"Se metió con el auto en movimiento, me dijo 'andate de acá' y me dio una cachetada'". Así resumió la repudiable agresión que sufrió un chofer de Uber, atacado y amenazado de muerte por un taxista cuando dejaba a una pasajera en la Terminal de Ómnibus. Se trata del primer caso registrado en Mendoza, donde el servicio está regulado por la nueva ley de movilidad. Sin embargo, se ha vuelto una situación normal en las calles de Buenos Aires por la falta de legislación.
El trabajador agredido dialogó con Los Andes y describió el momento que le "amargó la vida", tal como definió. El ataque ocurrió el jueves pasado a plena luz del día, cuando el chofer inició su jornada habitual de viajes. Llevaba a una mujer de 71 años hacia la Terminal de Ómnibus de Guaymallén, aunque con la particularidad de que debía dejarla en una zona exclusiva para el ascenso y descenso porque tiene una discapacidad motriz.
El conductor no alcanzó ni a acercarse a la puerta de su acompañante, cuando unos gritos despertaron su atención. Cuando intentó darles significado, era muy tarde: un taxista se le acercó, lo increpó y lo amenazó de muerte. "Fue un momento feo. Me insultó, me golpeó el auto. Yo no estaba impidiendo nada, no era una zona prohibida. Me gritó 'caradura' y 'trucho'. Me dijo que sacara el auto o me iba a reventar", contó el chofer.
Él respondió que "estaba en regla", que es un conductor de Uber y que "paga exactamente lo que vos pagás". Pero no fue suficiente. Cuando la víctima del ataque alcanzó a subirse a su auto y dio arranque, el taxista se metió por la puerta del acompañante y le advirtió: "Andate ya de acá". No conforme con la violenta intimidación, el agresor le lanzó una cachetada. "Si me daba una trompada, me dejaba al hospital. Soy operado de la cervical", subrayó el chofer.
Con la bronca y el dolor, el hombre fue a la fiscalía N°8 a ratificar la denuncia. Si bien alcanzó a tomar nota del número de coche, las cámaras de seguridad de la estación de micros serán cruciales para identificar al taxista.
"En 62 años, es la primera vez que me pasa algo así. Me sentí muy mal. Le molestó que fuera un remís trucho, algo que es falso. Con Uber llevaba 1.300 viajes sin ningún problema. Desde la empresa me ofrecieron su apoyo para lo que necesitara, así como de la Secretaría de Transporte", relató la víctima, quien optó por resguardar su identidad.
El ataque no impidió que el hombre retornara a su trabajo diario, lo que le permitió vencer el miedo a otras eventuales represalias. "Ahora miro los coches. Antes me saludaba con los taxistas. Hasta los he llevado porque ellos mismos saben que es favorable", concluyó, a la espera de los avances en la investigación y una posible sanción por parte de las autoridades hacia el taxista.