El trato afectuoso de los buenos amigos es el ejemplo elemental que debería aplicarse en cualquier grupo humano, compañeros de trabajo, del deporte o de cualquier institución de la que participamos.
Asimismo pensamos que los funcionarios públicos de todos los niveles deben ser ejemplo en la relación con los contribuyentes por las remuneraciones que les pagamos y por los costosos servicios e impuestos municipales, provinciales y nacionales que como ciudadanos abonamos. Por eso nos tienen que atender cordialmente sin creer que no están haciendo un favor personal, sin considerar el tiempo, la edad o la salud del contribuyente. Lo esperable es que nos atiendan con una sonrisa a flor de labios, demostrando que pueden ser amigos, en atención a la paciencia del ciudadano.
También propiciamos el buen trato, respeto y cordialidad en la relación laboral que practican diariamente miles de hombres y mujeres, que a través del tiempo se transforma en sincera amistad.
En suma, sostenemos que los principios de la amistad sincera consisten en practicar el mejor trato entre los integrantes de las diferentes actividades, ya sea actividades laborales, deportivas y sociales. Los más experimentados pueden transmitir ideas o dar consejos desinteresados que favorezcan una existencia mejor.
Estas vivencias comentadas me entusiasman porque al estar transitando los 96 años, los encuentros y reuniones me ayudan a vivir, aunque la mayoría de mis amigos tienen muchos años menos.
La idea es tener siempre algo que hacer y mantener la iniciativa de encontrarse con un antiguo compañero de trabajo, un antiguo vecino o un amigo al que no se veía hace tiempo y desarrollar diálogos de esencia constructiva.
Aquí comentaré un pasaje de la Biblia donde Jesús expresa: "El amigo nunca traiciona, de él aprendemos el verdadero sentido de la amistad porque la amistad es un gran bien humano como apostolado".
Con lo expresado deseo destacar que el Día del Amigo que estamos por festejar no debe limitarse a las reuniones para comer y beber en restaurantes, casas de familia y clubes, y después olvidarse hasta la próxima celebración.
La amistad no tiene límites de tiempo ni excusas vanas, a los buenos amigos se los tiene siempre presentes, especialmente cuando están distantes o falta una comunicación periódica.
Con gestos sencillos, el hombre, la mujer, se socializan y se apartan de esa forma de las penurias de la soledad y de eventuales penurias de la salud.
Finalmente la creación del Día del Amigo ha permitido oficializar una fecha que nos invita a saludarnos y reunirnos, creación del doctor Enrique Febbraro el 20 de julio de 1969, cuando el hombre llegó a la luna y que posibilitó que la fecha se extendiera a todo el mundo.
También es una buena oportunidad para visitar barrios donde habitan familias necesitadas y brindarles ayuda en ropa o alimentos, canalizando la festividad de la amistad en un gesto de solidaridad y generosidad hacia los demás, en una palabra como buenos amigos.
Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes