Uno lo encuentra raro al tipo, serio como un manual de filosofía, ensimismado, absorto en pensamientos que vaya a saber uno qué realidad transitan, entonces le pregunta qué diablos le está pasando y el tipo, sin inmutarse le contesta: estoy estresado.
Es decir está en baja de condiciones de vida, lejos de la plenitud que la vida le reclama. Sufre por diversas circunstancias una situación anormal que no le permite enfrentar la vida con la buena voluntad que hay que ponerle a la vida para que no se transforme en una carga.
El estrés en una de las enfermedades de la época. Hay varias enfermedades de esta época. Por ejemplo la mufa que es una enfermedad insultativa pos-natal, porque uno manda todo a la que lo parió. También la amnesia es una enfermedad de la época, que es la que tienen algunos funcionarios que alguna vez fueron candidatos y prometieron. Bueno, ahora se olvidaron.
Otra de las enfermedades comunes es la alergia que es lo que diagnostican los médicos cuando no saben qué cornos tiene el paciente.
Y por supuesto el estrés. Una broma reiterada por los humoristas de bromas fáciles es decir que tienen un estrés tan grande que en vez de estrés es cuatro. Esta estupidez a mí no se me ocurriría porque yo tuve es siete. Por lo menos soporté algunos fruncimientos dorsales.
El estrés es una palabra relativamente moderna que proviene del inglés del mismo modo que los planes económicos, las recetas financieras y las variedades de hamburguesas, aún las contaminadas.
Estrés define una situación en que los nervios de uno se vuelven tan locos con las cosas que le ocurren a uno que no dudan a agarrarse a los coscachos entre ellos. El estrés puede atacar cualquier parte del cuerpo, la cabeza, la cervical, el cuore, el estómago, los bolsillos y hasta las siliconas.
La causa principal del estrés es vivir, fundamentalmente vivir. Si uno no vive no tiene este problema. La segunda causa es vivir en esta época, que uno ya no sabe si es vida. Y la tercera causa que provoca estrés es vivir en esta época y en este lugar del mundo.
Puede agravarse con algunos aditamentos que suele usar el ser humano como ser jefes, vencimientos, impuestos, trabajo, falta de trabajo, sedentarismo, noticieros, diarios, hijos adolescentes y suegras. Es sin duda una de las enfermedades estelares del Vademecum.
Hay médicos y sicólogos encargados de combatirlo. Uno podría pensar que los tipos hacen sus buenas diferencias con la enfermedad pero no es así porque se gastan toda la guita que recaudan en hacerse atender el propio estrés que les dejan a ellos los pacientes con estrés.
Nadie está exento, el estrés no pregunta antes de atacar la condición social del tipo ni los bienes y males que tiene, ni siquiera la fortaleza espiritual que lo alberga. El estrés ataca a todos los que ve en condiciones de soportar su carga y no es fácil sacárselo de encima.
Es el estrés un estado de tensión aguda del organismo obligado a reaccionar defendiéndose de una situación de amenaza. Así que se trata de evitar las amenazas. ¿Me oyeron? Me evitan ya las amenazas sino no hacemos más este diario. En fin, que yo ahora he logrado controlarlo, y no es que ya esté desestresado, ocurre que el estrés se estresó de tanto estar conmigo.