La primera visita conocida de Sarmiento a Mendoza se produjo en el marco de la Batalla del Pilar, un épico enfrentamiento entre unitarios y federales que tuvo por escenario el actual departamento de Godoy Cruz. En su texto "Recuerdos de Provincia", el sanjuanino recrea aquel momento con épica: "La guerra con todas las ilusiones que engendra, y el humo de la gloria que ya embriaga a un capitán de compañía, no me ha dejado impresiones más dulces, recuerdos más imperecederos, que aquella campaña de Mendoza, que concluyó en la tragedia horrible del Pilar. Fue para mí aquella época, la poesía, la idealización, la realización de mis lecturas. Joven de diez y ocho años, imberbe, desconocido de todos".
Durante la contienda, Sarmiento casi perdió la vida pero fue rescatado por su padre y terminó refugiándose en Chile. Durante sus largas temporadas de exilio en el país trasandino, Mendoza se convirtió también en un lugar de encuentros gratos para el prócer. Dado que por motivos políticos regresar a San Juan era peligroso, en muchas oportunidades se dio cita con sus familiares en Puente del Inca. Su madre, hermanas e hija viajaban hasta allí para poder verlo.
Hacia 1853, luego de la caída de Juan Manuel de Rosas y el orden federal, Sarmiento regresó a nuestra provincia. Durante algunos meses trabajó con las autoridades de esta zona en la creación de la Quinta Normal de Mendoza, imitando la existente en Chile. Justamente de allí hizo traer al francés Michel Aimé Pouget para encargarse del proyecto. El ingeniero agrónomo cruzó la cordillera con diversos materiales y cepas, entre ellas de Malbec. El resto de la historia es más que conocida.
El "padre del aula" visitó en otras oportunidades estos pagos, pero nos centraremos especialmente en la última. En 1884 gobernaba el país Julio Argentino Roca que, un poco cansado de las constantes críticas del sanjuanino a su gobierno, le propuso realizar un viaje diplomático a Chile para alejarlo de la prensa. A Domingo Faustino le pareció una excelente idea y a sus 73 años se puso en camino.
En Chile visitó a viejos amigos, hombres y mujeres que le dieron cobijo a su juventud durante los años de ostracismo. Los honores al argentino superaron la barrera generacional y en cada pueblo trasandino fue recibido con entusiasmo.
Su amigo José Victorino Lastarria, político y escritor chileno, le reprochó jocosamente haber logrado mayor popularidad entre sus compatriotas que él, cuando "no habéis hecho más que sublevar tempestades en vuestro camino".
De regreso a Buenos Aires, Sarmiento pasó unos días en Mendoza. Se alojó entonces en casa de los Civit, familia con la que tenía excelente relación. El inmueble aún existe y está ubicado en la calle Montevideo de nuestra Ciudad. Con el tiempo fue adquirido por la familia Giol y en la actualidad es sede de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza.
Según Raúl Romero Day, presidente de dicha institución, Sarmiento durmió en la habitación que hoy ocupa la hemeroteca.
El recibimiento fue estrepitoso. Don Domingo ya era una leyenda y todos querían ver con sus propios ojos al hombre que había hecho historia. Diario Los Andes tenía por entonces algunos meses de existencia y señaló: "El General Sarmiento no ha venido a estas tierras investido de ninguna función oficial (...) Era solamente el educacionista que consagró el apostolado de su vida a la instrucción del pueblo (… ) Ha sido objeto de entusiastas ovaciones que estos pueblos han tributado en un simple ciudadano, que presenta con orgullo su pobreza después de haber ocupado los más altos cargos (...) y después de haber manejado millones en sus manos".
Todo iba de maravillas pero, días antes de su partida, Sarmiento observó en uno de los ejemplares de Los Andes algo que verdaderamente lo enfureció. El diario comunicó cierto conflicto que el sanjuanino habría protagonizado en Chile. En una carta dirigida a la Redacción, éste lo negó rotundamente y pidió que fuese publicada.
Los Andes aclaró que había tomado dicha noticia de un semanario rosarino y pidió sentidas disculpas al prócer periodista: "Profesamos admiración por el Sr. Sarmiento -leemos el 21 de mayo de 1884- que, como hombre de letras y como publicista, es uno de los genios más originales de América Latina".
Adolfo Calle -fundador del diario- decidió admitir el error y reprodujo la extensa carta del sanjuanino dando su versión de los hechos, mientras regañaba a la Redacción e ironizaba, combatiendo con la pluma y la palabra.