La entrevista de Guayaquil, ha sido llamada muchas veces el "enigma", más por la polémica entre los partidarios de sus dos protagonistas, antes que por la falta de información sobre ella.
Las interpretaciones contradictorias, han derivado por lo general de la toma de posición entre los historiadores simpatizantes de San Martín y de los que exaltan a Bolívar.
Sucesivos documentos y testimonios, algunos coincidentes, otros contradictorios, se han ido sumando, alimentando por lo general más la polémica que el consenso.
Uno de los últimos en aparecer,- y ello confirma que la historia es una construcción permanente, fue encontrado en 2013 en el Archivo Nacional del Ecuador. Había estado perdido durante casi dos siglos por haber sido clasificado erróneamente, por el historiador colombiano Armando Martínez. Se trata de una carta escrita por el general José Gabriel Pérez, que actuaba como secretario de Bolívar en esos momentos, a Antonio José de Sucre, entonces intendente de Quito, transmitiéndole el resumen de la entrevista según el Libertador de la “Gran Colombia”.
De acuerdo a esta versión “bolivariana”, la entrevista fue cordial y no giró acerca de si Guayaquil debía ser independiente o anexarse a Colombia, sino sobre la forma de terminar con la presencia española en el Perú. A Bolívar le queda la impresión de que San Martín no tiene fuerza suficiente para resolver el problema. Se plantea una discrepancia, en razón de que el último defiende como régimen político la monarquía constitucional y su interlocutor la República, aunque el primero concuerda con la idea de constituir una “Federación” con los nuevos países, comprometiéndose a sumar a Chile y reconociendo que no será fácil hacerlo con el Río de la Plata. San Martín habría expresado que la reunión no tenía carácter oficial, ni político ni militar. La primera reseña biográfica de San Martín que llamo “proto-biografía”, fue publicada en Londres en 1823 y escrita un año antes, por “Ricardo Gual í Jaen”, que encubría su verdadero autor, Juan García del Río, un colombiano que fue estrecho colaborador político de San Martín en el Perú. Es la primera visión “sanmartiniana” del prócer, escrita en realidad para defenderlo de las críticas y calumnias de las que era blanco.
Su relato de la entrevista es escueto, pero da una versión similar a la de la carta encontrada en 2013. Dice que “el resultado de la conferencia fue tan lisonjero, como ella había sido cordial; y al regresar San Martín al Callao, le siguieron tres mil soldados aguerridos con que el Libertador de Colombia retornaba el auxilio, que el Perú le había facilitado para la campaña de Quito”.
La primera biografía como tal sobre San Martín, la escribe un chileno, Benjamín Vicuña Mackenna y la publica en Santiago en 1863. Plantea la interpretación que ha primado en los historiadores argentinos en los años siguiente.
Sostiene que San Martín “retirándose de las playas que había conquistado para cederlas a otro, junto con su ejército, su gloria, su misión incompleta, es un ser sublime. Bolívar le venció sin duda en Guayaquil, y por eso sus contemporáneos, que no vieron sino el hecho y el éxito que en breve le acompañó, le aclamaron entonces y todavía lo aclaman superior por mucho al héroe argentino”.
Agrega que “la posteridad juzga de otra manera, y a sus ojos San Martín se levantará en los futuros siglos de la virtud sin petulancia y del patriotismo sin ambición, mucho más encumbrado que su émulo prestigioso. Si Bolívar había vencido a San Martín con su audaz arrogancia, San Martín se había vencido a si mismo con su heroica resignación”.
Testimonios e interpelaciones, seguramente se seguirán sucediendo, pero parece claro que la palabra “renunciamiento”, resulta coherente con la personalidad y trayectoria de San Martín y “arrogancia”, con la acción y actitud de Bolívar.