Aunque no se sabe cuándo podrán retomar su actividad las empresas que desde hace casi un mes están paradas, sí hay una certeza: no será un retorno a la normalidad. La amenaza del coronavirus obligará a tomar medidas para el cuidado de los empleados -y de los clientes, cuando corresponda- que, en algunos casos, implicará poco más que la compra de material sanitario, pero en otros demandará inversiones significativas para adecuar los espacios de trabajo.
Paula Pía Ariet, directora de Gestión Consultores, detalló que han elaborado un sistema de 10 pasos que se deben adoptar, que empiezan por la capacitación, presencial o virtual para el personal, para que conozcan los protocolos de cuidado. También incluye una instancia de concientización que permita reconocer quiénes pueden volver y quiénes no, como personas con factores de riesgo (edad o salud) o madres o padres que no tienen con quién dejar a sus niños (que no están yendo a la escuela).
Ariet indicó que se debe proveer a los empleados de ciertos elementos, como barbijos, guantes y alcohol en gel. Si sólo se trata de esto, la inversión rondará en unos $ 1.000 mensuales por persona. Pero también habrá que ver si el trabajador tiene movilidad propia o utiliza el transporte público, en cuyo caso habrá que asegurarse que no haya riesgo de aglomeraciones u ofrecerle una alternativa.
En ciertos ámbitos, además, se tendrá que hacer una adecuación importante de los espacios de trabajo para poder guardar la distancia. Esto podría demandar recableado o cambios de mobiliario y elevar considerablemente el monto necesario para reabrir.
En el último caso, se aconseja utilizar los lugares comunes -los que hasta ahora se habían destinado a comedor o salas de reuniones, por ejemplo- para contar con más sitios para distribuir al personal, con la separación recomendada. Esto tiene el beneficio, por otra parte, de eliminar por el momento aquellos sitios en los que la gente se reúne y tiende a relajarse, y, con ello, a relajar también los cuidados.
Otro paso dentro del decálogo es la contención y en este sentido asignó un rol fundamental a las áreas de Capital Humano, porque es de esperar que la gente tenga temor a enfermarse, al tiempo que se angustien por las posibles consecuencias de que la empresa haya estado cerrada por varias semanas.
La directora de Gestión Consultores consideró que es probable que las organizaciones que vuelvan antes -cuando el gobierno lo permita- son aquellas que, por su modalidad de trabajo, no puedan desarrollar el home office (trabajar desde casa), como las que dependen de una producción en línea. Pero aún en estos casos, es de esperar que evalúen el costo-beneficio de retomar la actividad, ya que si el nivel de productividad no es importante o las dificultades para cobrar se mantienen, tal vez concluyan que aún no es conveniente volver a abrir.
La consultora Perfil Humano realizó recientemente un relevamiento a más de 100 empresas mendocinas, de diversos rubros y tamaños y casi la totalidad implementó la modalidad de trabajo home office. Lorena Enríquez, una de las directoras, indicó que en muchas manifestaron que es una metodología "que llegó para quedarse", ya que han observado que los colaboradores pueden ser igual de productivos trabajando desde sus casas, por lo que coincidió en que esto se mantendrá cuando retomen las que están cerradas o con una reducción considerable de actividad.
La coach Marita Abraham comentó que están trabajando con un sistema para el "día después" que han creado para las organizaciones. Uno de los pilares es la renovación de las competencias personales de los empleados, ya que avizoran que habrá un cambio muy profundo en la forma de trabajar y de contactar con los clientes.
"Nada va a ser igual. Nadie va a llegar y abrir como cerró. Ha habido un cambio absoluto en las normas de convivencia y trabajo", sentenció. Mencionó que se va a observar desde personas que van a tener miedo de retomar su rutina anterior hasta el rechazo que van a sufrir quiénes, por cualquier motivo, tosan. También habrá que enfrentar el hecho de que habrá personas y empresas muy empobrecidas.
Una de las propuestas de Abraham es que los empleados se sientan parte del equipo de la empresa. Analizar cómo se puede diseñar un programa que no suponga despidos pero sí readecuaciones. Y también generar espacios, desde una perspectiva más lúdica, que permita preservar el vínculo, donde se puedan compartir ideas para encontrar alternativas para que la empresa siga funcionando.
