La gran modificación que implica la etapa del destete en el niño, supone un proceso que incide de manera crucial en el pequeño, la madre, e incluso en todo el grupo familiar. Esto se da porque el amamantamiento permite establecer una fuerte relación de proximidad, intimidad, amor y comunicación entre la madre y el niño, que al ir creciendo, poco a poco va ganando autonomía e independencia, y parte de la misma es el destete.
Como todo cambio y debido a ese vínculo único, no resulta sencilla la adaptación al nuevo mapa relacional. Desde ese nuevo lugar, las dudas, los cambios de ánimo, los sentimientos de culpa de la madre que se reincorpora de nuevo al trabajo, y la nueva realidad que vive el pequeño, suelen acumularse a veces como una mochila que se torna por momentos pesada.
Por ello, en esta nota la palabra de la psiquiatra Lola Gómez de Pérez, y de la psicopedagoga, Mónica Coronado apuesta a aclarar dudas, y despejar miedos, en un proceso en donde la paciencia resulta esencial para salir airosos
"Chau teta querida"
Una nueva manera de contacto nace cuando el proceso de destete toca la realidad familiar, pero no implica que la relación madre-hijo pierda su intimidad. Como explica la psicopedagoga Mónica Coronado: “se cambia la fuente de alimentación, y también se modifica la relación entre mamá y bebé, que no deja de ser íntima, sólo adquiere otra forma de mayor independencia. Cuanto mayor es la confianza del niño y la seguridad de la mamá en la medida tomada, todo es más sencillo; pero cuando hay vacilaciones, los pequeños se sienten enojados y sufren mucho.
Por eso las mujeres tienen que entender que sólo se cambia la fuente de alimentación, no el vínculo. Si se toma la decisión hay que sostenerla, pues las idas y vueltas generan mucha inseguridad en los pequeños. Incluso hay madres que dejan que el niño tome la teta como chupete, algo sin valor alimentario alguno, que no resulta bueno para ninguno de los dos”.
Según especifica el sitio albalactanciamaterna.org “la edad en que ocurre el destete por completo, es decir, que el niño abandona definitivamente la leche materna, es variable y está influido por factores de muy diversa índole. No hay razones científicas por lo que se deba recomendar dejar la leche materna a una determinada edad. De hecho, la Academia Americana de Pediatría (AAP) en su nueva declaración de 1997 y la OMS recomiendan unos tiempos mínimos de duración de la lactancia materna (1 año y 2 años respectivamente), recalcando que son tiempos mínimos y que el tiempo máximo queda a elección de la pareja lactante, es decir de la madre y de su hijo y el pediatra”.
Una vez tomada la decisión, el proceso debe ser paulatino, y con mucha paciencia ante los cambios.
Según explicó la psiquiatra Lola Gómez de Pérez, “el destete es un proceso que no se da de un día para el otro. Es una etapa que implica tiempo y paciencia, y cuyo proceso debe darse respetando los deseos de la mamá y del niño. Muchas veces las familias llevan a cabo este cambio de manera brusca e impetuosa y eso no es adecuado, ya que el destete abrupto en los primeros meses del año de vida puede ocasionar una serie de trastornos importantes. El proceso debe ser progresivo”.
- ¿Qué cambios en la conducta y ánimo se pueden dar en el niño y la madre?
- Hasta ese momento la unión es absoluta entre la mamá y el hijo, entonces cuando se da el destete el niño puede ir experimentando progresivamente a veces dolor y angustia, no queriendo ingerir el biberón, con llanto o decaimiento. O también puede vivir de otra manera, más natural, adaptándose mejor de lo que pensamos. Para muchos esta instancia se percibe como un distanciamiento emocional, que a veces es doloroso, pero también liberador para la mamá.
- ¿Cómo vive la vuelta al trabajo la madre en la mitad de este proceso?
- Esto va variando, dependiendo la relación que tiene la mamá con su bebé. Hay muchas mujeres que se sienten presionadas por lo laboral, deben llevar a cabo el destete y entonces eso suele ocasionarles culpa. Aquellas madres que han llevado a cabo un vínculo demasiado intenso con el niño, puede que sufran a veces de depresión, ya que experimentan angustia de abandono, porque piensan que al dejar de amamantar pierden el vínculo con el hijo. Sin embargo deben entender que esto no es así, ya que el vínculo afectivo sigue a pleno.
- ¿En qué aspectos cambia para el padre?
- El papá tiene mayor presencia al entrar en contacto con la alimentación del niño por medio de la mamadera. Además debe apoyar y ayudar a la mamá en este nuevo proceso, colaborando en los quehaceres de la casa, en la contención y paciencia.
- ¿Algunos consejos claves para esta etapa?
- Que los padres se tengan paciencia y entiendan que es algo paulatino, que se tiene que hacer con serenidad, de manera progresiva y sin culpa. Deben tener flexibilidad.
Paso a paso
Nada mejor que entender que esta etapa requiere de paciencia en donde el apoyo mutuo de los padres resulta vital. La psicopedagoga apunta claves fundamentales:
- El destete debe hacerse en forma paulatina, mezclando las fuentes de alimentación luego del primer año, aunque se puede hacer antes (a veces por un nuevo embarazo o por otros motivos, como por ejemplo que la madre no tenga leche)
- La teta no debe retirarse de una vez por todas, sino que debe mezclarse la toma de la mamadera con la teta, y poco a poco irle dando al pequeño cada vez menos pecho, y más biberón. Es una transición que se hace naturalmente, sobre todo si el niño o niña tiene hambre y encuentra que la mamadera lo satisface más, y de manera más veloz.
- Si el proceso se hace paulatinamente, también la mamá se adapta y no sufre problemas en sus pechos. Los mismos son muy comunes y a veces dolorosos.
- Apenas el bebé come el primer alimento sólido va comenzando el proceso de destete, ya que no se alimenta sólo del pecho, y mientras más come, menos necesidad tiene de ser amamantado.
- Al incorporar la mamadera, el papá puede participar más activamente en la alimentación del pequeño, además de apoyar y estar durante el amamantamiento acompañando a la mamá en ese proceso. De esta manera puede experimentar el contacto a pleno con el niño, al que puede mirar a los ojos, y con el cual conectarse también a pleno.
- Los pocos casos de destetes traumáticos han sido por accidente o muerte de la mamá. En general, aunque no es un proceso sencillo, tampoco es traumático, sino parte de la etapa de crecer y madurar, de independizarse y lograr mayores niveles de autonomía.
- A veces las mamás dejan de dar de mamar porque el niño las muerde, y tienen muy lastimados los pezones o carecen de leche. Lo importante es que ellas sepan que no son mejores o peores madres por eso.