Un lugar sagrado, que conserva su legado, sus obras y el espíritu artístico de la artista plástica Eliana Molinelli. Lo que fuera su taller, su espacio de creación, hoy su hija, la actriz y directora teatral Natasha Driban Molinelli, lo toma como un espacio escénico y vuelve a cobrar vida.
"Le pedí permiso para crear allí", dice la directora notablemente movilizada por la apertura de la sala en Godoy Cruz. Y aunque el espacio alberga sus esculturas, los hierros retorcidos y la chatarra que conforman el universo artístico de Molinelli (fallecido en 2004), le hacen lugar a un escenario y esta noche, luego de tres años, abre sus puertas con el estreno del drama "Cachetazo de Campo".
Un vínculo y un destino ineludible
“Las esculturas del taller transmiten una emoción potente dentro de ellas. Acomodé las esculturas que dejó mi madre, sus bocetos, los tesoros que guardaba de las chacaritas. Limpie el hollín de sus paredes y regalé algunas de sus herramientas a artistas que amó. Al museo que fue surgiendo le impuse un pequeño teatro. Así quedamos unidas madre e hija. Madre metalúrgica heroína, capaz de convertir el metal en piel incorruptible. Hija, guardiana de su obra, apasionada por contar historias”, sintetiza sobre el proceso de Natasha vivenció luego de la partida de su madre.
Aunque en 2013 fue el puntapié inicial para abrir el taller y convertirlo en un multi espacio con el estreno de "Algo de Ruido Hace", la maternidad ocupó gran parte de la rutina de la directora, hasta que volvió al ruedo y comenzó a transitar un nuevo proceso teatral.
Luego de meditarlo, tomó coraje y trabajó sobre una de las obras más representativas del dramaturgo Federico León, que vino a cerrar un círculo de emociones, que entrelazan el vínculo madre e hija.
“A la obra la descubrí hace mucho tiempo atrás y siempre quise hacerla, por esa relación madre e hija que retrata. Pero no es una obra fácil, porque tiene muchas aristas, no es complaciente con el espectador. Las dos obras que se han hecho en la sala son intimistas, porque el espacio lo permite”.
En "Cachetazo de Campo", la obra avanza y se sostiene en el fuerte estado emocional de sus protagonistas. Una madre (Ileana Spano Jaliff) y una hija (Gabriela Contreras Salinas), se enfrentan en el final de un viaje. Alejadas de todo lo que las identifica, hablan de lo que ya no es y no sienten, desbordadas de dolor. El Campo (Rolando Orduña Salguero) que las recibe, es testigo de sus disputas intelectuales. Intentará mediar entre ellas con su manera tosca y rústica para hacerlas pertenecer a su naturaleza.
“El drama refleja esas ganas de mostrar el vínculo entre los personajes. Y en este caso, el campo se transforma en un personaje, que es todo lo contrario, a lo que nos imaginamos que nos puede brindar el campo, como la tranquilidad, la naturaleza. Y en ese devenir de la situación utilice el llanto como acción en la obra y se nota claramente el sufrimiento por la separación de los personajes.
En esta historia la emoción sobrepasa las palabras y es mágico lo que sucede en el lugar, porque en cada escultura, se ve el alma de esas piezas y está sostenido por el arte”.
Como una imposición, el teatro se une a este espacio, donde encuentra un lugar sagrado, íntimo, en el que el espectador resulta un intruso y testigo de lo que sucede. Esta noche, habrá doble motivo de celebración; el taller de la recordada Eliana Molinelli trae al presente su magia, se une al teatro con un nuevo montaje y se suma a la gestión cultural independiente, en Godoy Cruz.
La ficha
Cachetazo de campo
Dirección: Natasha Driban Molinelli.
Actúan: Ileana Spano Jaliff, Gabriela Contreras Salinas y Rolando Orduña Salguero.
Día y hora: hoy, a las 21. Repite sábados de diciembre.
Lugar: La Molinelli (Alvear 2011 de Godoy Cruz).
Reservas: 152065339.