La fiscalía anticorrupción española sospecha que el exjefe del FMI Rodrigo Rato y otros exdirectivos de Bankia, banco rescatado de la quiebra en 2012, pagaron millones de euros en gastos personales con tarjetas de crédito corporativas.
En un escrito fechado el 24 de septiembre, la fiscalía pidió al juez que instruye el caso por presunta malversación y estafa en el fiasco de Bankia que amplíe la investigación a 15,2 millones de euros de gastos personales pagados con tarjetas bancarias profesionales entre 1999 y 2012.
En su punto de mira, 86 exdirectivos de Caja Madrid, una de la siete cajas de ahorros que se fusionaron para formar Bankia, entre ellos Rato, expresidente de Caja Madrid, exministro conservador español y director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2004 a 2007.
Hoteles, restaurantes, viajes sin justificación profesional: la fiscalía se apoya en una auditoría interna del banco que atribuye a Rato un gasto sin justificación de 54.800 euros con tarjetas de crédito de Caja Madrid primero, y de Bankia después, entidad que dirigió desde enero de 2010 hasta su dimisión en mayo de 2012.
Su predecesor en Caja Madrid, Miguel Blesa, también gastó 436.700 euros.
En la lista figura también Rafael Spottorno, exjefe de la Casa Real española, que fue uno de los responsables de la Fundación Caja Madrid, quien según la auditoría habría gastado con sus tarjetas 223.900 euros.
La fiscalía subraya que dichas tarjetas fueron acordadas "al margen del circuito establecido con carácter general y ordinario".
El exdirector financiero del banco, Ildefonso Sánchez Barcoj, es según el mismo documento quien gastó más, un total de 484.200 euros, pero la lista incluye también a responsables de sindicatos o de los principales partidos políticos del país, de izquierdas y de derechas, que participaban en las instancias directivas de Caja Madrid, entidad pública, y posteriormente de Bankia.
Objeto de varias investigaciones tras rozar la quiebra arruinando a miles de ahorristas, Bankia se convirtió en símbolo de los abusos del sector bancarios español, objeto de un histórico rescate financiero europeo de 41.400 millones de euros en 2012, de los cuales 20.000 fueron para Bankia.
Este fiasco puso en evidencia la fragilidad de numerosos bancos españoles fuertemente expuestos a un sector inmobiliario siniestrado desde el estallido de su burbuja en 2008.