Fracciones de segundos marcan la diferencia entre el acierto y el error. Una bandera arriba puede significar el Efecto Mariposa.
Y mientras en Boca Juniors sufren la derrota del pasado domingo, el mendocino Cristian Navarro pasó un día especial en su San Martín natal, donde el teléfono no paró de sonar. “Mis amigos, incluso los hinchas de Boca me felicitan por el acierto”, señala este árbitro asistente de 32 años, quien es internacional desde 2013.
Navarro fue el línea que le marcó a Patricio Loustau la mano de Daniel Díaz que derivó en el penal del 2-1 parcial en favor de Racing Club y la expulsión del defensor.
“Hicimos un gran trabajo. Nos fuimos contentos y en el vestuario Patricio me agradeció. No alcanzó a ver la infracción”, confiesa.
“Jamás dudé. Me llevó a tomar la decisión la posición de la mano. Va con la cabeza y la mano a intentar cubrir un espacio. La pelota cae muerta después de pegar en Díaz. Si le hubiera dado primero en la cabeza y después en la mano también hubiera levantado la bandera. Es la intención de cubrir un espacio lo que se sanciona”, cuenta respecto de su determinación, que le valió el reconocimiento de todo el mundillo futbolero de la Argentina.
-¿Qué te decía el 'Cata'?
-Me decía que no tenía otra manera de poner el cuerpo. Me juraba por sus hijos que le había pegado en la cabeza. Le dije que el asumió el riesgo al poner la mano ahí.
-¿Fue tu mejor partido?
-Es el partido donde tuve el acierto más trascendental de mi carrera. Puede, o no, marcar el rumbo del torneo y haber acertado para mi es muy importante. La sanción tuvo muchas repercusiones. Hay que estar tranquilo, con los pies sobre la tierra.