El durazno industria, con un escenario comercial incierto

Todavía los industriales no ponen precio a la fruta. Se espera que los valores sean rentables para el productor. Se estima que la cosecha de esta temporada alcanzará para 90 millones de latas.

El durazno industria, con un escenario comercial incierto
El durazno industria, con un escenario comercial incierto

Con un volumen de cosecha que se situará por debajo de la producción potencial y sin stock en las fábricas, el sector de durazno de industria espera poder recuperarse de un 2014 para el olvido, cuando los establecimientos fabriles trabajaron apenas a un tercio de su capacidad.

Desde lo productivo, el escenario ofrece expectativas relativamente favorables, si bien la marcada dispersión de calibres podría afectar la disponibilidad de fruta para mitades, que es aquella por la que se obtienen mejores precios.

Estimaciones oficiales y del sector privado (tanto de productores como de industriales) indican que alrededor del 40% de la fruta llegó a cosecha con tamaños que quizás no den para envasar “al natural” y deba tener por destino la molienda.

Con este escenario, referentes del sector estiman este escenario: a los 140 millones de producción que pronosticó el IDR habría que restarle alrededor del 10% que afectó el granizo; el 60% de lo queda iría a mitades, con lo cual la oferta final de materia prima, alcanzaría para llenar poco más de 90 millones de latas.

Si consideramos que la media de consumo anual del mercado interno se ubica entre las 80 y 90 millones de latas de 820 gramos, podría inferirse que la oferta y la demanda van a estar más o menos equilibradas.

Desde la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), el presidente de la entidad, Raúl Giordano, señaló que “este va a ser un año normal, en el que la industria va a elaborar todo lo que se coseche”, aunque advirtió que en el plano comercial “las perspectivas no están muy claras porque no sabemos si se va a poder exportar, al menos, a valores razonablemente rentables”.

De cualquier manera, reiteró que “la situación, en general, es de una temporada de trabajo”. Recordó que “venimos de un año muy mezquino, como fue el 2014, cuando las fábricas trabajaron a 30% o 40% de su capacidad y este año tenemos la expectativa de tener fruta para procesar y mercados tanto doméstico como externos que no pudimos abastecer durante la última temporada”.

Giordano reconoció que “no es un año fácil, ni económicamente ni financieramente, porque las condiciones no son viables como para tener planes de exportación importantes”.

Explicó que “hay demanda, pero no sé si podríamos cumplir los compromisos que asumiéramos ya que tenemos un escenario de costos internos que, comparados con los de nuestra competencia internacional, nos pone fuera de competencia”.


Expectativa por los precios
En lo inmediato, y con la cosecha iniciada en el Este y en el Sur, ya hay quienes, como ocurre cada año, quieren empezar a hablar de precios y los que, desde la otra punta, prefieren esperar al menos un par de semanas.


Cristian Del Pozzi, vicepresidente de la Asociación de Productores de Duraznos de Mendoza, está preocupado por la falta de definiciones. 
"Uno llama a las fábricas y todos están de vacaciones", dice, pero al parecer no falta algún establecimiento que "manda a alguien a ofrecer un precio bajo para ver qué pasa", señala el productor.

Del Pozzi, que preside la Sociedad Rural de San Rafael, recordó que el anteaño pasado, cuando el dólar estaba a poco más de 5 pesos, se pagó una pulpa de fruta a 1 peso o 1,20 para damasco - durazno y 1,80 el durazno de primera.

“Ahora -continúa-, nos encontramos con las fábricas sin stock y con una cosecha que no es excepcional, sino que está por debajo de la media. Por eso, viendo cómo está ahora el dólar y los costos, creemos que no es una locura hablar de 5 pesos una fruta de primera y de 3 pesos una fruta para pulpa que el año pasado, cuando había muy poco, se llegó a pagar 4 pesos”.

Pero se lamenta porque en la industria se ha generado un ambiente en donde no se pone precio. “No nos dicen nada, aprietan para que uno no respire, y cuando sueltan un poco, ofrecen mucho menos y uno termina agradeciéndolo porque lo dejaron respirar”.

Del Pozzi lo resume: “Largamos mal con el damasco, con un precio bajo, un peso el kilo para industria, excepto una empresa que llegó a pagar entre 1,30 y 1,40 el kilo”.


