La definición de “colateral” explica que, ante un diagnóstico mal hecho, las consecuencias de la aplicación de alguna receta hacen un efecto dañino. Sin entrar a debatir el mal diagnóstico que se viene haciendo en términos económicos desde hace más de tres décadas, donde al crecimiento del Estado se lo quiere combatir con presión fiscal, llevándolo al ámbito agropecuario, esto lo convierte en un sector donde la renta es negativa e inviable.
Esto afecta directamente al “recurso suelo”, recurso escaso y no renovable. Esto significa que, como en el caso del petróleo, cuando se termine tendremos que buscar alternativas para suplantarlo, para así poder obtener la energía que sirve para hacer funcionar nuestra vida en términos civilizados, urbanos y rurales.
La ciencia, que es sabia y viene trabajando desde hace mucho, ha logrado resultados positivos, aunque por ahora, muy costosos para tal fin. En cuanto al recurso suelo, es imposible suplantarlo en forma extensiva. Es único, este efecto sería devastador.
La salud del suelo se puede medir en termino de biodiversidad. Por ende, para conservarla es fundamental aplicar la rotación de los cultivos. Para esto tenemos en cuenta dos factores: uno, el aspecto químico, y otro, el físico, ambos son modificables positivamente con la rotación de cultivos, ya sean de renta o de servicios.
La rotación de cultivos de trigo, soja, maíz, o la alternancia entre estas, hace que se multipliquen la cantidad de poros de todos los tamaños, trayendo, como efecto colateral, que se diversifique la vida en el suelo, logrando que a la vez todos los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas cultivadas sean aprovechados con mayor eficiencia.
Entonces, el efecto colateral de las retenciones atenta contra la rentabilidad neta del sector agrícola y ganadero. Esto traerá aparejado la desaparición de la alternancia de los cultivos encasillándonos hacia un monocultivo: la soja.
Las gramíneas (maíz y trigo), serán las primeras en desaparecer, puesto que son las que conllevan mayor inversión, (costos directos) y serán reemplazadas por aquellos cultivos con los que, a partir de una menor inversión, logren una mejor rentabilidad. Esto hará que el deterioro del suelo se acelere y cuando se acabe, no habrá otro para reemplazarlo.
Sabemos entonces cuales son las consecuencias del monocultivo de soja. Al cabo de un tiempo se deprimirán los rendimientos y entonces contaremos menos productos exportables, los cuales forman parte muy importante de los ingresos de nuestra república.
El nuevo aumento de las retenciones a la exportación no solo va en contra de la naturaleza del suelo sino también de las personas. El efecto colateral de estas medidas, será nefasto para toda la sociedad en su conjunto.