Las clavadistas brasileñas Ingrid de Oliveira y Giovanna Pedrosa protagonizaron un verdadero escándalo en la Villa Olímpica de Río 2016. Oliveira le pidió a su compañera que la dejara sola en la habitación porque iba a tener un encuentro amoroso con otro deportista. El hombre en cuestión es nada más y nada menos que el remero Pedro Gonçalves.
Pese a que Pedrosa se negó a dejarle la habitación y le recomendó que descansara, Oliveira no acusó recibo y pasó la noche con Pedro Gonçalves.
El apasionado encuentro fue justo el día previo a la competencia. A la mañana siguiente las clavadistas de saltos ornamentales tuvieron una paupérrima actuación y terminaron últimas en la clasificación.
La decepción del público brasileño fue enorme porque las clavadistas eran candidatas a ganar la prueba tras la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 2015.