Insurgentes de Estado Islámico destruyeron un arco de casi 2.000 años de antigüedad en la ciudad histórica de Palmira, la última víctima de la campaña del grupo extremista para destruir lugares de importancia arqueológica en el territorio que controla en Irak y Siria, dijeron el domingo por la noche activistas sirios.
El Arco del Triunfo era uno de los monumentos más reconocibles de Palmira, una ciudad del centro del país conocida popularmente como la “Novia del Desierto'' que la milicia radical tomó en mayo. La construcción estaba en lo alto de las famosas calles con columnas de la ciudad antigua, que vincula el Imperio Romano a Persia y Oriente.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que el autoproclamado Estado Islámico voló el arco pero dejó las columnatas en pie.
Un activista de la oposición que utiliza el nombre de Jaled al Homsi publicó también en Twitter a última hora del domingo que los insurgentes habían destruido el arco. Al-Homsi es el sobrino de Jaled al Asaad, el experto en antigüedades de 81 que fue responsable durante años de los monumentos de la ciudad y que, según familiares y testigos, fue decapitados por miembros del EI en agosto.
El extenso complejo monumental de la antigua Palmira, que también incluye restos de templos consagrados a deidades locales, ha sido atacado por miembros de la milicia radical. Los extremistas suníes imponen una violenta interpretación de la ley islámica en los territorios que controlan, asegurando que estos lugares antiguos promueven la idolatría y justifican su destrucción como parte de su purga al paganismo. Sin embargo, se cree que venden antigüedades saqueadas, lo que les aporta importantes cantidades de dinero en efectivo.
En las últimas semanas, insurgentes de EI volaron dos conocidos templos en Palmira. Imágenes de satélite mostraron los templos de Baalshamin y Bel, de casi 2.000 años de antigüedad cada uno, reducidos a escombros. También destrozaron tres destacadas tumbas.
UNESCO, la Agencia de Naciones Unidas encargada del patrimonio, calificó la destrucción de ``crimen intolerable contra la civilización''.
Antes del inicio de la guerra en Siria en marzo de 2011, la ciudad antigua de Palmira, nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, era una de las principales atracciones turísticas de Oriente Medio.