El “efecto Trump” ya se percibe en todo el mundo

Dirigentes de la OTAN analizan incrementar el gasto militar en respuesta a la insistencia de Trump de que paguen más por su defensa.

El “efecto Trump” ya se percibe en todo el mundo

En cuestión de días, tras la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el jefe de planificación urbana de Jerusalén declaró el final de una era en la que se restringieron las viviendas nuevas para los habitantes judíos en barrios disputados, por deferencia a las objeciones estadounidenses.

La semana pasada siguió adelante con un plan (que se había retrasado mucho tiempo) de construir 500 viviendas, una cantidad inicial de las miles que seguirán. En la oficina del alcalde se insistió en que el momento coincidió y que la decisión no es política. Sin embargo, el jefe de planeación dejó claro que vio una luz verde para proceder “ahora que ganó Trump”.

Se le puede llamar el Efecto Trump. Por todo el mundo, su elección ya está influyendo en situaciones aun cuando asumirá el cargo dentro de siete semanas. Las compañías que esperan beneficiarse con las políticas económicas de Trump han visto aumentar sus acciones. Los países que temen su posición en contra del comercio han visto el hundimiento del valor de sus monedas frente al dólar. Los gobiernos están recalibrando las políticas sobre comercio, defensa e inmigración.

El comportamiento de los mercados mundiales hacia Trump ha sido desigual. Esta semana, las acciones y el dólar se movieron ligeramente y aumentaron los precios de los bonos, quizá indicando un poco de cautela tras el incremento poselectoral del mercado de valores.

Gran parte de la reacción mixta de los mercados refleja la incertidumbre sobre un presidente nuevo, que nunca ha ejercido un cargo público, por lo cual los dirigentes políticos, ejecutivos de negocios e instituciones internacionales hacen apuestas sobre cómo podría reinventar las reglas que han regido a las relaciones mundiales con presidentes estadounidenses de ambos partidos.

Para algunos, inicialmente, hubo una proyección prometedora. Los mercados bursátiles estadounidenses y extranjeros subieron por lo que algunos analistas llamaron “la sacudida Trump”. El promedio industrial del Dow Jones ha roto varias marcas desde la elección y la semana pasada subió hasta 19.000 por primera vez, en medio de las expectativas de políticas regulatorias más amigables con los negocios. A los bancos de inversión, como Goldman Sachs, les ha ido particularmente bien.

Algunas firmas europeas también han visto aumentar los precios de sus acciones. El Deutsche Bank, cuyas acciones se dispararon muy arriba, hasta 17 %, después de la elección, tiene razones para estar optimista más allá de los vínculos de larga data con los negocios de Trump, ya que el Departamento de Justicia propone una multa de 14.000 millones de dólares al iniciar las negociaciones con el banco, su manejo de los valores respaldados por hipotecas en la crisis financiera de 2008. Algunos en Alemania esperan que el nuevo gobierno ceda y relaje las regulaciones.

Por alguna razón, México ha recibido un golpe económico desde las elecciones. Además del muro, Trump se ha comprometido a salirse del Tratado de Libre Comercio para América del Norte. El peso de México ha caído drásticamente y, la semana pasada, su banco central recortó su proyección de crecimiento para el año entrante debido “al proceso electoral en Estados Unidos”.

Otras economías han reaccionado con trepidación en medio de temores de que las políticas de Trump pudieran hacer subir las tasas de interés y de la inflación, una expectativa que algunos comerciantes denominan trumplación.

Algunos países están tratando de resolver cómo van a responder en otras formas. Dirigentes de los aliados de la OTAN están examinado incrementar el gasto militar en respuesta a la insistencia de Trump de que paguen una mayor parte de su defensa. La semana pasada, Lituania eligió a un nuevo primer ministro, quien renovó la promesa del país de incrementar el gasto en seguridad.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien ha tenido una relación espinosa con Obama, ha dejado claro a sus asociados que está encantado por la ascensión de Trump. Miembros de la coalición de Netanyahu esperan que Trump renuncie a la práctica de Obama y de otros presidentes de ambos partidos que trataron de evitar que Israel construyera viviendas en Cisjordania y el Este de Jerusalén. Poco después de la elección, un asesor de Trump dijo que los asentamientos no son un obstáculo para la paz, al parecer con el mismo argumento que da Netanyahu.

Betty Herschman, la directora de relaciones internacionales de Ir Amim, una organización que se opone a la construcción de asentamientos, dijo que es demasiado pronto para saber cuál sería realmente la política de Trump. Sin embargo, dijo que algo sí está claro: “La derecha israelí ya está celebrando”.

Un ejemplo es la decisión que se tomó la semana pasada sobre 500 nuevas viviendas en Ramat Shlomo, un barrio ultraortodoxo del este anexado de Jerusalén, del otro lado de la “línea verde” que delinea la frontera que existió hasta que Israel ganó la guerra de 1967. La unidad habitacional se había estado planeando durante años.

Brachie Sprung, una portavoz del alcalde Nir Barkat, dijo que la acción del comité municipal de planeación de la semana pasada se debió a que el constructor regresó al ayuntamiento con las revisiones a los planos para las que se requiere una nueva aprobación.

“No se ha hecho ninguna declaración política aquí, con este terreno”, dijo.

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