Tunuyán es un hervidero. La imputación del hermano del intendente es el comentario que anima casi todas las charlas del departamento.
Gustavo Aveiro está detenido porque se lo vincula a un robo en la casa de la médica Ingrid Petkovic, ocurrido el 10 de agosto.
“No quiero que mi caso se politice”, dice la víctima a la espera de que la Justicia avance. Parece inevitable que la política termine enredada en el caso: un familiar directo del hombre fuerte de Tunuyán está imputado y el viernes el juez de Instrucción, Oscar Balmes, le negó la excarcelación. Es altamente probable que el caso afecte la carrera política del intendente Martín Aveiro.
Para colmo, la estrategia que desplegaba la defensa de Gustavo Aveiro pretendía demostrar que el caso era una “cama” para salpicar al jefe comunal.
Ahora, con el traslado de Gustavo al penal de Boulogne Sur Mer, probablemente la estrategia sea otra. Esa novedad de última hora del viernes ha sido un mazazo para la familia Aveiro. Cuentan fuentes vinculadas a la investigación que se encontraron huellas de uno de los otros dos detenidos en el interior del auto del hermano del intendente.
Sin embargo, con todos los elementos en juego, parece inevitable la politización, aunque Ingrid Petkovic no quiera entrar en ese espacio. Ella nunca vio a Gustavo la noche del robo (ver aparte), por lo que dice no saber si efectivamente está involucrado o no, salvo por lo que le han referido algún vecino o familiar sobre el auto del hermano del intendente, un Focus gris plata patente ORJ 704, que supuestamente fue visto salir rápidamente de la escena.
La víctima conoce al intendente y a su hermano hace muchos años: la suegra del detenido es vecina de la médica y el propio imputado vive a la vuelta de Petkovic, en calle Yrigoyen, la paralela a Echeverría hacia el este. “La esposa de Martín fue profesora de inglés de mi hijo”, relata la médica.
Petkovic es parte de una familia con tradición médica de Tunuyán. Cuenta que su padre fundó la primera clínica privada de Tunuyán hace 65 años, en el mismo edificio en el que ella ahora hace diagnóstico por imágenes. Es más, varios familiares viven en las inmediaciones. “Ésta es la cuadra de los Petkovic”, grafica.
La noche de lo que ella califica categóricamente como robo, cuando iba de la clínica a su casa, separadas sólo por el frente de otra propiedad, vio a su hermana en la esquina. Por eso gritó todo lo que pudo cuando se vio sorprendida por dos desconocidos.
A nadie se le escapa la preocupación del intendente, que desde la detención de su hermano dejó de mostrarse en actos y evitó responder la consulta de este diario. “Si alguien quiere dañar su carrera política, apuntaron al flanco débil”, se comenta en los mentideros del pueblo.
Gustavo es la “oveja negra” de la familia y no faltan quienes dicen que Martín y Gabriela, la tercera de los hermanos Aveiro, son los que intentaron romper con un destino familiar que los marcaba desde la cuna.
La madre de los Aveiro se llamaba Antonia Martorell y supo ser socia en un boliche de Vista Flores llamado Tijuana. Algunos cuentan que en la más tierna infancia, Martín y Gabriela alguna vez estudiaron sentados detrás de la barra del local que regenteaba Martorell. Un local que los vecinos no recuerdan como el mejor lugar para la crianza de tres niños.
Martín se recibió de profesor de educación física y se dedicó a la política (no necesariamente en ese orden); Gabriela es abogada y en 2010 ingresó al Servicio Penitenciario como oficial subadjutor en el tramo profesional. En esa época, Martín ya era director de Deportes del gobierno de Celso Jaque. En 2011 Martín fue electo intendente de Tunuyán.
Gustavo podría haber tenido la misma suerte. De hecho la militancia política de Martín le consiguió un puesto de trabajo en la Dirección de Migraciones y se desempeñaba en alta montaña.
Martín es militante del sector Azul del peronismo y creció bajo la sombra de la mujer fuerte de Tunuyán, Patricia Fadel, quien en el gobierno de Carlos Menem también fue directora de Migraciones, un organismo en el que siempre pisó fuerte el fallecido Juan Carlos “Chueco” Mazzón.
Debilidades recurrentes
Gustavo Aveiro tiene debilidades. En abril del año pasado fue detenido en Uspallata con celulares de alta gama traídos de Chile. Las crónicas policiales de aquellos días referían que la mercadería que transportaba tenía un valor de 300 mil pesos. Fue acusado de contrabando.
En el pueblo se le achaca otra debilidad: es un asiduo visitante del casino de Tunuyán. Propios y extraños dicen que gasta mucho dinero en las apuestas.
Cuentan que esas debilidades de Gustavo han enfriado las relaciones con su hermano.
La hipótesis de la cama con intencionalidad política se esgrime casi desesperadamente. La misma abogada de Gustavo, Lorena Martín, la manifiesta abiertamente; tal vez porque ella también es militante y concejal del Frente para la Victoria en San Carlos. Un detalle es que la abogada no es Azul como el intendente de Tunuyán, sino que está alineada con el ex vicegobernador Carlos Ciurca.
Hasta la mañana del viernes, los más cercanos decían que Gustavo está detenido por el robo de una cadenita que los dos delincuentes le arrancaron del cuello a la doctora Petkovic, lo único que obtuvieron como botín. Luego son esos mismos delincuentes los que incriminan a Aveiro.
Además aseguraban que el ministro de Seguridad, Gianni Venier, le dio una audiencia a la víctima, pero que todavía no pisa Tunuyán desde que es ministro, a pesar de que se han producido cuatro homicidios en el departamento.
Es claro que apuntan al radicalismo como la mano que tiende la “cama”. Entonces surge una pregunta que no tiene respuesta: ¿para qué Alfredo Cornejo va a salpicar a un intendente con el que tiene buen diálogo y que viene apoyando las iniciativas que el radical necesita?
Desde el radicalismo de Tunuyán algunos susurran que el jueves hubo una reunión en la que se trató el tema. La decisión fue no hablar en los medios, ni usar el caso políticamente, casi una gentileza.
Dicho sea de paso: en el Ministerio de Seguridad niegan enfáticamente que Venier haya recibido a la doctora Petkovic, aunque seguramente con muchísimo gusto la recibiría.