Fines de enero
Raúl Giordano, por su parte, cree que no se puede hablar todavía de precios. Recordó que "quien define precios es cada industria en forma particular con cada uno de los productores con los que opera y que el año pasado la industria terminó pagando muy buena plata, "con un máximo de $ 8 el kilo, siendo que los productores, en un principio, pedían entre 5 y 6 pesos", dijo.

Subrayó que “los precios surgen de la negociación de oferentes y demandantes y no es lógico ni saludable hablar de valores”.

Indicó que “los precios se empiezan a formar a mediados de enero; de hecho, en mi establecimiento no defino precio con mis productores hasta esa fecha, y ninguno está en la puerta de su finca diciéndome cuál es el precio para decidir si me entrega su fruta. Por eso, el valor no se puede fijar antes de la cosecha”.

Aclaró, de paso, que “los precios internacionales rondan entre 30 y 35 centavos de dólar por kilo de durazno para mitades”.

De cualquier manera, el industrial remarcó que “siempre se ha llegado a un acuerdo y hoy en día el productor debe estar tranquilo porque se le va a retirar y se le va a elaborar su producción, a valores rentables. Es que el industrial no es enemigo del productor y no es socio del productor”.

De todos modos, Giordano vinculó la posibilidad de obtener rentabilidad no sólo con el precio, sino también con la productividad. “Por eso -dijo- las fábricas tienden a tecnificarse y los buenos productores también tienden a mejorar sus rendimientos, porque no es lo mismo un productor que cosecha 15 mil kilos por hectárea que uno que obtenga 40 mil kilos”.


Demanda muy "tranquila"
Desde el Este, el productor de Rivadavia Rolando Kaiser reflexionó que "el panorama está complicado, porque hay durazno, aunque no sobra ya que es una cosecha que está por debajo de la media normal; pero hay bastante fruta chica, porque no todos han raleado como corresponde. Las cosas no se han hecho del todo bien, porque no se ha podido".

Advierte que, “si bien no hay una supercosecha, creo que puede haber problemas en lo comercial, porque la recesión es fuerte, y, como no se puede exportar, dependemos solamente del mercado interno”.

En este sentido, cree que la retracción que evidencia la demanda, en distintos productos puede replicarse también en el durazno industrializado, y aparentemente los industriales, que necesitan plata para empezar la temporada, “han salido a anticipar ventas a muy bajo precio a los grandes mayoristas y a las cadenas de súper e hipermercados, que son los que engordan”.

Kaiser asegura que “no hay una demanda firme de durazno por parte de la industria, a pesar de que no hay una cosecha importante”. Aseguró que “otros años, a esta altura de la temporada ya me habían visitado 2 o 3 fábricas y este año ninguna, tuve que ir a ofrecerlo”.

El productor del Este empezó a cosechar sobre fines de diciembre, pero “de precio, desgraciadamente, recién se empieza a hablar más adelante”. Señaló que “si uno fuera ahora a la fábrica y preguntara, le responderían: ‘Lo que paguen los otros’. Todos dicen lo mismo”.


Problemas financieros
En tanto, el presidente de la Cafim, Raúl Giordano, reconoció que "hay fábricas que no van a trabajar" esta temporada. Serían unos cinco establecimientos de alrededor de veinte instalados en la provincia que este año no tienen programas de elaboración "por problemas financieros".

Advirtió que “la producción de duraznos enlatados tiene un costo financiero muy alto, porque la mayoría de los insumos se paga al contado y lo único que se financia algo es la materia prima”.

Mientras tanto, “la industria no vende todo cuando termina de elaborar, sino que vende una parte, y después el supermercado o el mayorista, o quien sea, se va proveyendo a medida que transcurre el año. De manera que el stock lo hacemos nosotros, y la lata que se vende en diciembre no incorpora todo ese costo financiero”, dijo Giordano.

Para el industrial, las herramientas financieras disponibles no son aptas para la producción, por lo que reconoció: “Eso hace que algunas industrias tengan que tomar alguna alternativa de financiamiento más económicas, como pueden ser las pre ventas, pero eso es exclusivo de cada industria”.

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