El último fin de semana, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, tiró munición gruesa al afirmar que no pagaría las tasas de las Leliq y con eso recursos pensaba aumentar un 20% las jubilaciones. No fue una frase al pasar. Estaba todo calculado dentro de la estrategia de campaña.
El gobierno había conseguido tranquilizar al mercado a partir de la rebaja de la inflación con expectativas descendentes hacia el futuro, junta a una leve pero constante mejora de algunos indicadores económicos. Coincidió esto con una mayor liquidación de divisas por las exportaciones de la cosecha gruesa pero también por una mejora en las exportaciones en general.
Esto mantuvo algo deprimido el valor del dólar en el mercado, mientras el Banco Central (BCRA) apuntalaba el proceso con altas tasas de interés previniendo un proceso de dolarización de carteras, que es tradicional en las épocas pre-electorales. Las tasas han sido muy positivas ya que ante una expectativa inflacionaria del 30% para los próximos doce meses, los bancos ofrecen tasas entre 45 y 50% a los ahorristas.
Estas tasas, además, atrajeron a capitales golondrinas y algunos fondos de inversión que administran ahorros jubilatorios, tentados por obtener rendimientos extraordinarios en dólares, ante el panorama de muy bajas tasas en EE.UU., Europa y Japón. Todo este combo agregó tranquilidad cambiaria y ese panorama tranquilizó a la población. Además, los trabajadores comenzaron a cobrar aumentos por las paritarias y mejoraron su poder de compra.
Frente a este panorama comenzó a revertirse el humor social. La encuesta de Expectativa del Consumidor que hace mensualmente la Universidad Torcuato Di Tella venía mostrando leves mejoras, pero pegó un salto del 12% en Junio y del 9,6% en Julio, mostrando una correlación entre el humor social y la mejora en la intención de votos de lista oficialista. Estas razones preocuparon en el comando de la fórmula FF.
A partir del domingo, los principales dirigentes justicialistas, encabezados por Alberto y Cristina Fernández, salieron a atacar la política económica del gobierno de Macri. Mientras la ex presidenta reflejaba la caída del consumo, con diversas expresiones descalificadoras, el candidato a presidente salió a atacar las bases de la macro.
Así, Alberto Fernández criticó a las Lelic y los intereses que se pagaban. Primero dijo que no pagaría los intereses y con eso aumentaría 20% las jubilaciones. Luego se corrigió y dijo que bajaría la tasa y con la diferencia aumentaría jubilaciones y luego que, además, financiaría el sistema Científico y Tecnológico. Es probable que Fernández lo sepa y por ende su discurso es totalmente populista y lo que propone es sacar plata del Banco Central para financiar estas promesas, lo que es un augurio de futura emisión monetaria y, por supuesto, una corrida inflacionaria, con lo cual licuará lo que haya aumentado.
Un escenario inestable
Mientras en Argentina se debatían estos temas, la Reserva Federal de Estados Unidos confirmaba una rebaja de 0,25% en las tasas de los bonos del Tesoro a 10 años, bajándola a 2,25%. Esta decisión recibió una fuerte crítica del presidente Trump, que quería una rebaja más agresiva ya que esperaba 0,50%.
Si bien es la primera baja en 11 años, no hay muchas explicaciones de las razones, ya que la economía viene con un crecimiento sostenido, aunque ha disminuido el ritmo, y una tasa de desempleo muy baja (3,2%) contrario a cualquier escenario recesivo. El Presidente norteamericano sostiene que las tasas no les permiten competir, mientras europeos, chinos y japoneses generan devaluaciones competitivas, que Trump quiere neutralizar.
La suba de la tasa debería traducirse en una devaluación de la moneda norteamericana, pero el mercado lo interpretó como una señal de fortaleza, mucho más al no ni animar una nueva baja en setiembre. Los mercados reaccionaron en forma positiva, se fortaleció el dólar y a eso se sumó un nuevo capítulo de la Guerra de Trump con China, haciendo que se devaluaran todas las monedas del mundo.
Este escenario se mezcla con el clima pre-electoral. Inversores que intentan protegerse comprando dólares. ¿Protegerse de qué? Alberto Fernández les dio las razones. Posible estampida inflacionaria por manipulación de las Leliq y moneda devaluada con un sistema de “flotación administrada” lo que significa flotación muy sucia para devaluar.
Por ahora el Banco Central está tratando que la dolarización pre-electoral no se transforme en una corrida, aumentando las tasas de interés de las Leliq e interviniendo en los mercados de futuro. Así todo, el dólar subió un julio 3%, pero aún no llega a los niveles de abril pasado. Respecto del supuesto atraso cambiario nadie se pone de acuerdo, ya que depende de la fecha con la que se comparen. No obstante los datos de las exportaciones y el superávit comercial están reflejando el tipo de cambio sigue siendo competitivo y lo sería más aún sin retenciones y con rebajas impositivas que ya son impostergables.
Hay que esperar el efecto que podría jugar en el futuro el esquema de tasas de EE.UU., pero para eso también hay que esperar el resultado de las PASO y el comportamiento del ritmo de la economía y de las expectativas de inflación. Por ahora hay señales de una leve mejora del ritmo de la economía y una baja lenta de la inflación. Pero son datos muy recientes que deberían confirmarse en el tiempo.