El Expreso lo dio vuelta con una ráfaga mortal

La Leprita lo ganaba con un golazo del bueno de Córdoba, pero todo cambió tras la roja a Cerutti y el Tombita, con un doblete de Bastías, se llevó el derby.

El Expreso lo dio vuelta con una ráfaga mortal

Por más que de un lado y del otro se empecinen en desmitificarlo, rebatirlo y hasta objetarlo, cualquier Independiente-Godoy Cruz de estos tiempos despierta, en propios y extraños, un genuino interés por conocer el desenlace de un enfrentamiento entre los equipos de mayor trascendencia de nuestro fútbol.

Es hora de comenzar a reconocerlo como un derby contemporáneo. Un clásico. Por todo lo expresado anteriormente, sí, y también por el resultado. Es que (casi) siempre gana Godoy Cruz. En el torneo y la circunstancia que sea, el Tomba pisa fuerte y se agranda en este tipo de partidos. Se siente cómodo aún cuando las papas queman y el resultados es desfavorable. Como sucedió ayer, como en la recuperada Copa Vendimia y como en el torneo Apertura de Primera división de la Liga Mendocina del año pasado.

El de ayer por la tarde, fue un déjà vu (una especie de replay, una situación “ya vista”) de aquel partido -jugado el 29 de setiembre pasado- que la Lepra logró igualar tras estar 0-2 abajo y terminó perdiendo con un penal agónico convertido por Lucas Rodríguez.

Ayer, la Leprita fue de mayor a menor. Ese arranque altanero, presionando alto y jugando en campo rival, se tradujo merecidamente en el golazo de Ezequiel Córdoba, un mediapunta de 20 años que tiene toda la pinta de futuro crack.

Independiente lo ganaba con justicia y lo justificaba con el buen pie de Córdoba, el ímpetu para marcar de Cabrera, la solidez de Fondere y las buenas intervenciones del arquero Caicedo, cada vez que el Tomba apretó el acelerador.

El Tomba era prolijo en el manejo y generó sus chances en el primer tiempo. Pero claro, Lucas Agüero no estaba en su día y dilapidó dos cara a cara de manera increíble.

Ni lerdo ni perezoso, Alberto Salomón pergeñó un cambio para el complemento: Hernán Bastías por Agüero. El Tomba adelantó sus líneas y fue en busca de Caicedo, que seguía respondiendo con eficacia cada vez que lo llamaban. Sin embargo, ni bien Juan Moyano apoyó sus tapones en el campo de juego (por un cansado Ezequiel Córdoba), Bastías aprovechó un error compartido entre la defensa y el arquero y facturó con el arco vacío. Y la ráfaga continuó. Porque cinco más tarde, otra vez Bastías protagonizó una “avivada” y estampó el 2 a 1 definitivo.

El Tomba derrotó a la Lepra. Y ya es todo un clásico.

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