“Estaba paralizada, me sentía totalmente anulada”, recuerda Marcela Guttilla con cierto dolor, pero también con satisfacción porque sabe que su testimonio ayudará a otras personas. Es que ella fue víctima de violencia psicológica durante 28 años, hasta que dijo “basta” y tomó la decisión de separarse. No le fue fácil porque tenía tres hijos y había dejado de trabajar como profesora de arte por pedido de su marido.
“El sometimiento que ejerce la otra persona es tal que te hace pensar que no valés nada, pero no es así”, asegura. Después de seis meses de tratamiento psicológico y psiquiátrico pudo salir adelante y hasta canalizó todos sus sentimientos en “Malherida”, un libro testimonial de poesías sobre lo que vivió.
Como ella, cada vez más mujeres se animan a salir del círculo vicioso de la violencia y acceden a la justicia para buscar ayuda. La Dirección de la Mujer “Dra. Carmen Argibay” de la Suprema Corte de Mendoza las recibe, las asesora y articula con otros organismos para darles el acompañamiento que necesitan. Tanto es así que desde enero de 2013 hasta noviembre de 2015 se duplicaron los casos que allí atienden, que corresponden al Gran Mendoza: en todo 2013 recibieron 1.268 situaciones, en 2014 fueron 1.936 y el año pasado 2.466.
“Observamos que gracias a la difusión que hacen los medios y los distintos organismos las mujeres están más advertidas de que lo que les pasa es un hecho de violencia y no algo natural que tengan que sufrir”, expuso Stella Spezia, titular del área. En ese sentido, la abogada detalló que muchas mujeres acuden a las fiscalías y otras llegan directamente al palacio judicial, donde está la Dirección de la Mujer.
“Nosotros las entrevistamos, vemos la situación de gravedad y según los hechos son derivadas a los juzgados de Familia de turno para que se les brinde las medidas de protección inmediatas”, explicó Spezia. Si el hecho relatado configura un delito penal también son derivadas a la unidad fiscal de turno para que hagan la denuncia y se abra una investigación: “Además derivamos a un tratamiento psicológico a través de la fundación Accionar”.
La mayoría de los casos que reciben son de mujeres de 30 a 55 años, pero también llegan algunos hombres (1%), sobre todo personas con discapacidad, ya que allí se atiende a cualquier individuo que sea víctima de violencia.
Las más vulnerables
De todas las mujeres que se acercan a esa oficina de la Corte se reconocen como más vulnerables aquellas que tienen hijos pequeños y no trabajan.
“Tienen varios niños, están todo el día en la casa, el agresor tiende a aislarlas de aquellos grupos donde pueden buscar ayuda. Además, pierden contacto con algún familiar o amiga y dejan el trabajo, por lo que se encuentran realmente muy solas”, precisó Spezia.
En estos casos les cuesta más romper el vínculo, porque no solo se trata de una dependencia emocional y a veces un acostumbramiento, sino también de una dependencia económica, tal como comentó la letrada. La situación también se agrava en el caso de mujeres migrantes que no tienen ningún tipo de contención familiar en la provincia.
En estas ocasiones, desde la Dirección de la Mujer se articula con el Área de Género que depende del Ejecutivo provincial. “Esos grupos requieren un apoyo multidisciplinario, no solo jurídico, por lo que se trabaja con esa dependencia para que se le proporcione hospedaje, alimento para los niños, se las asesore para la obtención de un trabajo y recuperación de vivienda”, enumeró Spezia.
Repetir los errores
Otro aspecto que llama la atención es la gran cantidad de mujeres que vuelven a formar pareja con otros hombres violentos. “En esos casos se produce otro fenómeno, la sensación de haber vuelto a fallar, por lo que a veces se hacen esfuerzos todavía más grandes para permanecer con esa segunda pareja”, destacó la abogada.
También le ha tocado asesorar a mujeres que dejan sus viviendas, comienzan sus vidas solas y con el tiempo las parejas violentas vuelven a aparecer y retoman la relación. “Empiezan bien pero se vuelven a suceder los hechos de violencia”, señaló.
Dentro de su experiencia también ha podido observar que los casos más violentos de agresiones físicas involucran el consumo de estupefacientes.
“Sobre todo en las parejas más jóvenes hay mucho consumo, no sólo de alcohol sino también de drogas como la cocaína”, indicó Spezia. En esas circunstancias los agresores pierden la conciencia de sí mismos por lo que se descontrolan aún más. “Los casos son mucho más crueles, hay hasta una especie de sadismo”, reconoció la titular del área.
Perder el miedo
Ya recuperada y fortalecida, Marcela Guttilla se diplomó en derechos humanos y ocupa gran parte de su tiempo dando apoyo a aquellas mujeres que atraviesan la situación que ella ya superó. “Quienes hemos salido estamos para cuidar y ayudar a aquellas que todavía lo están padeciendo”, asegura.
Lo que ella siempre recomienda es abrir los ojos y animarse. “Hay que aprender a reconocer la violencia y perder el miedo, porque uno se termina sintiendo culpable de lo que le pasa”, remarcó.
Si bien sostiene que fue muy bien recibida por los organismos del Estado, reconoce que todavía falta mucho por hacer. “Como por ejemplo que se obligue al victimario a hacer un tratamiento psicológico y no sólo a la víctima”, cierra.
Ya hubo tres femicidios en 2016
En lo que va del año en Mendoza se han tenido que lamentar tres femicidios, triste consecuencia que deja la violencia de género cuando no se toman las medidas que los casos ameritan.
El primero ocurrió el 7 de febrero en Puente de Hierro, Guaymallén. La víctima, Norma Ríos (36), recibió una puñalada mortal delante de su hija adolescente. Por la agresión fue apresada su ex pareja, Luis Álvarez (48), quien se entregó a la Policía.
Una semana más tarde fue encontrado el cadáver de Daniela Núñez (25) en El Algarrobal, Las Heras. Si bien en un primer momento el fiscal especial Juan Manuel Bancalari pidió la detención de dos hombres (su actual y su ex pareja), luego se los dejó libres por falta de pruebas por lo que todavía se investiga para hallar al responsable.
La tercera víctima fue Rosa Edith Pérez (33). La mujer fue asesinada de un disparo en la garganta el 17 de febrero en la localidad de Gustavo André, Lavalle. Su ex pareja, Antonio Mayorga, se entregó minutos después del hecho.
Dónde denunciar
Las mujeres víctimas de violencia pueden comunicarse al 144, línea gratuita disponible todos los días. También con la Dirección de la Mujer “Dra. Carmen Argibay”, en el 2° piso ala norte del Palacio Judicial (Patricias Mendocinas y Virgen del Carmen de Cuyo, Centro Cívico), de lunes a viernes de 8 a 19. Teléfonos: 449 3236 / 5749 / 8655 / 8626.