El dueño de los 15.000 votos que ilusionan a Gimenez y Rufeil

Casi sin recursos, Cristian Etem hizo tambalear al intendente y sacó el 21%. Su caudal definirá las elecciones de setiembre.

El dueño de los 15.000 votos que ilusionan a Gimenez y Rufeil
El dueño de los 15.000 votos que ilusionan a Gimenez y Rufeil

Con una agrupación que presentó apenas en enero, casi sin recursos y con la compañía de un núcleo duro de solo 45 personas, Cristian Etem (48) le hizo internas en San Martín a Jorge Gimenez (56) y consiguió el domingo pasado ser la gran sorpresa de la jornada, ya que aunque perdió, sacó algo más de 15.000 votos, el 21% del padrón, un caudal que en setiembre definirá al próximo intendente y que le permite presentarse como la renovación del peronismo en el Este.

"Para nosotros no fue sorpresa porque siempre estuvimos convencidos de que haríamos una gran elección; es más, fue un golpe duro haber perdido contra Gimenez porque yo creí que le ganábamos", dice Etem, apasionado e intenso, dos características que lo definen en la política pero también en la vida, según aquellos que lo conocen.

Etem, de risa fácil y enorme como un oso, es profesor de Educación Física, de boxeo y karate; también es viñatero y se define como "cristiano y peronista tradicional", admirador de los caudillos del siglo XIX, como Facundo Quiroga y "Chacho" Peñaloza, aunque no se olvida de Güemes, Belgrano y San Martín a quienes hace referencia en todo momento; en uno de sus hombros tiene tatuada una gran Bandera de los Andes y a la agrupación que formó la bautizó "La Patria nos Llama", casi una declaración de principios.

Etem sabe lo que también saben Jorge Gimenez (PJ) y el radical Raúl Rufeil (59) -principales candidatos en carrera para la elección de intendente de setiembre-, que su caudal de votos es heterogéneo y que no todos los que lo votaron (tal vez ni siquiera la mayoría) son peronistas: "Mucha gente me dijo 'jamás voté al peronismo pero lo acompaño'", cuenta entusiasmado con la batalla política que dio y que le permite incluir dos concejales -segundo y cuarto-, en la lista definitiva de Gimenez.

Dice que todavía no se reunió con el intendente, que mantuvieron una breve charla telefónica, pero que aún no acordaron una reunión de trabajo: "Con Gimenez tengo muchas diferencias y eso no ha cambiado; él es unitario y yo soy federal, él se preocupó por la ciudad pero se olvidó de los distritos, le ha faltó salir más a la calle y atender a la gente, por eso le hice interna", cuenta aunque enseguida aclara: "Pero soy peronista y voy a trabajar para que mis concejales puedan entrar y llevar adelante nuestros proyectos, que tienen que ver con los problemas reales de la gente".

Etem da clases en escuelas, clubes y en su gimnasio; fue entrenador de la boxeadora Yesica Marcos, de quien además es su padrino de bautismo y guarda en su billetera la imagen de una virgen que la ex campeona mundial le obsequió. Lleva muchas imágenes religiosas en esa billetera: "No es millonaria pero sí muy poderosa", dice con una sonrisa mientras la muestra.

También fue director de Deportes de Gimenez entre 2007 y 2011; dice que al municipio le falta "compromiso con el pueblo" pero lo mismo critica de la Provincia, a la que le achaca responsabilidad en la economía regional: "Los viñateros estamos fundidos, la uva no vale pero los costos y los impuestos se triplicaron".

En San Martín, Gimenez sacó el 31,6% de los votos y a cuatro puntos quedó el concejal Rufeil con 27,5%, que busca captar en setiembre a los que no quieren un quinto mandato del intendente y entre ellos, se ilusiona, a buena parte de la performance del profesor de gimnasia, aunque la lógica indica que el principal beneficiado de los votos de Etem debería ser Gimenez.

Cristian Etem prefiere no entrar en esa especulación, dice que apoya a Elegí, pero insiste en la tarea de control de sus ediles y agradece a todos los que lo votaron; cuenta que a Rufeil lo une una amistad: "Es una excelente persona y fue pediatra de mis hijas, pero tenemos diferencias, por empezar él es radical".

Durante la charla dice que solo perdió una batalla, que seguirá en política y que solo tiene dos jefes: "La voz del pueblo y Dios. En el juicio final seremos juzgados por las cicatrices del combate, no por los triunfos", cierra casi místico.

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