Los disparadores del estrés infantil pueden situarse mayormente en tres ámbitos, la familia (divorcio, muerte, nacimiento), el ambiente (preocupaciones de los padres) o el colegio (peleas, malas notas, exámenes). Este último es uno de los principales ya que es el que, por lo general, más desafíos presenta a los pequeños.
Un niño estresado presenta diversos síntomas físicos y emocionales tales como: sudoración en las manos, problemas estomacales, cambios alimenticios, dolor de cabeza repentino, mojar la cama, comerse las uñas o arrancarse el pelo, pesadillas, insomnio, llantos repentinos, alteraciones emocionales (irritabilidad, agresividad, ansiedad, miedos, regresiones, etc.)
Algunos consejos para apoyar a un niño que se encuentra atravesando una situación de estrés:
- Mantener una comunicación fluida con el niño
- Darle tiempo libre en el día
- Darle espacios para que se relaje, con un baño tibio, enseñándole a observar su respiración con los ojos cerrados, llevarlo a clases de yoga para niños, etc.
- Llevarlo a que practique algún deporte.
- Fomentar valores de amor y respeto hacia los demás y hacia el mismo.
- Permitir que fije sus metas llevándolas a cabo sabiendo que puede cometer errores, aprender de ellos y seguir adelante. Siendo siempre comprensivos frente a sus problemas.
"Es importante mantenerse alerta frente a las actitudes y comportamientos de un niño, con pequeñas cosas pueden estar señalando la presencia de estrés, una situación de estrés infantil no resuelta puede devenir en problemas más graves en la formación de su personalidad" señala la Psicóloga Ma. Isabel Porras.
CONTINUAR LEYENDO NOTA COMPLETA