River, River, siempre River. Al equipo de Gallardo no hay con qué darle. Se le despierta el apetito cuando observa la palabra "Copa". Tanto en Sudamericana, Libertadores o Argentina, los mano a mano son su especialidad. A su juego lo llamaron al River de Napoleón, que anoche se metió en otra semifinal de Copa y quedó a dos partidos de un nuevo título nacional en la era Gallardo.
Y se sabe, Mendoza suele ser tierra fértil para este River histórico, ambicioso y voraz. Porque si existe un sello característico que lo pinta de cuerpo entero es que jamás se relaja. Por eso, lejos de subestimar al rival, en la antesala de la revancha ante Boca por las semis de la Libertadores que lo tiene 2-0 arriba, Gallardo puso lo mejor. Y respecto del equipo que venció al Xeneize en el Monumental, la única variante fue la de Ignacio Scocco por Suárez.
Con el libreto totalmente estudiado, River salió a presionar desde el inicio a Almagro. Entonces, con el funcionamiento que muestra habitualmente Lo presionó y lo atacó hasta asestar el primer golpe. El gol tuvo las señas particulares de su fútbol: triangulación y precisión en velocidad que finalizó con un bombazo de Palacios que rebotó en el travesaño y le quedó al colombiano Borré para el 1-0.
Y River siguió jugando a lo River. Monopolizó el control de la pelota y la manejó a gusto y placer. La hizo circular de un lado a otro hasta que aparecieron los espacios. Como en esa jugada monumental, a puro toque, en la que Nacho Scocco quedó de cara a Limousín, pero su definición dio en el palo derecho de manera insólita.
Con un Almagro que no se salió nunca del 4-4-2 replegado en su campo, la intensidad de River fue bajando. Y promediando el primer tiempo, Almagro tuvo la única situación del partido: Burrito Martínez dejó a Suárez mano a mano con Armani y el "1" despejó con su pie izquierdo el remate cruzado del delantero. Arquero de equipo grande, que le llaman.
A pesar de que seguía manejando la pelota, River bajó la intensidad (lógico, es imposible sostener ese ritmo durante tanto tiempo). Almagro no volvió a inquietar, es cierto, pero el juego entró en un pozo y desde ahí hasta el final de la etapa (cuando Borré metió un centro filoso), el Millo no volvió a hacer revolcar a Limousín.
River salió al ST decidido a liquidar la historia rápido para luego darle rienda suelta a las variantes de peso que tenía el Muñeco sentados en el banco de suplentes (Quintero, Pratto y Ponzio). Bastó que el crack de Nacho Fernández se iluminara con su fútbol para asistir a Borré, quien fue víctima de falta al borde del área grande. Arrechea se fue expulsado y, antes del minuto, Almagro se quedaba con diez.
Y River volvió a ser River. Los volantes aparecieron por todos lados y las situaciones se sucedieron. Por la sociedad de los Nachos, el Millo liquidó la historia con un gran gol de Scocco tras un pase quirúrgico de Fernández. Y el partido dejó de ser partido. Gallardo aprovechó para poner a Juanfer Quintero Quintero (volvió a jugar después de seis meses y estuvo cerca de meterla con dos tiros libres), Lucas Pratto y Leonardo Ponzio (¡Qué nenes, mamá!) y darle otro mimo gigante al hincha de River en otra noche histórica e inolvidable en Mendoza.
Este River cada vez más dulce, no tiene techo. Después de un 2018 inolvidable, no conoce la palabra relax. Y ese es el gran mérito de un equipo que logra reinventarse en cada temporada gracias al mensaje de un entrenador que supo transformarlo en un equipo vistoso, ganador y copero. River, siempre River. El famoso River del Muñeco Gallardo. El famoso River de Napoleón que siempre va por más.
Borré, el goleador del semestre
Rafael Santos Borré atraviesa un tremendo momento con la camiseta de River y es el goleador del semestre. El delantero la metió contra Boca, de penal, en la primera semi de la Copa Libertadores de América y luego, el pasado fin de semana, clavó doblete en la victoria frente a Patronato. Así, se transformó en uno de los goleadores de la Superliga, con cinco, al igual que Bruno Pittón de San Lorenzo. Y ahora, en Mendoza, Rafa volvió festejar con el puño bien apretado por Copa Argentina.
Además de ser el goleador del Millonario en el semestre, con ocho tantos (cinco por Superliga, dos por Libertadores y este por Copa Argentina), el delantero colombiano ya superó a Driussi y se convirtió en el quinto artillero top de la era Gallardo, con 30 gritos. Los únicos que la metieron más son Scocco (33), Mora (34) Pity Martínez (35) y Alario, quien lidera el ranking con 41 conquistas.
Pero además, con su doblete contra el Patrón, Borré se había convertido en el tercer colombiano más goleador de la historia del club. Superó a Teo Gutiérrez (28) y ahora va por dos pesos pesados: Falcao, autor de 45 tantos con la Banda, y Juan Pablo Ángel, top con 62 conquistas. ¿Quién lo para al colombiano?
