Murió a 4.500 metros de altura, en medio de la cordillera mendocina, en soledad. Su cuerpo permaneció por décadas en una “tumba de hielo” como esperando a que alguien lo encontrara y así poder cerrar un círculo de incertidumbre y dolor que permaneció abierto por 29 años.
Como adelantó este diario, el cuerpo hallado en el glaciar de El Rincón, a unos 1.000 metros de la cima de ese cerro, ubicado en la zona de Vallecitos, en Potrerillos, pertenece a Mateo Parilla, un valenciano de 35 años que desapareció el 18 de enero de 1990, confirmó el Jefe de la Policía de Mendoza, Roberto Munives. "Es un hallazgo muy importante para mí", sintetizó a Los Andes Pedro Martínez Balgañon, el andinista y amigo que compartió ese día la última expedición de Parrilla.
El domingo 12 de mayo, un tupungatino que escalaba por ese zona divisó un “bulto colorido que parecía ser un cadáver” y lo notificó a las autoridades. “El cadáver está momificado, a esa altura los cuerpos se vuelven como una momia, no ves el esqueleto como muchas veces muestran en las películas”, detalló Alejandro Alonso, uno de los rescatistas que participó en la peligrosa expedición para recuperar el cuerpo del español.
El 18 de enero de 1990
Ese día de verano Parilla y Balgañon alistaron su equipo y emprendieron el complicado ascenso del cerro El Rincón, ubicado a más de 5.000 metros del nivel del mar. Pero nada salió como lo habían planificado.
Según contó el andinista sobreviviente, perdió el rastro de su compañero en medio del ascenso. Balgañon logró bajar para pedir ayuda. Por cuatro días, el por ese entonces miembro de la Patrulla de Rescate y actual Jefe de la Policía de Mendoza, Roberto Munives, junto con una cuadrilla de rescatistas intentaron sin éxito localizar y rescatar a Parrilla.
Munives hospedó en su propia casa a un golpeado y shockeado Balgañon, quienes desde ese entonces forjaron una entrañable amistad. Casi tres décadas más tarde, el hallazgo de Parrilla obligó a ambos a recordar esos días de desesperación y angustia.
“Solo puedo decir que este hallazgo ha sido muy importante para mí. Es como cerrar un círculo que empezó en aquellos tristes días, y se pone fin hoy”, confesó en comunicación con Los Andes Balgañon, quien no dejó que esta tremenda experiencia lo alejara de su pasión: la montaña.
“Fueron momentos dramáticos, pero los grandes damnificados fueron sus familiares, que sufrieron esa gran pérdida y no han podido tener el duelo debido, hasta ahora. Mis pensamientos siempre estuvieron con ellos y espero que ahora se sientan de alguna manera aliviados con la recuperación del cuerpo de Mateo”, concluyó Pedro Martínez Balgañon.