Considerando las ambiciones políticas y económicas que imperan en el país, estimo que es necesario e imprescindible comenzar a trastrocar tales desmedidas ambiciones de codicia y poder que suelen surgir en algunos empresarios, políticos, funcionarios, organizaciones sociales, y pasar a reconocer, destacar e imponer los denominados valores humanos que indudablemente aún existen en la comunidad.
La mayor parte de la población de nuestro país -debido principalmente a la difusión que se le brinda- festeja o celebra el Día del Padre el tercer domingo de junio de cada año, adhiriéndose así a lo dispuesto en 1966 por el entonces presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, que firmó una proclama declarando el tercer domingo de junio como el día del padre de los norteamericanos, en homenaje al ciudadano John Bruce Dodd de ese país.
A partir de esa proclama, empresas extranjeras radicadas comercialmente en Argentina redoblaron sus esfuerzos remplazando como modelo de progenitor al general San Martín, por ese extranjero de apellido Dodd, persona que seguramente habrá tenido sus méritos.
Más allá de ese interés económico empresarial, hubo intentos de algunos argentinos en dictar una ley en el ámbito nacional mediante proyectos de varios legisladores en el Congreso de la Nación. Sin embargo ninguno de los proyectos tuvo finalmente éxito, aunque en la provincia de Mendoza la suerte fue distinta, pues el 30 de junio de 1982, por decreto Nº 2119/82 del entonces gobernador Bonifacio Cejuela, se instituyó oficialmente el 24 de agosto como Día del Padre, para que se celebrara el tercer domingo de ese mes.
Trayectoria
Prácticamente ese decreto nació y creció en 1953, cuando la profesora Lucía Zuloaga de García Saada presentó ante la Dirección General de Escuelas de Mendoza la iniciativa de declarar el 24 de agosto como Día del Padre la cual por resolución 192 T-53 fue aceptada en Mendoza. Después de tres años de trámites, la profesora Zuloaga consiguió que el Consejo de Educación de la Nación resolviera afirmativamente el proyecto y dispusiera la inclusión de la celebración el 24 de agosto Día del Padre, en el Calendario Escolar de todo el país.
Al año siguiente, en 1957, el Consejo Nacional de Educación, ante la presión de la Asociación de Dirigentes de Ventas de diversos grupos empresarios, se “olvidó” de incluir la fecha en el calendario escolar. Esta omisión fue aprovechada por comerciantes para tratar de imponer, mediante una millonaria campaña publicitaria, “el Día del Padre norteamericano” en homenaje a Dodd, considerado padre ejemplar por haber cuidado a sus 9 hijos luego de fallecer su esposa.
Indudablemente que lo que estoy haciendo es una utopía, pero a pesar de los hechos que cotidianamente me provocan una profunda desilusión y tristeza, aún confío en aquellos hombres y mujeres que sueñan en forjar una Argentina en la que reine nuestra identidad, la seguridad, la honestidad, el amor, los valores y, en general, una vida que nos brinde una verdadera felicidad.
Seguramente también muchos ciudadanos argentinos desean lo mismo con marcado fervor en sus corazones, para que cristalicemos algo que tal vez para algunos no tenga mucha trascendencia, pero estimo que por algo debemos comenzar para adoptar una actitud que nos beneficie a quienes aborrecemos determinados hechos aberrantes y delictivos de la actualidad.
Simplemente debe festejarse en todo el país el Día del Padre el tercer domingo de agosto de cada año, en homenaje al general José de San Martín bien llamado el Padre de la Patria, y no en lugar del tercer domingo de junio como se celebra actualmente, como lo expresó claramente Chanti en la revista Rumbos en una oportunidad.
Este pedido se fundamenta en el hecho que en 1814 llegaron a Mendoza el General San Martín y su esposa Remedios de Escalada, quienes se radicaron en la casa de la familia Álvarez ubicada en el actual domicilio de la calle Corrientes Nº 343 de la capital de Mendoza. En ese lugar, el 24 de agosto del 1816 nació Merceditas, única hija de San Martín, cuando él se encontraba en plena formación del Ejército de los Andes que daría libertad a Chile y Perú, asegurando la independencia argentina y mereciendo así ser reconocido como Padre de la Patria.
Es necesario recordar que en sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados de la Nación, a fines de 2004 se aprobó un proyecto de ley declarando el 24 de agosto Día del Padre en todo el país, como homenaje al general San Martín “por todas las cualidades, virtudes y valores que lo distinguieron en su vida, así como en su condición de padre ejemplar.”
Posteriormente, en setiembre de 2005, lo consideró la Cámara de Senadores de la Nación con el agregado “que se conmemorara el tercer domingo de agosto”, pero, por razones que se desconocen, lamentablemente el mismo no se trató y por lo tanto no se aprobó.
