Después de lograr una abultada victoria en los escritorios de la Conmebol, Independiente arribó al Pacaembú con la misión de sellar su clasificación a los cuartos de final de la Copa Libertadores frente al Santos.
Las polémicas por la mala inclusión de Carlos Sánchez marcaron el clima con el que se vivió el duelo: los conducidos por Cuca demostraron una mentalidad agresiva desde que el árbitro chileno Julio Bascuñán dio el pitazo inicial.
Chances desperdiciadas
El roce y los nervios invadieron a los intérpretes del elenco brasileño y en una mala salida de Vanderlei, Lucas Verissimo le cometió un claro penal a Maximiliano Meza que el árbitro andino ignoró. De todos modos, el buen pie de Silvio Romero y la presencia de Gigliotti generaban las escenas más claras para que se abriera el marcador.
Solo un mano a mano desperdiciado de Bruno Henrique ante Martín Campaña fue la muestra que entusiasmó al público local.
La presión de los dueños de casa exponía su línea defensiva y en un tiro de esquina mal ejecutado, la máquina de Holan contraatacó con una triangulación perfecta que derivó en el penal para la visita.
La visión de Romero, el sacrificio de Silva, la experiencia de Gigliotti y la calidad de Hernández fueron los elementos que concluyeron la jugada con la pena máxima. Sin embargo, Maxi Meza no pudo con Vanderlei y dejó un manto de duda para el complemento. De todos modos, el margen era muy amplio para pensar en los cuartos de final.
Enormes diferencias
En el complemento, el equipo de Ariel Holan siguió marcando las pautas sobre como se jugaba esta instancia de la Copa. Fue inteligente para aguantar los intentos esporádicos que intentó el conjunto brasileño y pudo ponerse en ventaja con un remate de Pablo Hernández que dio en el travesaño y picó en la línea.
A poco más de 10' para el final, con la eliminación ya inexorable, los torcedores del Peixe tiraron bombas de estruendo cerca de los suplentes del Rojo. Los estruendos se repitieron, se lanzaron petardos.
Luego, hubo hinchas que quisieron romper un vallado e ingresar a la cancha. La policía empezó a reprimir y se generó una situación de descontrol que llevó al referí chileno Bascuñán a suspender el partido, con el 0 a 0.
Así, aunque resta la confirmación de parte de la Conmebol, Independiente de Avellaneda abrochó una clasificación por la que tuvo que esperar 28 años: ¡cuartos de final lo esperan!