Él dirigió el “mejor Boca” de los últimos 50 años

Él dirigió el “mejor Boca” de los últimos 50 años
Él dirigió el “mejor Boca” de los últimos 50 años

Silvio Marzolini, integrante del equipo campeón del Nacional 1969, remarcó que Alfredo Di Stéfano dirigió al “mejor Boca” de las últimas cinco décadas.“Ese equipo campeón fue increíble”, dijo.

El rubio marcador de punta Xeneize, que disputó los Mundiales Chile 1962 e Inglaterra 1966, reveló que el técnico diseñó una “verdadera revolución” en el esquema táctico que empleaba el equipo de la Ribera en aquella época.

“Ubaldo Rattín volvió con severo desgarro de Bolivia, cuando perdimos en La Paz (3 a 1), final con escándalo, en plena eliminatoria para el Mundial México 70”, contó Marzolini.

El '5' revolucionario

“Alfredo se la jugó con ‘un doble cinco’ impensado: Norberto Madurga pasando al ataque y Orlando Medina, como tapón”, reveló quien fue definido como el mejor lateral izquierdo en la historia del club auriazul.

El ‘Negro’ Medina, uruguayo y ex jugador de Colón de Santa Fe, también reconoció los méritos de su entrenador de aquellos años: “A mí me cambió la vida; en Boca pasé los mejores momentos como jugador y Di Stéfano me ponía como ejemplo, porque corría y ayudaba mucho”.

Por su lado, el ‘Muñeco’ Madurga sacó a relucir otra característica de la apodada ‘Saeta Rubia’: “Era muy temperamental, pero a la vez muy sabio”, consideró.

“Una vez, en un entrenamiento, con 43 años, nos desafió a jugar un ‘picado’. Se calzó los (pantalones) cortos, jugó un rato y nos dio una cátedra de fútbol. Eso fue en el ‘69”, evocó.

Por su lado, Nicolás Novello, delantero de aquel Boca campeón, entregó sus impresiones de Don Alfredo: “Me quería porque decía que era un atacante con habilidad para bajar y llegar en forma asociada”, comentó.

Sin un '9' fijo

Roberto Rogel, el “duro” de la defensa Xeneize, reflejó en el mismo sentido que “cuando Novello se rompió el ligamento de su rodilla contra San Martín de Mendoza, único partido que perdimos (0-1) por un contraataque bien terminado por ellos, obligó a otro cambio de Di Stéfano”, puntualizó.

“El zurdo (Raúl Armando) Savoy, fallecido joven hace unos años, volante por izquierda ingresó como titular, lo mandó a Angel Clemente Rojas más arriba y Boca no tenía ‘9’ fijo”, reflejó.

"Las subidas de Madurga y pases al claro de Savoy permitieron los dos goles a River, en el 2-2, y el consecuente título", aseguró Roberto Rogel. 
"Era un sabio y a veces cascarrabias", siguió Madurga.

“Rojitas, el mayor ídolo de Boca de ese tiempo, tenía por costumbre no bajar ni obstruir la salida rival”, contó. “Una tarde Alfredo, enojado, le dijo: ‘Angel, la última vez que te veo con los brazos en jarra. Si no haces lo que te pido, te rajo’” rememoró el ‘Muñeco’.

“Al partido siguiente Boca jugaba con Quilmes, un buen equipo dirigido por Adolfo Pedernera y con varios jugadores destacados. Ganamos 3 a 0, con tres goles de ‘Rojitas’.

No paró más en el torneo y repitió siendo figura, con vuelta olímpica en 1970 (Nacional). Alfredo fue un fenómeno distinto”, concluyó el ‘Muñeco’ Madurga.

El secuestro, un episodio que le dejó una marca

Alfredo Di Stéfano fue secuestrado en agosto de 1963 por integrantes de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela durante una gira del Real Madrid por Caracas, en un hecho insólito que marcó su carrera.

El equipo madrileño había viajado a la capital venezolana para disputar una serie de amistosos, con Di Stéfano como principal figura, pero eso pasó a un segundo plano; la noticia de su secuestro conmocionó al mundo.

Luego de dos días de preocupación, el futbolista fue liberado por el grupo guerrillero que solamente buscaba repercusión mediática para dar a conocer su lucha.

Di Stéfano estaba en la habitación del hotel Potomac junto a su compañero José Emilio Santamaría cuando un grupo de personas, simulando ser policías, se lo llevaron por la puerta principal.

Ya en el coche, le taparon los ojos y lo llevaron a las afueras de Caracas. Le explicaron que no le querían hacer daño y que los motivaba una cuestión política.

Luego de 57 horas, el futbolista fue liberado sano y salvo. “Querían llevarme al hotel pero les dije que me dejaran en la embajada española. Al final me dejaron en la Avenida Libertador.

Tenía miedo de que me pegaran un tiro, di un portazo y salí corriendo detrás de un árbol. Crucé al otro lado con todo el tráfico y no me agarraron los coches de milagro, vi llegar un taxi y le pedí que me llevara a la embajada”, relató tiempo después.

La noticia recorrió el mundo e incluso quedó como un hecho histórico en la vida de la “Saeta Rubia” que muchos años después, en 2005, se cruzó con uno de los integrantes de la banda que lo secuestró: Máximo Canales.

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