El FBI informó que no encontró ninguna evidencia de que el atacante del boliche gay de Orlando tuviera vínculos con alguna "red terrorista extranjera", pese a que durante las negociaciones con las fuerzas de seguridad se identificó como "un soldado islámico", según las conversaciones telefónicas difundidas hoy.
El agente especial del FBI y uno de los encargados máximos de la investigación, Ron Hopper, explicó a la prensa que pese a las referencias que hizo Omar Mateen, el atacante, al EI y a los atentados que esta milicia islamista se adjudicó en Boston en 2013 y en París el año pasado, no encontraron "ninguna evidencia de que estuviera relacionado con grupos terroristas islámicos".
Tras procesar toda la evidencia, el FBI hizo público por primera vez parte de las negociaciones telefónicas que mantuvo con Mateen durante la masacre del domingo 12 de junio en Orlando.
A las 2.35 de la madrugada, ya dentro del boliche y después de la primera y más sangrienta ráfaga de disparos, Omar Mateen, el joven neoyorquino de 29 años y padres afganos, llamó al 911. Apenas estuvo 50 segundos al teléfono y dijo: "Sépanlo, estoy en Orlando y soy el que disparó".
Después remató en árabe: "En el nombre de Alá, el misericordioso (...) que la paz sea con el profeta de Dios".
Media hora más tarde, los primeros oficiales de la policía local llegaron al boliche Pulse, en el corazón de la vida nocturna de la siempre alegre Orlando, y se trenzaron en el primer tiroteo con el atacante.
El primer enfrentamiento con la policía llevó a Mateen a refugiarse en el baño del boliche con decenas de rehenes. Allí, armado con un fusil de asalto y una pistola, conversó tres veces con la Policía y el FBI.
La primera duró nueve minutos, la segunda, 16; y la tercera, tres. Hubo dos intervalos de 15 y 20 minutos, respectivamente, informó la agencia de noticias EFE.
Durante esas negociaciones, Mateen exigió el fin de los bombardeos aéreos de Estados Unidos en Siria e Irak, juró lealtad al líder de la milicia extremista Estado Islámico (EI), cuyos feudos se encuentran en esos dos países, y aseguró que tenía un chaleco explosivo como los usados en los atentados de París del 13 de noviembre pasado, en los que murieron 130 personas.
Además, amenazó con ponerle chalecos explosivos similares a cuatro de los rehenes y hacer estallar un coche bomba que había estacionado afuera del boliche en caso de que la Policía ingresara al lugar.
Finalmente, a las 5 de la madrugada un equipo Swat hizo un agujero en una de las paredes del baño, irrumpieron en el edificio, rescataron a todos los rehenes y acribillaron a Mateen.
Según informó hoy el jefe de Policía de Orlando, John Mina, las 49 víctimas que fallecieron esa noche murieron por los disparos de Mateen.
Con esta declaración puso fin a las especulaciones sobre lo que sucedió durante el operativo policial y la irrupción final del equipo Swat.
Además, 53 personas resultaron heridas esa noche dentro del boliche.
La red de hospitales de Orlando informó hoy que 17 de los heridos ya han sido dados de alta, otros 14 siguen internados, pero estables. A ocho días de la masacre, sólo cuatro personas continúan en estado crítico en el Centro Médico Regional.
Mientras la ciudad y, especialmente, la comunidad gay intenta recuperarse del peor tiroteo de la historia reciente de Estados Unidos, la secuelas políticas de la masacre aún se sienten en Washington y en la cada vez más tensa campaña presidencial.