El Estado en peligro por la mala burocracia

Vivimos tiempos complicados pero no es razonable salir a buscar culpables fictidios por no saber dominar el poder real de la burocracia.

El Estado en peligro por la mala burocracia
El Estado en peligro por la mala burocracia

Hace unos días se conocieron los datos que daban cuenta compras de alimentos hechas por el Anses con notables sobreprecios respecto de los valores de mercado y de los Precios Cuidados. Lógicamente, se generó un gran escándalo, donde el Ministro de Desarrollo Social justificó las compras por la urgencia y la intransigencia de los proveedores para bajar los precios, pero le pidió la renuncia al responsable del sector de las compras y a otros 15 empleados.

Pero, cuando se suponía que era un evento lamentable pero cerrado, el mismo Presidente lo puso sobre la mesa aduciendo que la filtración de la información obedecía a gente que había quedado de la anterior gestión que atacaba al gobierno. O sea, consideró más grave la difusión que el hecho en sí. En realidad, no hubo filtración sino una  investigación de un periodista que hace lo que se debe hacer.

En Presidente también reveló que había autorizado realizar expedientes manuales “porque a veces nos han hackeado la forma digital”. Este sistema no puede ser sujeto de violaciones porque se maneja con un dispositivo llamado Token, que lleva consigo cada funcionario autorizado y sólo él puede operar.

Lo que esconden las palabras del presidente es una sensación de impotencia ante una estructura burocrática, que maneja hilos dentro de la administración que hacen que todo lo que se pueda hacer rápido salga lo más lento posible. Es la forma de sobrevivir que tiene la burocracia.

La misma ineficiencia se vio el día que se convocó a miles de jubilados junto con beneficiarios de planes sociales que generó largas colas, atentando contra la cuarentena dispuesta por el Gobierno y afectando a  los grupos de riesgo que, justamente, se dice beneficiar.

Lo mismo puede decirse con las medidas para ayudar a las pymes o trabajadores informales o monotributistas, que han tenido muchos problemas por fallas en los sistemas informáticos o en la implementación de las decisiones, que demoran mucho.

Por supuesto, la burocracia es necesaria, no siempres es mala, pero hay quienes no sirven a los gobiernos sino a sus propios objetivos. Y este es uno de los problemas que los políticos no alcanzan a dimensionar y nunca han sido capaces de solucionar.

Cuando el Estado sale a hacer compras en grandes cantidades altera los mercados, porque las empresas siempre le dan prioridad a sus cadenas de clientes y si atienden al Estado, se quedan sin mercado.

Por eso la mejor forma de evitar las trabas de la burocracia es establecer sistemas digitales transparentes, donde se pueda seguir el trayecto de cada expediente y así, teniendo la trazabilidad de cada gestión, se podrán eliminar pasos intermedios innecesarios y evitar demoras sin sentido o la participación de personas o empresas que solo se forman al solo efecto de contratar con el Estado, al amparo de la burocracia

Esta ha sido una clara demostración de que la reforma administrativa del Estado es una prioridad para cuando se tranquilicen esta situación sanitaria.

Una parte importante de la baja productividad del Estado está dada por la existencia de personas y normativas que lo único que hacen es poner obstáculos al contribuyente para justificar la existencia de la burocracia.

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