Su obra cumbre fue “El nombre de la rosa”. Allí, hizo gala de su erudición, de sus conocimientos de la Edad Media, su compromiso político (la religión, la política y la filosofía unidos por un delgado hilo) y su genialidad para contar historias.
Gran intelectual italiano, el escritor Umberto Eco, fallecido la noche del viernes al sábado a la edad de 84 años, conoció la gloria mundial.
Este filósofo de formación, reconocido tardíamente cuando se acercaba a los 50 años, publicó “El nombre de la rosa” en 1980, novela que se tradujo a 43 idiomas y vendió millones de ejemplares.
El director francés Jean-Jacques Annaud la llevó al cine con Sean Connery en el papel del hermano Guillermo de Baskerville, ex inquisidor franciscano encargado de resolver la sospechosa muerte de un monje en una abadía del norte de Italia.
Para el sector editorial italiano, “El nombre de la rosa” significó el relanzamiento de la literatura italiana en el extranjero. Gracias a ello, “los escritores se volvieron a traducir”, destaca el crítico y novelista italiano Alain Elkann.
Eco, nieto de un editor de la pequeña burguesía, contó que empezó a escribir a los 10 años unas cuantas historias que él mismo editaba.
Nacido el 5 de enero de 1932 en Alessandria (norte de Italia), Eco estudió filosofía en la Universidad de Turín y consagró su tesis al “problema estético en Tomás de Aquino”.
Este especialista en Historia medieval que tradujo a Nerval al italiano y conocía al dedillo Cyrano de Bergerac, trabajó también en la radiotelevisión pública italiana RAI, lo que le permitió estudiar el tratamiento de la cultura por los medios de comunicación.
Políglota, casado con una alemana, Eco dio clases en varias universidades, sobre todo en Bolonia (norte), donde ocupó la cátedra de semiótica hasta octubre de 2007, año de su jubilación.
Después de "El nombre de la rosa", atrapó a sus lectores con "El péndulo de Foucault" (1988), "La isla del día antes" (1994) y "La misteriosa llama de la Reina Loana" (2004). Su última novela, "Número cero", publicada en 2014, es un relato policial contemporáneo centrado en el mundo de la prensa.
Hombre de izquierdas, Eco no era un escritor encerrado en una torre de marfil. Este practicante del clarinete escribía regularmente en el semanario L'Espresso.
Tras la victoria de Silvio Berlusconi en las elecciones legislativas de 2008, consagró un artículo al retorno del espíritu de los años cuarenta, “lamentando tener que escuchar discursos parecidos a los de ‘la defensa de la raza’ que no atacaban solamente a los judíos, sino también a los gitanos, marroquíes o extranjeros en general”.
Su último combate lo libró al lado de escritores como Sandro Veronesi para proteger el pluralismo de la edición en Italia después de la adquisición de RCS Libri por Mondadori, propiedad de la familia Berlusconi.
Umberto Eco se pasó con otros autores a una nueva editorial independiente, llamada La nave de Teseo.
Doctor Honoris Causa por cerca de 40 universidades, entre ellas, la Complutense de Madrid, Castilla-La Mancha, Sevilla, Burgos o Buenos Aires.