo a los oídos atentos: la legendaria estación radial de Seattle, KEXP, pasó sus temas. De hecho, a la semana siguiente entraron a la grilla de otro par de radios de Estados Unidos y Londres.
El sello con el que están trabajando (Discos Rebeldes) ha iniciado una campaña de difusión internacional del disco a través de las plataformas digitales. Éstas son algunas radios que las están incluyendo en la grilla: 107.5 Andhow.FM (Nueva Zelanda), Rock Velvet (Grecia), Rock Radio UK (Londres), 365 Radio Network (Estados Unidos). Y también están sonando en La Caverna, el sitio de música independiente mexicano.
Y ahora están en pleno tour por tierra azteca: tocaron en el Indie Fest de Campeche y, “craneando” el video clip, están pisando los escenarios del DF.
Más chicas poderosas
Mafia Madre. Naiquen Maslup y Tatiana Pino son la dupla femenina que lidera el grupo hip hop rap Mafia Madre. Entre el registro urbano y la recarga de sus hogares cordilleranos (ambas viven montaña arriba), las cantantes dan forma al proyecto en banda y, en paralelo, en formato sound system.
En Soundcould se puede encontrar el primer disco homónimo: delicia rítmica para bailar en la jungla de cemento.
