Quizás se podría sintetizar las características del discurso del Presidente de la Nación inaugurando el periodo legislativo, como un retorno a lo normal. Luego de años de discursos de tono violento y de un clima en las gradas del Congreso Nacional parecido a las barras de las canchas de fútbol, ahora ha primado lo contrario. Un discurso sereno, no confrontativo, sin palabras altisonantes, con un profundo acento en la necesidad del diálogo y del consenso para gobernar, para que las políticas produzcan buenos resultados. El Presidente no es un orador clásico de la política, más bien lo contrario, su discurso fue sencillo, bien estructurado, con frases cortas y claras. Leído con convicción de lo que expresaba, tuvo además la cortesía de la brevedad, sólo 40 minutos de duración.
Entre los aspectos destacables de su alocución está la defensa del gradualismo como política del gobierno, del camino del medio. "Elegimos el camino de cambio con gradualismo, un camino en que todos los argentino estemos unidos por el esfuerzo". Destacó que unos lo critican por ir demasiado despacio y otros por demasiado rápido, señalando que una política de shock hubiese afectado a los más pobres, y que uno más lento implica no hacer nada.
El discurso trasunta un marcado, y algo excesivo optimismo sobre la marcha de la economía y algunos otros aspectos esenciales de la política de Cambiemos. Su expresión "lo peor ya pasó y ahora vienen los años en que vamos a crecer", si bien está respaldada por algunos indicadores de crecimiento de la actividad económica y de aumentos de las inversiones, el nivel de la tasa de inflación es un indicador que preocupa a una parte muy importante de la población.
Es alentador que el Presidente diga que tenemos metas para bajar la inflación y reducir el déficit fiscal, afirmando que se van cumplir y que "vamos a dejar de endeudarnos". Es justamente la política de endeudamiento la que preocupa.
Como lo viene haciendo desde que asumió el gobierno, Macri puso mucho énfasis en la modernización del Estado. "Queremos un Estado al servicio de la gente. Un Estado moderno y facilitador, que dé las herramientas a los argentinos para mejorar sus vidas y obligue a los funcionarios a rendir cuentas". Además un Estado transparente.
Hizo, además, especial referencia a medidas que requieren la sanción de leyes por parte del Congreso. En un país tan presidencialista como el nuestro, es positivo que el Presidente haya señalado con claridad el rol legislativo en la función de gobierno. En este punto señaló la importancia de sancionar la ley de Financiamiento Productivo, que tiene media sanción, para seguir estimulando el ahorro y especialmente seguir aumentando los créditos hipotecarios, a los que asignó una función fundamental de cambio en el país. También hizo referencia a un proyecto de ley de inclusión laboral, una especie de "blanqueo" del trabajo no registrado, que pueda hacerse "sin perder la antigüedad y los beneficios que les corresponden por sus años de trabajo". En estos proyectos hizo hincapié en la reforma del Código Penal y Procesal Penal, para dar mayor injerencia a la función de los fiscales en la investigación del delito e instalar la oralidad en los procesos.
El Presidente atribuyó una significativa importancia al turismo como actividad económica, destacando el incremento de los viajeros hospedados el año pasado, y el notable aumento de los pasajeros en los vuelos de cabotaje. En estos temas faltó señalar que el déficit de la balanza turística del país el año pasado ascendió a la enorme suma de 10 mil millones de dólares.
Hubo algunos temas infrecuentes en este tipo de discursos, como los referidos al exceso de consumo de azúcar, la obesidad infantil, a la urgente necesidad de mejorar la nutrición. Otro fue el de señalar el derecho a vivir con espacios verdes cercanos, que todos puedan disfrutar. Anunciando que una parte importante de los terrenos de Campo de Mayo se destinarán a un parque nacional.
