Cornejo vivió una semana reconfortante luego del resultado electoral del domingo pasado. Más que festejos, fueron días de satisfacción personal por haber logrado que lo ejercido en dos años recibiera el visto bueno de una parte mayoritaria de los mendocinos. Sus candidatos no llegaron al 50 por ciento, pero estuvieron relativamente cerca y con una diferencia porcentual sobre la oposición justicialista que no dejó ningún tipo de duda.
Si bien no pudo buscar un momento de descanso porque las urgencias del gobierno de Macri lo obligaron a una rápida presencia en los ámbitos presidenciales, quienes frecuentan al Gobernador aseguran que su obsesión por los detalles de la gestión tampoco le hubiesen permitido disponer de un desahogo tras el fragor de la campaña.
El objetivo de Cornejo de romper con una seguidilla de resultados no favorables a los oficialismos de turno en cada elección de mitad de mandato se cumplió en forma holgada. Para el Cornejo que juega hasta con las estadísticas, un triunfo casi de tipo “futbolero”; pero para el Cornejo estratega que a partir del lunes ya está proyectando la segunda parte de su gobierno y su proyección personal, un resultado brillante desde todo punto de vista.
Sobre el rotundo resultado, dicen que el Gobernador afirma que “en política o uno busca hacerse el distraído con la realidad o enfrenta directamente el problema. Y enfrentar el problema es poner blanco sobre negro durante la campaña”. Y quienes escucharon la arenga del mandatario provincial y luego observaron los números en las urnas, obviamente se dieron cuenta de que lo que argumentaba era lo correcto; puso en consideración lo realizado en dos años y ganó.
Plebiscitada su gestión y habiendo cortado esa racha adversa en legislativas, que comenzó con Lafalla y terminó con Pérez (en la mitad de mandato de Cobos, en la que Cornejo fue el principal candidato, el resultado favorable fue muy estrecho), el Gobierno apostará ahora a buscar mejores resultados en la política de seguridad y en la agilización de la labor judicial, principalmente. La salud y la educación siguen muy cerca en el orden de prioridades.
A propósito de la Justicia, los próximos meses pueden ser definitorios con respecto a la renovación (¿o ampliación?) de la Corte. En principio circula la versión de que un par de los actuales integrantes del máximo tribunal podrían dejar sus funciones, abriendo la puerta para que Cornejo busque nuevos miembros que atenúen la soledad de Valerio, el juez de la Corte más cercano al Gobernador.
La reciente definición de la situación de la fiscal Orozco, en la que los únicos votos en contra surgieron de los 4 miembros a los que por distintos motivos y argumentos se ubica más lejanos al mandatario provincial, para muchos brilló como una luz de alerta que presagia turbulencias en la relación entre poderes.
La sucesión también comienza a instalarse en los ámbitos de discusión del espacio oficialista. Y no sólo se conversa aquí, en Mendoza, porque seguramente el destino político de un gobernador sin posibilidad de reelección, pero con una gestión destacada, será un aspecto a tener en cuenta a la hora de pensar en fórmulas y listas de Cambiemos para las elecciones de 2019.
El Gobernador sostiene entre sus colaboradores cercanos que pretende una sucesión ordenada. Aspira a llegar al final de la gestión fortalecido, como se encuentra actualmente después del respaldo en las urnas, “no con nombres sino con un programa claro y respetado”, señala a los suyos, tan inquietos como el ambiente político en general por saber si tiene alguna preferencia en especial, dando por descontado que su apuesta sigue siendo el ministro Martín Kerchner. Pero el elegido, finalmente, puede llegar a ser un intendente, un legislador o un ministro; no importa qué función se tenga sino cómo interpreta la gestión, suele machacar Cornejo.
Anotados para la disputa por la sucesión ya hay nombres (ver página 2A) y en ese terreno se pondrá a prueba la convivencia entre los partidos del espacio oficialista.
Sin duda el radicalismo de Cornejo es mayoritario en Mendoza, pero el Pro, que tiene en sus filas a uno de los aspirantes a la contienda por la sucesión, el intendente de Luján, De Marchi, siempre corre con la ventaja de una línea directa con la Presidencia de la Nación, más allá de la conexión que perdura entre Macri y Cornejo. No en vano se reitera desde el oficialismo que así como el resultado de las PASO (módico para el oficialismo en Mendoza) insinuó diferencias con la metrópoli, los guarismos de las recientes legislativas disiparon las dudas y fortalecieron el vínculo. Mientras tanto, la prolija y paciente construcción política del Pro en territorio mendocino continúa y no constituye un detalle menor al pensar en el futuro local de Cambiemos.
En el espacio liderado por De Marchi por ahora sugieren mucha prudencia por no estar dadas las condiciones para que surja algún contraste que altere la clásica convivencia desde los tiempos fundacionales del espacio. Sí sugieren de parte del Gobernador alguna neutralidad al no poder ser él mismo el próximo candidato, más allá de reconocer que, conforme su estilo de hacer política, le asiste el derecho de proponer y apoyar a quien él considere el más apto para pelear por ocupar su lugar desde diciembre de 2019.
Por último, el justicialismo, el gran derrotado de las legislativas en Mendoza, como en los principales distritos del país, tiene el tremendo desafío de salir a recuperarse en medio de un panorama preocupante. Se habla de una reconstrucción del espacio pero generalmente de parte de quienes cayeron en otras contiendas o perdedores fuertes de la reciente elección. La transición hasta el recambio legislativo, que recién será dentro de seis meses, le puede permitir algún tipo de reacomodamiento, fundamentalmente porque el paso del tiempo suele contribuir en el cicatrizado de heridas.
Pero esta caída del domingo 22 ha pegado muy fuerte hacia adentro del PJ y la realidad marca un gran cortocircuito, incluso en el núcleo de los cinco intendentes, que hasta llega a preocupar a Cornejo y su equipo pensando en la futura conciliación de proyectos en la Legislatura.