Si hay algo que no puede reclamarle Guillermo Barros Schelotto a sus delanteros son goles. De hecho, 13 de los últimos 15 tantos fueron convertidos por atacantes. Sin embargo, tal vez por exceso de variantes, la principal duda del DT de Boca para enfrentar a River en la histórica final de la Copa está en el centro de ataque: Benedetto o Ábila.
Desde su llegada a Boca, Pipa se ganó el cariño de los hinchas a fuerza de goles y temperamento. En sus últimos 34 partidos en la Superliga, convirtió 30 goles, superando el comienzo en Boca del máximo goleador de la historia del club, Martín Palermo, y conformando con Cristian Pavón una dupla que hacía recordar aquella exitosa delantera integrada por Palermo y Guillermo a fines de la década del '90. Pero todo cambió el domingo 19 de noviembre de 2017.
Ante Racing y en La Bombonera, una mala caída le provocó la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y el estadio enmudeció de preocupación. La lesión, una de las más graves que puede sufrir un futbolista, lo alejó de las canchas nueve meses y le quitó toda chance de disputar el Mundial de Rusia con Argentina.
Los primeros partidos de Wanchope con la camiseta de Boca no fueron fructíferos. Llegó con el aval del presidente Daniel Angelici y de su amigo Carlos Tevez, pero no parecía ser una prioridad para Barros Schelotto. Así como la lesión de Benedetto fue un golpe inesperado, también significó una gran oportunidad para el ex Huracán y Cruzeiro, que aprovechar su oportunidad con goles y sorpresivas asistencias que le dieron a Boca triunfos en los últimos minutos de varios encuentros.
Ábila, comparado también con Palermo por su oportunismo goleador y una aparente falta de destreza técnica, se convirtió en el "9"" titular y lideró la clasificación de su equipo a las instancias finales del certamen continental.
Ya recuperado de su lesión, el regreso de Benedetto no fue el esperado. Falto de ritmo, impreciso en los pases y fundamentalmente seco de goles, el Pipa mostraba una preocupante realidad futbolística que generó dudas en el ambiente del fútbol y que afianzaba a Ábila en la delantera de Boca.
Sin embargo, su estelar regreso al gol en las semifinales de la Libertadores ante Palmeiras, en los que anotó tres tantos decisivos ingresando como suplente, le devolvió el protagonismo y la confianza perdida. "Pipa, Pipa", coreaban los hinchas el sábado ante Tigre en La Bombonera, después de que fuera reemplazado por Cristian Espinoza.
La serie ante el conjunto brasileño le dio algunas respuestas a los Barros Schelotto. Más allá de que todos los flashes se los llevó Benedetto, ambos se destacaron de diferente manera: uno aguantando la pelota, cansando a los defensores rivales y convirtiendo en el segundo partido; y el otro, Benedetto, entrando sobre el final de ambos encuentros para rematarlo. Ésta podría ser la receta que aplique Barros Schelotto ante River.
¿Pueden jugar juntos? No parece ser la idea del DT, cuyo esquema táctico está compuesto por cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros, dos de ellos por afuera y uno por el centro, o uno por afuera, otro por adentro y un tercero un poco más atrasado. Tal vez, alguna urgencia durante la final lo obligue a jugar con los dos centrodelanteros juntos.
Más allá de cuál sea la elección del entrenador, Boca necesitará más que nunca de su poder ofensivo. Sobre todo si se tiene en cuenta que en los tres partidos disputados en este 2018 ante River y en los cruces internacionales de Copa Sudamericana 2014 y Libertadores 2015, también frente a su clásico rival, no pudo convertir ni un solo gol. ¿Podrán Benedetto y Wanchope romper la racha?