La búsqueda que comenzó con la desaparición de Concepción Arregui (59), asesinada por su marido Roberto Audano (70) y arrojada al dique Potrerillos, finalizó el último domingo.
Un grupo de 9 buzos profesionales de Bomberos de la Policía de Mendoza y de los Bomberos Voluntarios de Luján se adentró en el embalse al mediodía y dio con el cuerpo de la mujer.
Se trató de una jornada más de búsqueda en la que al profesionalismo se sumó la suerte y el equipo conformado por Daniel Candel, Jorge García, José Maidana y Juan Ahumada -de Bomberos de Mendoza-, y Fernando Ciccilotto, Gabriel Sombra, Matías Nazarro, Gastón Goncalvez y Nicolás Gómez -de los Voluntarios de Luján- coronó con éxito su labor.
Comenzaron a las 12.30, ya que la luz del mediodía es vital para hacer visible el fondo. Fueron 7 los buzos que bajaron a las profundidades vinculados con una cuerda, tres de cada lado y uno en el medio guiando al grupo con una brújula. A los 25 minutos lograron dar con el cuerpo, que estaba a 65 metros de la costa y a 17 metros de profundidad.
Candel estaba a cargo del operativo y comandó el equipo desde la superficie, al igual que García, el segundo al mando. "Entrevistamos a Audano -imputado por homicidio- y le hicimos preguntas. Si bien no dio el lugar preciso, nos entregó referencias para llevarlas abajo del agua", comenzó a explicar.
Contó que venían trabajando en la búsqueda en una modalidad en espiral, de adentro hacia afuera y que tras reunirse con el fiscal el jueves 22, cambiaron el sistema. "Arrancamos la nueva forma y el domingo dimos con el cuerpo", remarcó satisfecho, y detalló que consistió en ir todos los días durante una semana y avanzar en línea recta.
Por su parte, Gómez, uno de los buzos que llegó hasta el fondo, comentó que realizaron un barrido en línea para ir descartando zonas. "Los fondos del embalse no son limpios, hay plantas y hay que ir verificando los espacios para ir ganando terreno efectivo".
Reconoció que donde se encontró el cadáver la visibilidad era escasa. "El contacto con el cuerpo lo realizó uno de los extremos de la línea. Inmediatamente se transmitió una señal, se suspendió la maniobra y se realizó una marcación", detalló.
Desde el fondo se envió una boya a la superficie vinculada al cuerpo para dejar marcado el punto. "Finalizada la etapa de identificación salimos a la superficie y tuvimos que esperar las instancias judiciales para proceder al rescate", señaló Gómez.
Una vez que el fiscal dio el visto bueno, llevaron adelante la recuperación. "Fue una maniobra conjunta, con dos buzos sumergidos y el resto desde la embarcación", explicó.
Recordó que, si bien se trató de una maniobra manual y requirió esfuerzo, se realizó con rapidez. "No es fácil, pero como rescatista uno trata de concentrarse para poder finalizar el trabajo y darle a la familia el duelo que merece", manifestó el voluntario.
Bomberos al agua
Formados como buzos profesionales, ambos cumplen funciones de bomberos. Candel supervisa guardias en el cuartel central de Bomberos de la Policía y Gómez presta servicios en el cuartel de los Voluntarios de Luján, además de trabajar en otra actividad rentada. "Nadie es buzo exclusivamente, tenemos la función de bombero y a eso le sumamos la actividad", precisó Candel.
En tanto, Gómez explicó que en su grupo son todos bomberos activos y que han optado por distintas especialidades: rescate en altura, búsqueda en estructuras colapsadas o rescate acuático (de superficie y subacuático).
"Por nuestra jurisdicción, por los embalses que tenemos, este último también es importante", destacó, a la vez que detalló que el grupo de buceadores de ese cuerpo fue creado hace tres años. "Como somos voluntarios, tenemos nuestro trabajo afuera y sacamos tiempo a nuestras familias para esta tarea", aseguró.
Para cumplir su labor, los dos buzos, junto con sus equipos, realizan capacitaciones para mantenerse entrenados y conocer las últimas técnicas en esta actividad.
2 cadáveres perdidos
No es la primera vez que los buzos Candel y Gómez trabajan en un operativo así. Ambos participaron en el intento de rescate de los dos tripulantes del helicóptero que cayó al Potrerillos el 12 de diciembre de 2015.
En ese caso el resultado fue distinto: una orden judicial canceló la búsqueda y los cuerpos nunca aparecieron. "En ese momento era jefe de Bomberos Potrerillos y cuando apareció parte del helicóptero sin los cuerpos, el Juzgado Federal levantó la búsqueda", recordó.
A pesar de las presiones de la familia por despedir los restos de sus seres queridos, las condiciones complicaron que continuara el rescate. "Estaban a más de 90 metros de profundidad, en un lugar donde no se podía bucear. Se trabajó con un grampín, una especie de anzuelo gigante", indicó.
Gómez dijo que se trató de un escenario distinto al de Arregui, ya que fue más corta la búsqueda y también intervinieron las Fuerzas Armadas Argentinas.
"Se rastrilló el fondo hasta encontrar parte del helicóptero". Ambos cuerpos siguen allí, a pesar de no haber salido a flote.
"En una situación normal el cuerpo después de 24 horas comienza un proceso de descomposición que genera flotabilidad y eso permite llevar los a la superficie, pero sinceramente desconocemos la situación de los tripulantes del helicóptero", reconoció.