En cuanto a las competencias, se deberá apuntar a que no haya quien se sienta en desventaja por trabajar desde casa. A lograr productividad total a partir de la autogestión, de la tarea por objetivos y de convivir con los hijos y las tareas escolares.
Pero también a los nuevos vínculos con compañeros de trabajo y cómo dirigir equipos a distancia; de qué manera cambiar los paradigmas de control y enfocarse en objetivos y no en tiempo, como cuando se marcaba una tarjeta. En el contexto actual, planteó Abraham, son claves la gestión del optimismo, de la confianza y del compromiso, ya que se debe liderar un equipo geográficamente disperso.
Jorge Figueroa, director de Relaciones Públicas y Sostenibilidad de Randstad Argentina, coincidió en que "nada va a volver a ser igual en lo que respecta al mundo del trabajo". Y si bien señaló que aún se desconoce el impacto final de la pandemia, se están viendo señales de que va a ser un acelerador de la tendencia a la digitalización, la automatización y el trabajo remoto.
Hasta ahora, planteó, el home office era un beneficio para unos pocos, no una modalidad de trabajo extendida. "El tele trabajo vino para quedarse y muchas empresas pudieron comprobar que no se necesita compartir espacios físicos", apuntó. Esto les propone nuevos escenarios y la posibilidad de reducir la cantidad de oficinas o de cambiar la metodología.
Figueroa consideró que se necesita, para cuando el aislamiento termine, una discusión urgente entre gobiernos, empleadores, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, universidades, para que las personas puedan volver a trabajar de manera segura cuando sea el momento adecuado. El establecimiento de entornos seguros y protocolos es fundamental ya que la pandemia está lejos de terminar y su impacto podría sentirse por varios años.
En ese camino, las empresas vinculadas a actividades esenciales pueden funcionar como modelos para los protocolos, porque tienen la experiencia de haber ido adaptando las rutinas sobre la marcha para reducir el riesgo de contagios.
También mencionó como imprescindibles el esfuerzo de todas las partes, la generosidad y la solidaridad para generar alianzas y estimular los esfuerzos necesarios para salir adelante. Esto, porque no existen antecedentes de las consecuencias que la cuarentena podría llegar a tener en los indicadores de empleo.
La metalmecánica desarrolló un protocolo para las empresas del rubro que siguieron en actividad, porque prestan servicios al rubro alimentos y bebidas o petróleo -que fueron considerados esenciales-, y también con vistas al paulatino levantamiento de las restricciones. De hecho, otros sectores ya les han solicitado detalles para poder adaptar el reglamento a su propia actividad.
Julio Totero, vicepresidente de Asinmet, explicó que la organización cuenta con un departamento de medicina laboral y otro de higiene y seguridad, que se encargaron de reformular la normativa para incluir las precauciones por el Covid-19. Si bien el sector metalúrgico cuenta con la ventaja de que la mayoría de los operarios trabaja en forma individual, detrás de un máquina de gran porte, lo que fuerza las distancias, había que considerar otros aspectos, como de qué manera se traslada el trabajador, ingresa a la fábrica sin reunirse, trata su ropa, se mantienen distancias en las áreas de circulación.
El protocolo también establece que se debe nombrar un responsable general y otro por área, que tienen que ir llenando planillas para verificar el cumplimiento de las normas de seguridad. Esto permite también, en caso de que alguien enferme, identificar en qué sector estuvo y quiénes pueden haber estado expuestos.
"El día después lo tenemos que ir tejiendo de a poquito. Falta mucho para el día final. Veo un panorama de varios meses en esta situación. Quedarse en casa es lo mejor que se puede hacer, pero en la medida en que se pueda hay que recomponer el entramado productivo con todos los protocolos", opinó Totero.
Lo cierto es que una vez que pase el periodo de cuarentena, es muy probable, según lo dicho por los expertos que las condiciones laborales cambien. Probablemente se espere ir cambiando a un modelo más relacionado con la automatización de procesos.